La Fundación Balia centra su trabajo en los más vulnerables: los niños. En 2009 atendió a más de 850 menores, a quienes se garantizaron servicios tan variados, como ayuda para hacer los deberes o el acceso a una amplia oferta de actividades. Manualidades, excursiones, visitas culturales, clases de informática o de habilidades sociales son las propuestas para prevenir el abandono y el aislamiento de los menores, combatir el fracaso escolar y potenciar la educación en valores. En el caso de los jóvenes, la presidenta de la Fundación, María Entrecanales, explica que la estrategia se basa en diferentes líneas de intervención encaminadas a un mismo fin: favorecer la inclusión social. Se imparten talleres de apoyo escolar y al estudio, se trabajan las habilidades sociales y personales y se proponen alternativas de ocio saludables, como la práctica deportiva o los bailes.
Nuestra labor consiste en trabajar con menores en riesgo de exclusión social. En España, el 24% de la población infantil necesita ayudas para poder salir adelante. Según Eurostat, uno de cada cuatro niños sufre algún tipo de pobreza: mala calidad de la educación, acceso a una sanidad deficiente, desempleo de los padres, infravivienda…
“Algunos factores de exclusión dificultan el cuidado y la atención de las necesidades de los hijos”
Trabajar con las familias es fundamental porque, de lo contrario, nuestro trabajo se quedaría incompleto. En Balia impulsamos un programa de atención, orientación e intervención familiar destinado a apoyar a las familias y acompañar en su labor educativa. Trabajamos con familias con escasos recursos económicos o en situación de precariedad laboral, que viven en infraviviendas, personas inmigrantes o con interminables jornadas de trabajo, grupos que carecen de una red de apoyo social. Estos son factores de exclusión que dificultan el cuidado y la atención de las necesidades de los hijos cuando salen del colegio.
A través de nuestros programas, desarrollamos una serie de acciones encaminadas a favorecer el clima familiar, ampliar la red social, dotar de herramientas que ayuden en la labor de padres y, en los casos más extremos, contamos con un dispositivo asistencial para la dotación de alimentos, ropa o material escolar. Balia ofrece un apoyo fundamental para que los hijos puedan desarrollarse como adultos integrados y los padres puedan acceder al mercado laboral.
En nuestro caso, atendemos a grupos con escasos recursos económicos y en situaciones muy difíciles que, a menudo, obligan al pluriempleo para poder subsistir. En cuanto detectamos que una familia empieza a integrarse y estabilizar su situación, intentamos que pase más tiempo con sus hijos, si bien en situaciones de infravivienda o hacinamiento, consideramos que los menores están mejor en nuestros centros, como parte de los programas.
“Las familias necesitan apoyo para la conciliación de la vida familiar y laboral”
A los padres se les plantean muchos y muy variados conflictos. Nosotros detectamos tres, en especial: la necesidad de apoyo para la conciliación de la vida familiar y laboral, el retraso o el fracaso escolar de los menores y sus dificultades socio-relacionales y/o problemas de conducta. En Balia les ofrecemos un apoyo integral. Por un lado, trabajamos con sus hijos para favorecer la inclusión social y su mejora académica y, por otro, trabajamos con las familias para dotarles de las herramientas necesarias, como habilidades de comunicación, aprender a marcar límites, dedicar tiempo a los hijos, aunque sean 15 minutos de calidad, evitar regañarles y discutir.
En los casos de mayor dificultad, les derivamos a otros recursos.
La autoestima se forma, en un primer momento, en la familia. La expresión adecuada de afecto a los hijos, la confianza en ellos y en sus capacidades y una educación basada en límites y normas, harán que los niños crezcan en un ambiente de cariño y respeto, que facilitará un desarrollo adecuado de su autoestima. Sin embargo, la carencia de estos aspectos en las familias se refleja en un descenso de este factor en los niños y, puesto que la relación con los compañeros del colegio forjará este grado de autoestima, tanto en un sentido positivo como negativo, los menores que tienen pocas habilidades socio-relacionales o dificultades escolares, se enfrentan cada día a situaciones cotidianas de las cuales no siempre salen airosos. Esto propicia que su autoestima descienda y se enfrenten a las próximas tareas con menos confianza en sí mismos. Es un ciclo repetitivo en el que es necesario intervenir.
“El objetivo es que estos niños, el día de mañana, puedan ser adultos integrados y optar a una vida digna, tener un trabajo, familia y amigos”
El objetivo es que el día de mañana puedan ser adultos integrados y optar a una vida digna, tener un trabajo, familia y amigos. Estos son los aspectos que trabajamos de forma transversal a través de un proyecto pedagógico que marca las líneas de intervención con los menores. El respeto, la convivencia y la igualdad se pueden trabajar a través de las manualidades, las salidas culturales, excursiones o dinámicas de grupo.
Los principales riesgos están en la calle y, sobre todo, cuando carecen del apoyo de personas que les ayuden a gestionar su vida y se preocupen por ellos. Los riesgos se relacionan con la pertenencia a bandas, acciones delictivas, acercamiento a la droga o abandono prematuro de los estudios. Estos son los principales problemas que detectamos en los jóvenes con quienes trabajamos. Estos son los principales riesgos a los que se enfrentan los jóvenes.
Cuando proceden de una situación familiar desestructurada, familias monomarentales o monoparentales, con escasos recursos económicos, en algunos casos reciben poca atención de sus progenitores y recae en ellos una responsabilidad familiar que no es propia de su edad. Deben cuidar a sus hermanos pequeños o hacer las labores de casa. Sin embargo, la falta de herramientas y de motivación para su educación hace que en ocasiones quieran abandonar los estudios de forma prematura.
“Los jóvenes voluntarios ayudan a otras personas a mejorar su vida y, si lo realizan desde edades tempranas, se consigue que en el futuro sean más responsables”
Les ayuda a sentirse útiles y a ponerse en el lugar del profesor, a quienes entonces aprecian más y entienden mejor. Poco a poco, interiorizan valores como la solidaridad, la cooperación y la participación en la comunidad. A través del voluntariado, ayudan a otras personas a mejorar su vida y, si lo realizan desde edades tempranas, se consigue que en el futuro sean más responsables.
Las nuevas tecnologías son una herramienta educativa e integradora muy importante, ya que el hecho de no tener acceso a ellas agrava los procesos de exclusión. Hoy en día, todos somos espectadores de los avances de la tecnología y las ciencias de la información y comunicación. No tener conocimientos de informática te deja fuera de muchas gestiones cotidianas. Por eso, para los grupos en situación de desventaja social, económica y académica, fortalecer su formación en este ámbito les ayuda a estar conectados con la sociedad y a poder optar a mayores oportunidades tanto laborales, como académicas y sociales. En el caso de la población inmigrante, el acceso gratuito a Internet es una herramienta de comunicación muy valiosa porque les conecta con su país de origen.
Como ONG de acción social que interviene en el ámbito local para conseguir una ayuda global, creemos que todavía en las grandes ciudades hay grandes desigualdades que aumentan los índices de riesgo de exclusión social y los más vulnerables son los menores que arrastran las dificultades de sus familias.