Cualquier momento es bueno para comprometerse con la solidaridad. No hay una edad o una circunstancia específicas, aunque algunas entidades aprovechan los centros escolares para fomentar la educación en valores. Sensibilizar a los jóvenes es una inversión de futuro muy rentable.
Imagen: Jeremiah Tran
La solidaridad no tiene edad. También los más jóvenes quieren ayudar a los demás. Les gusta sentirse útiles. Un estudio realizado por Aldeas Infantiles SOS entre más de 18.000 escolares de todo el país confirma que nueve de cada diez niños están «encantados» de ayudar a un compañero cuando éste les solicita apoyo para realizar los deberes escolares. ¿Las razones? Lo hacen para «sentirse mejor consigo mismos o porque creen que es lo que deben hacer».
Tan sólo un 8% de los participantes en el estudio reconoce que presta su ayuda «a regañadientes» y otro 3% afirma que, directamente, ignora la petición. El estudio, titulado «Sumando valores: Ilusión + Colaboración = Progreso», intenta mostrar el comportamiento y las percepciones de los más pequeños con respecto a estos factores. Así, además de los datos mencionados, revela cómo el 39% de los niños considera que lo que más ilusión les hace es ayudar a los demás, mientras que un 30% reconoce ser más feliz cuando juega o recibe regalos (28%). Una cifra similar a la de menores que se esfuerzan por ser mejores personas.
Este estudio se enmarca en un programa de educación en valores impulsado por la entidad, que durante este curso escolar ha celebrado su undécima edición. El objetivo es transmitir a los niños valores sólidos para que comprendan su importancia y se conviertan en ciudadanos «comprometidos y responsables».
Escuela y derechos humanos
La escuela es uno de los principales lugares de aprendizaje para los niños. Por ello, algunas entidades la aprovechan para impulsar desde ella iniciativas solidarias. La de Amnistía Internacional (AI) consiste en un nuevo proyecto denominado Red de Escuelas por los Derechos Humanos. Dirigido a estudiantes de entre 14 y 18 años, pretende hacer del centro un espacio de reflexión sobre los derechos propios y de las demás personas.
Se aprovecha el marco participativo e interactivo de los centros para proponer diferentes actividades que ayuden a poner en común las opiniones de los jóvenes acerca de los derechos humanos. No hay normas fijas. «Pertenecer a la Red es un compromiso flexible que puede adecuarse a las posibilidades y expectativas de cada centro», señala AI.
Profesores, alumnos y padres están invitados a tomar parte en este programa. Hay tres maneras diferentes de participar:
Un día para celebrar. Se proponen varias fechas de días conmemorativos para que los centros celebren con actividades relacionadas con los derechos humanos. Algunas de las propuestas son el Día de los Derechos del Niño, el Día Internacional de la Paz o el Día de los Derechos Humanos.
«Una postal, una vida». El programa anima a los jóvenes a enviar una postal a las zonas donde trabaja AI para reclamar la protección, en diferentes lugares del mundo, de los menores que son víctimas de violaciones a los derechos humanos.
Red de Acción Junior. Mediante este programa, cada centro recibe información periódica del caso de un menor sobre el que la entidad trabaja. Aspira a crear una comunidad global de defensores de derechos humanos y, con esta intención, se espera que los miembros de la red envíen cartas, faxes o correos electrónicos a las autoridades competentes para solicitar su intervención.
La educación en valores de los pequeños recibe un trato especial. Por eso Cruz Roja Juventud de la Comunidad de Madrid ha organizado durante la segunda quincena de julio un campamento específico sobre esta materia. Está dirigido a jóvenes entre 7 y 16 años, a los que ofrece un espacio de ocio y diversión, combinado con el aprendizaje y la sensibilización sobre el cuidado del medio ambiente, los hábitos saludables y la interculturalidad, entre otros temas.
Cruz Roja Juventud organiza un campamento específico de educación en valores que combina ocio y diversión
Las jornadas están organizadas para fomentar también la educación en valores. Los menores practicarán deportes, realizarán excursiones en un entorno natural y participarán en veladas nocturnas muy especiales. El lugar elegido es el albergue juvenil de Espinosa de los Monteros, en Burgos.
Para Cruz Roja Juventud, el hecho de sensibilizar a las generaciones futuras es una buena inversión. Sus armas son: el fomento de hábitos saludables, en materia de salud; la orientación formativa y laboral, en materia de vida en sociedad; y el cuidado del planeta, en materia medioambiental.