Lugares de trabajo adaptados

El entorno y el interior del centro de trabajo deben cumplir unos requisitos que fomenten la autonomía e integración de las personas discapacitadas
Por Azucena García 30 de octubre de 2007

Img silla artImagen: Anna Tankeh

La Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad contempla el principio de normalización como aquél que permite a las personas con discapacidad llevar una vida normal y acceder «a los mismos lugares, ámbitos, bienes y servicios que están a disposición de cualquier otra persona». Naturalmente, este principio también se refiere a los lugares de trabajo, donde las personas con alguna discapacidad física o deficiencia visual no deberían tener problemas para su integración laboral.

Tareas que no entrañan ninguna dificultad para la mayoría de las personas, como mantenerse de pie u observar de cerca un objeto, se convierten en un verdadero reto para otras. Por ello, cuando es difícil que la persona se adapte al puesto, es necesario que sea el puesto el que se adapte a la persona mediante algún tipo de ayuda técnica. La Fundación ONCE lidera un proyecto de apoyo a la integración laboral y la mejora de la calidad del empleo de personas con discapacidad. En este marco, se ha editado una «Guía de aplicación técnica de accesibilidad a los Centros de Trabajo» que recoge las condiciones para que el entorno laboral facilite un uso autónomo, seguro y confortable.

Los requisitos comienzan en el propio entorno del centro de trabajo, que requiere pavimentos antideslizantes y aceras anchas

A la hora de diseñar las distintas áreas del centro de trabajo se deben tener en cuenta una serie de recomendaciones que comienzan en el propio entorno del centro de trabajo. Así, hay que cuidar que la iluminación permita una buena visibilidad, el pavimento no sea deslizante y las aceras tengan al menos un metro y medio de anchura. Es importante que la empresa se interese por el estado de este espacio, a pesar de que suele ser de titularidad pública y su mantenimiento, por lo tanto, también lo es. Especialmente, se deben cuidar las dimensiones de la vía en los lugares de giro o cruces peatonales y, si existen pendientes, éstas no deben tener un desnivel superior al 6%.

Otros elementos a tener en cuenta son las rejillas, que no deben sobresalir del pavimento ni estar hundidas, puesto que pueden provocar la caída de una silla de ruedas. En cuanto a las adaptaciones para las personas con dificultades visuales, se deben señalizar los vados con franjas señalizadoras y es conveniente emplear diferentes texturas cuando el desnivel entre la acera y el piso va desde 15 a 45 centímetros. Por otro lado, si el entorno del centro de trabajo cuenta con plazas de aparcamiento, éstas deben tener unas dimensiones adecuadas para vehículos en los que viajan personas con movilidad reducida y situarse cerca de los accesos.

Una vez en la entrada del centro de trabajo, las zonas de paso deben estar convenientemente señalizadas para que las personas con alguna deficiencia visual las puedan distinguir. Si además existe una rampa o pendiente, hay que garantizar la estabilidad de paso de una silla de ruedas. Respecto a la puerta de acceso, debe permitir una entrada segura y tener una anchura suficiente para el paso de una silla de ruedas y un manejo fácil para quienes utilizan muletas o bastones.

Requisitos en el centro de trabajo

Es importante que el interior de la empresa cuente con espacios amplios para facilitar la movilidad y que se utilicen bucles magnéticos, para evitar las interferencias en los audífonos, así como bandas-guía que permiten a los usuarios y usuarias saber en todo momento por dónde se mueven. Por otro lado, si resulta necesario señalizar alguna zona o despacho, estas señales deben contener tanto símbolos gráficos como información táctil y, en caso de contar con un sistema de megafonía, éste debe adaptarse también a las personas con audífono.

Los espacios deben ser amplios y las señales tienen que contener tanto símbolos gráficos como información táctil

Respecto a los pasillos, deben ser amplios, libres de obstáculos y, siempre que se pueda, hay que instalar un pasamanos. Estos elementos ayudan a que una persona con problemas visuales pueda agarrarse a una barra para tener un paso más seguro. Si existen escaleras y es necesario colocar una rampa, ésta también debe contar con barra de apoyo y una pendiente poco pronunciada. A veces, la única ayuda que tiene una persona en silla de ruedas para evitar deslizarse por una cuesta son sus propias manos.

Por último, en las salas de reuniones hay que reservar espacio para personas con problemas de movilidad, de manera que la distancia entre una fila de butacas y otra no sea inferior a 50 centímetros; hay que eliminar cualquier obstáculo que pueda haber en las salidas de emergencia; y conviene que la documentación interna de la empresa se facilite en un formato inteligible para el trabajador o trabajadora, como el braille.

Mobiliario

Otra de las partes importantes del entorno de trabajo es el mobiliario. Elegir el adecuado requiere su tiempo, ya que debe tener en cuenta las peculiaridades de todos los posibles usuarios y usuarias. En el caso de los asientos, por ejemplo, se debe optar por muebles que permitan adoptar diferentes posturas. Los asientos con apoyo isquiático son óptimos para desempeñar labores que exigen estar de pie o a cierta altura.

El resto de elementos, como las máquinas de café o los teléfonos públicos, deben estar apoyados sobre una superficie vertical, tener a su alrededor espacio suficiente para realizar maniobras y estar a la altura de cualquier persona, lo mismo que los interruptores o los sanitarios de los aseos. También las mesas deben tener una altura suficiente para permitir una correcta colocación de personas que utilicen silla de ruedas. Una norma común es eliminar los bordes cortantes de todo el mobiliario.

Cuando haya ascensor en la empresa, debe adaptarse a las necesidades de los empleados y empleadas, con dimensiones amplias, un pasamanos, botones a una altura máxima de 120 centímetros y con información gráfica en altorrelieve, y un indicador sonoro que informe tanto de la parada del aparato como de la planta en la que se encuentra. Otras opciones que facilitan la integración laboral de las personas discapacitadas son las plataformas verticales para salvar escaleras y desniveles.

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