Acaban de cumplir 18 años y los dos tienen sueños. Ángel desea sacarse el carné de conducir cuanto antes y comenzar su carrera universitaria el próximo mes de septiembre. A Rahik también le gustaría estudiar e irse de vacaciones con sus compañeros del centro de menores, pero para él cumplir la mayoría de edad significa que su futuro es un poco más incierto, ya que deja de estar tutelado y de vivir bajo el amparo de la Administración. Una situación que le obliga a posponer estos deseos y centrarse en necesidades más urgentes como la búsqueda de empleo y de una casa. Para apoyar a muchachos como éste, obligados a valerse por sí mismos y afrontar el día a día sin ninguna ayuda, nace la ONG ‘Punto de Referencia’. Mercé Garet es la psicóloga de esta asociación centrada en trabajar con los jóvenes que se sienten desamparados cuando la ley les invita a salir de los centros de menores. “Trabajamos para que tengan un punto de referencia social y laboral, aunque no pretendemos ser padres ni madres”.
Sí, la verdad es que es así, aunque no hay una razón para ello. Una persona tutelada es alguien que, en defecto de la autoridad paterna o materna, se confiere a la Administración para cuidar de quien por edad u otra causa no tiene una completa capacidad civil. Puede darse el caso de que la tutela esté en manos de la Administración y que la guarda la tenga un abuelo o un familiar cercano.
La tutela correspondería al responsable final del niño y la guarda es la persona que se hace responsable de que el menor duerma en unas condiciones adecuadas. Es quien hace un seguimiento diario del joven y cuida de que esté alimentado y reciba una correcta educación. Así hasta los 18 años. La tutela puede recaer en una familia o en el Estado.
Una vez que los cumplen el joven deja de ser menor y por lo tanto la Ley de Protección de Infancia y el amparo llega hasta ahí. Se convierte en un joven ex tutelado. Es entonces cuando el testigo lo toman otros organismos, como la Secretaría de Infancia, concretamente el Área de apoyo del joven tutelado y ex tutelado, por ejemplo. En algunas comunidades hay departamentos y programas específicos que se siguen preocupando por ellos.
Depende de cada caso. Hay jóvenes que cuando llegan a la mayoría de edad comprueban que la situación en su casa ha mejorado y pueden regresar a su entorno familiar. Hay otros que trabajan y han conseguido independizarse gracias al apoyo recibido por el Área de Apoyo al Joven…
Claro. Hay personas que no han tenido un comportamiento bueno en los centros y no se les da la oportunidad de beneficiarse de ayudas y apoyos externos.
En aspectos tan importantes como la vivienda, prestaciones económicas o programas educativos.
“Los apoyos se materializan en aspectos tan importantes como la vivienda, prestaciones económicas o programas educativos”
Nuestra organización contempla diversos programas; algunos están enfocados hacia los jóvenes que están a punto de llegar a la mayoría de edad y otros están diseñados para los que ya han cumplido los 18 años.
Sí. Con él empezó la asociación. Un grupo de personas que ya trabajaban con menores se dieron cuenta de que costaba mucho esfuerzo y muchos medios que uno de estos jóvenes se independizara con sólo 18 años sin tener a ningún adulto como ‘referencia’. Es entonces cuando se pensó en el gran trabajo que podían hacer los voluntarios respecto a las personas tuteladas, convirtiéndose en sus referentes. Y así ha sido. El programa ofrece la posibilidad de contactar con una persona más mayor que ellos, dispuesta a conocerles y acompañarles en su día a día.
“El ‘Programa Referentes’ ofrece la posibilidad de contactar con una persona más mayor que ellos, dispuesta a conocerles y acompañarles en su día a día”
Ninguna. Somos nosotros quienes seleccionamos a los voluntarios, les formamos y hacemos un seguimiento de la situación durante toda la asistencia.
No. Para este caso hemos creado el ‘Programa Acoge’, cuyo objetivo es ofrecer un hogar durante ocho meses a jóvenes inmigrantes que hayan cumplido los 18 años. Se trata de compartir un hogar, una nevera, un programa de televisión… y a partir de esa convivencia se puede generar un vínculo muy importante entre el joven extranjero y la familia que le acoge. Ésta será su referente y apoyo en un territorio desconocido para la persona ex tutelada.
Habría que estudiar cada caso. Desde luego que el número aumenta y en el País Vasco y Cataluña es donde más menores extranjeros viven. Cuando un joven de estas características no está acompañado se hace un estudio y se determina si es más conveniente enviarlo a Marruecos, por ejemplo, o mantenerle aquí y ayudarle a conseguir el permiso de residencia. El de trabajo es más difícil de lograr porque vivir bajo la tutela de la Administración Pública es incompatible con un permiso de trabajo. Para ello se necesita mantener el permiso de residencia en vigor y una oferta de trabajo de un año.
“Vivir bajo la tutela de la Administración Pública es incompatible con un permiso de trabajo”
Claro, ahí radica el principal problema. Desde que se presenta una oferta hasta que se aprueba pueden pasar entre ocho y diez meses de espera sólo para resolver la modificación de permisos con residencia de trabajo. Es necesario que estos trámites se agilicen.
No se puede ocultar que el futuro laboral viene marcado muchas veces por el origen del muchacho, pero es verdad que tenemos a muchos de ellos trabajando sin problemas y que, por el contrario, hay jóvenes españoles con muchas dificultades para salir adelante. Depende de cada caso.
Residir en España y no trabajar te obliga a entrar en el mercado negro o dedicarte a prácticas no legales.
Lo que necesitamos es sobre todo más ayudas, mayor número de programas sociales que integren a este grupo de personas y agilidad burocrática.