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Miles de personas muertas y heridas
Desde el pasado 23 de septiembre, Líbano ha sufrido una escalada sin precedentes en el conflicto con Israel, lo que ha provocado un devastador impacto humanitario. Según las cifras recientes, más de 1,2 millones de personas han sido desplazadas en todo el país, mientras que los ataques aéreos siguen afectando de gravedad la infraestructura básica, incluyendo escuelas y hospitales.
Las consecuencias de esta crisis son demoledoras. A 16 de octubre de 2024, el Ministerio de Salud Pública del Líbano reportó más de 2.367 personas muertas y 11.106 heridas debido a los continuos bombardeos israelíes en diversas regiones del país.
Además, las autoridades han informado de un nuevo brote de cólera en Akkar, al norte del país, el primero desde que se controlara la epidemia de 2022-2023, lo que agrava aún más los riesgos sanitarios en medio del conflicto.
En respuesta a esta crisis humanitaria, ACNUR ha redoblado esfuerzos para proporcionar refugio, asistencia médica y artículos de emergencia a miles de personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares. Sin embargo, el conflicto en Oriente Medio sigue prolongándose, y las cifras aumentan a diario, en un escenario que cambia dramáticamente con el paso de los días.
El papel de ACNUR en la emergencia
Desde el comienzo de esta crisis, ACNUR ha sido un pilar fundamental en la asistencia humanitaria. La agencia ha distribuido cerca de 141.000 artículos de primera necesidad, incluyendo mantas, colchones y lámparas solares, a más de 78.000 personas desplazadas en Líbano. Además, está ampliando la asistencia en efectivo para ayudar a unas 263.750 personas a cubrir sus necesidades inmediatas, como vivienda y alimentos.
ACNUR también está trabajando estrechamente con las autoridades locales para rehabilitar refugios colectivos, que ya han alcanzado su capacidad máxima en muchas áreas. En la actualidad, más de 186.400 personas se encuentran alojadas en 1.023 refugios colectivos distribuidos por todo el país. Sin embargo, el acceso a los servicios de salud es cada vez más precario, como lo demuestra el reciente brote de cólera y el deterioro de las infraestructuras civiles.
Respuesta transfronteriza y necesidad de apoyo internacional
Además de la crisis interna en Líbano, la frontera siria está experimentando una nueva oleada de personas refugiadas. A 17 de octubre, unas 405.000 personas han cruzado la frontera con Siria, incluyendo sirios y libaneses. Las gobernaciones de Homs, Damasco Rural y Ar-Raqqa han recibido el mayor número de población recién llegada. Mientras tanto, Irak ha acogido a 11.700 personas libanesas, la mayoría de ellas ha cruzado por el paso fronterizo de Al-Qaim.
En Siria, ACNUR y la Media Luna Roja Árabe Siria (SARC) están proporcionando asistencia vital a la población recién llegada, tanto siria como libanesa. Se ha distribuido agua, alimentos, así como ropa de invierno, mantas y otros artículos de emergencia. Además, se están mejorando las instalaciones en los centros de acogida, donde las familias libanesas pueden recibir asistencia jurídica, protección infantil y atención médica.
Impacto en las familias desplazadas
Miles de familias enfrentan diariamente una lucha por la supervivencia. Historias como la de Fadila Jasem Al-Ali, una refugiada siria que se ha visto forzada a regresar a Siria después de huir de la guerra en Líbano, ilustran el sufrimiento de miles de personas.
Fadila, viuda a los 28 años, se refugió en el sur de Beirut con sus hijos cuando la situación se recrudeció en su ciudad natal hace unos años, pero ahora, se ha visto obligada a huir de nuevo cuando los bombardeos comenzaron a destruir su entorno. “Me senté, temblando incontrolablemente, incapaz de mantenerme en pie por el miedo. Estaba aterrorizada por mis hijos más que por mí misma”, relata Fadila. Como muchas otras familias, se vio obligada a abandonar su hogar bajo el sonido de los bombardeos, llevando solo lo que podían cargar.
Muchas personas sirias, como Fadila, están regresando a lugares de los que huyeron hace años, sin saber qué se encontrarán y contando con escasos recursos. Para aquellas cuyos hogares han sido destruidos, la acogida parte de familiares y amigos, que también afrontan sus propias dificultades. En cuanto a las personas libanesas, principalmente se están alojando con familiares o generosas familias sirias, y un pequeño número en centros de acogida.
Por su parte, Umm Hassan, una libanesa desplazada que durmió en la calle con su familia durante varios días, relata lo duro que fue hasta que encontraron refugio en una escuela: «Dormir fuera es indescriptible. Dejamos que los niños durmieran en el coche mientras nosotros nos quedábamos en la acera». A pesar de las dificultades en el refugio, asegura que «es un millón de veces mejor que dormir en la calle».
Urgente apoyo internacional para aliviar el sufrimiento en Líbano
La crisis en Líbano continúa exacerbándose, con millones de personas desplazadas y miles más huyendo del país. ACNUR ha advertido que, sin un aumento significativo en la financiación y el apoyo internacional, las familias afectadas por la guerra enfrentarán un invierno extremadamente difícil. La protección de la población civil debe seguir siendo una prioridad, y es fundamental que se ponga fin a la violencia para que las familias puedan comenzar a reconstruir sus vidas.
Subrayando la gravedad de la situación, Filippo Grandi, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, hizo un enérgico llamamiento a la acción global durante su visita a Líbano y Siria durante la primera semana de octubre, donde se reunió con familias desplazadas: «Es un imperativo moral urgente ayudar a las personas afectadas por esta reciente escalada. No deben pagar el precio del fracaso abismal a la hora de encontrar soluciones políticas y poner fin a este círculo vicioso de violencia”.
ACNUR ha lanzado un llamamiento urgente para recaudar 111 millones de dólares en los próximos tres meses, con el fin de cubrir las crecientes necesidades humanitarias tanto en Líbano como en Siria. Estos fondos serán cruciales para mantener la asistencia en efectivo, la distribución de artículos de emergencia y el acceso a atención médica, especialmente a medida que las temperaturas descienden con la llegada del invierno.