El estudio «Necesidades en el medio rural de las personas con gran discapacidad física y sus familias» concluye que las dos terceras partes de las personas con discapacidad residentes en localidades rurales o semiurbanas (menos de 10.000 habitantes) presentan problemas de movilidad y necesitan adaptaciones parciales o totales en la accesibilidad arquitectónica y urbanística.
Además, los familiares de estas personas conviven con ellas una media de 20 horas al día, lo que provoca que en la mitad de los casos no trabajen para poder dedicarse casi en exclusiva al cuidado del discapacitado, según añade el informe, realizado por la Plataforma Representativa Estatal de Discapacitados Físicos (Predif), con el apoyo de Caja Madrid. Esta labor de asistencia casi permanente se desempeña generalmente por la pareja o por la madre, de unos 55 años, que de manera simultánea debe dedicarse además a las tareas del hogar, tal como refleja este trabajo, que recoge que estos cuidados corren a cargo de mujeres en un 90% de los casos.
El informe señala que estos discapacitados de ámbitos rurales se encuentran más aislados y deben enfrentarse a más problemas para acceder a servicios como el transporte y la sanidad. También tienen más dificultades que otros discapacitados por el mayor número de barreras arquitectónicas, urbanísticas o de la propia orografía del terreno que deben sortear en su vida diaria.
Asimismo, sólo uno de cada diez discapacitados rurales desempeña un trabajo remunerado, si bien el 83% de ellos todavía se encuentra en edad laboral. El estudio también indica que el 40% de estas personas presenta necesidades adicionales de atención sanitaria, lo que contrasta con el hecho de que una cuarta parte de los municipios no tiene un centro de salud. De esta forma, únicamente el 16% de los discapacitados recibe un servicio de ayuda a domicilio.