Todavía son estimaciones, pero se espera que a finales de año se confirmen. La FAO acaba de anunciar que, si se sigue la tendencia actual, en 2013 habrá cerca de 30 millones de personas menos que padecerán hambre en el mundo. Los avances son importantes, pero aún quedan retos pendientes: lograr el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para erradicar el hambre, reducir el desperdicio de alimentos, mejorar los sistemas alimentarios e impulsar la agricultura familiar. Todos ellos se desgranan en este artículo.
Reto 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Las peores tasas se registran en África subsahariana, donde una de cada cuatro personas padece hambre
El primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se propone erradicar la pobreza extrema y el hambre. En concreto, la meta es reducir a la mitad, hasta 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre. A pesar de los avances logrados desde el año 2000, todavía hoy «una de cada ocho personas no come al día lo suficiente», según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Las últimas estimaciones, recogidas en el informe ‘El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo’, reducen en 30 millones el número de personas que padecen hambre, pero revelan que 842 millones sufrieron hambre crónica entre 2011 y 2013. Y siguen subalimentadas.
Un total de 62 de los 128 países que monitorea la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han alcanzado la meta fijada por los ODM, pero la situación varía por regiones. Las peores tasas se registran en África subsahariana, donde una de cada cuatro personas padece hambre. En Asia occidental los avances se han estancado, en Asia meridional y África del Norte pasan por un lento progreso y tan solo en Asia oriental, el Sudeste asiático y Latinoamérica destacan progresos sustanciales, con un menor número de personas que padecen hambre.
Reto 2. Reducir el desperdicio de alimentos
Cada año, se desperdician un tercio de todos los alimentos que se producen para el consumo humano. La FAO estima que se pierden 1.300 millones de toneladas, unos 750.000 millones de dólares. Reducir estas cifras a cero resulta vital, ya que de ello depende que se alimente a 2.000 millones de personas más. Por ello se pide vigilar la pérdida y el desperdicio de alimentos «para reducir el problema y acelerar los esfuerzos para eliminar el hambre en el mundo«.
Según la FAO, la mayoría de las pérdidas se registran una vez que los alimentos han sido producidos. En los países en desarrollo, se dan en las fases de posproducción, recolección, transporte y almacenamiento, debido a que carecen de una infraestructura inadecuada. En los países desarrollados, las pérdidas son un problema en las fases de comercialización y consumo. Las siguientes son unas cifras para comparar:
Residuos per cápita de un consumidor en Europa y Norteamérica: unos 100 kg al año.
Residuos per cápita de un consumidor en África: menos de 10 kg al año.
La FAO prepara un índice de pérdida de alimentos y desarrolla metodologías de evaluación para calcular de manera precisa las pérdidas poscosecha y atajarlas.
Reto 3. Mejorar los sistemas alimentarios
Un sistema alimentario determina que los productos lleguen a los consumidores y que estos puedan elegir los alimentos que conforman una dieta sana y equilibrada. Por este motivo, es necesario mejorarlos. Las piezas de cualquier sistema alimentario son el medio ambiente, las personas, las instituciones y los procesos, detalla la FAO, mediante los cuales se obtienen los productos agrícolas. Si esta cadena se rompe, se quiebra la disponibilidad y accesibilidad de los alimentos.
Un punto que preocupa especialmente es Siria, donde cuatro millones de personas no tienen acceso a alimentos, recuerda Farmamundi. Esta organización ha apoyado una intervención alimentaria de emergencia dirigida a 4.000 personas de cuatro campamentos en Damasco y uno en la ciudad siria de Homs. Junto con la ONG local Jafra, distribuye alimentos básicos como azúcar, arroz aceite, pasta y lentejas, además de leche en polvo y productos envasados, como tomate, fiambres y queso.
Reto 4. Impulsar la agricultura familiar
El próximo año será el Año Internacional de la Agricultura Familiar. El objetivo de esta iniciativa es promover la contribución de esta práctica y la agricultura en pequeña escala a la erradicación del hambre y a la reducción de la pobreza rural, explica Economistas sin Fronteras. No solo se pretende sensibilizar a la población, sino también a las instituciones «para consolidar un compromiso político fuerte para los sistemas de alimentación que garantice el derecho a la alimentación de todas las personas, para las generaciones presentes y futuras».
En este fin, las mujeres son una pieza clave. Si ellas tuvieran más acceso a la tierra, no solo como trabajadoras sino también como propietarias, aumentaría la producción de alimentos y mejoraría el estado nutricional de sus hijos. La agricultura familiar fomenta la economía local y el consumo de alimentos frescos y saludables, asegura la FAO. «Abre nuevos mercados y la posibilidad de mayores ingresos para los agricultores», agrega.
Tres iniciativas para combatir el hambre
Acabar con el hambre en el mundo está en manos de todos. Para facilitarlo, hay al menos tres iniciativas a las que la sociedad se puede sumar:
Desafío del Hambre Cero. Esta propuesta la lanzó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la Conferencia de Río+20. Engloba cambios en agricultura, desarrollo rural, trabajo decente, protección social, igualdad de oportunidades, derecho a una alimentación adecuada, empoderamiento y cambio de mentalidad. Todo ello se resume en cinco principios:
- Acceso del 100% de las personas a una alimentación adecuada, durante todo el año.
- Cero retraso en el crecimiento en niños menores de dos años.
- Sostenibilidad de todos los sistemas alimentarios.
- Aumento del 100% en la productividad y el ingreso de los pequeños productores.
- Cero desperdicio de alimentos y pérdidas poscosecha.
Save FOOD (Ahorrar alimentos). El objetivo de esta iniciativa es reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en el proceso agrícola y en todo el sistema alimentario, «desde la granja hasta la mesa». Parte de la FAO, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Messe Dusseldorf, una entidad alemana organizadora de ferias comerciales. Su punto fuerte son los estudios de caso sobre pérdidas de alimentos en cadenas específicas para «orientar las estrategias que mejoren los sectores afectados».
Piensa.Aliméntate.Ahorra. En esta campaña toman parte la FAO, el PNUMA, WRAP (Waste and Resources Action Programme, Programa de acción para el desperdicio y los recursos) y otros socios. Su finalidad pasa por cambiar las prácticas que favorecen el despilfarro entre los minoristas y consumidores. En la web de la campaña se incluyen consejos para lograr el ahorro de alimentos y abundante material, como informes y datos de interés.