La Plataforma de ONG de Acción Social presentó hace poco el Estudio del Tercer Sector de Acción Social en España, que hace una fotografía de las más de 29.000 organizaciones que trabajan para garantizar los derechos sociales de las personas más vulnerables que residen en nuestro país. Según María Luisa Gómez Crespo, directora de la Plataforma, “el valor más importante de este sector, además de que se mueve por intereses altruistas y carece de ánimo de lucro, es su potencial de recursos humanos”. Y es que, además de contar con personas voluntarias, las remuneradas “representan un 5% de la Encuesta de Población Activa”, destaca Gómez Crespo, y en su mayoría son mujeres, con estudios universitarios y menores de 35 años. En esta entrevista, esta experta también reconoce que, en la actualidad, las ONG siguen dependiendo económicamente de la Administración Pública, pues la financiación pública comprende el 55,3% de los ingresos del sector.
El Tercer Sector de Acción Social está integrado por las entidades sociales (ONG y Fundaciones) que trabajan en nuestro país por el reconocimiento y el ejercicio de los derechos sociales. Algunas de ellas son muy conocidas, como Cruz Roja, Cáritas o la ONCE. Otras más pequeñas tienen igualmente el valor de trabajar junto a las personas que más lo necesitan y defender sus derechos ante las administraciones públicas.
“El voluntariado del Tercer Sector de Acción Social es un motor de cambio en alza, con más de 1.272.000 personas”
Se estima que existen 29.000 organizaciones por toda España. El valor más importante y común a todas a ellas, además de moverse por intereses altruistas y carecer de ánimo de lucro, es el potencial de recursos humanos que tiene. El personal contratado representa cerca de un 5% de la Encuesta de la Población Activa y cuenta en más de un 70% con formación universitaria muy superior a la media española (alrededor de un 24%). Su voluntariado también es un motor de cambio en alza compuesto por más de 1.272.000 personas.
Sí. Aunque, como se refleja en el estudio, parece que la tendencia es que se vayan consolidando el trabajo en red, las nuevas formas de partenariado, las mejoras de la gestión e incluso fusiones entre entidades.
Efectivamente es un sector consolidado: el 60% de las entidades tiene una antigüedad igual o superior a 20 años y el 22%, una antigüedad de entre 15 y 19 años.
“En 2013 en este sector trabajaban casi 650.000 personas remuneradas”
El conjunto del TSAS lo forman tanto personas remuneradas como voluntarias. En 2013 trabajaban casi 650.000 personas remuneradas. En cuanto al voluntariado, también está creciendo; el Tercer Sector de Acción Social contaba en 2013 con cerca de 1,3 millones de personas que colaboraban de manera altruista y solidaria.
Personal cualificado, comprometido y con capacidad de adaptarse a los cambios a los que la sociedad se está enfrentando.
La financiación pública sigue siendo la mayor fuente de ingresos para las entidades del sector, con un total en 2013 del 55,3% de ingresos procedentes de fondos públicos; le sigue la financiación con fondos propios con un 25,3%. En cuanto a la financiación privada, parece que hay una tendencia a ir incrementándola y en 2013 suponía el 19,4% de los ingresos.
El volumen de ingresos anual es de cerca de 15.000 millones de euros, lo que representa una aportación al Producto Interior Bruto (PIB) del 1,51%. Esto le sitúa a la altura de otros sectores importantes de la economía, como la metalurgia, las telecomunicaciones o las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento.
“El sector se está enfrentando a necesidades sociales crecientes pero, sobre todo, más complejas”
El sector se está enfrentando a necesidades sociales crecientes pero, sobre todo, más complejas. Con lo cual, tendrá que analizar cómo desarrollar formas eficaces de cooperación y colaboración entre el sector, el Estado y la empresa mercantil. También tiene que afrontar una base social en proceso de cambio y, por tanto, debe desarrollar una estrategia integral o articulada para adaptarse a dichos cambios y también actualizar su visión del voluntariado. Para todo ello, tendrá que tener presente la innovación social como valor añadido organizativo y social. La finalidad de toda esta adaptación es lograr construir una sostenibilidad compartida internamente y abierta al apoyo de la sociedad civil y a la solidaridad creciente y nuevas formas de expresarla y canalizarla para sumar esfuerzos y tener mayor impacto.