Miles de niños del norte de Nigeria siguen gravemente enfermos dos años después de la mayor epidemia de envenenamiento de plomo de la historia del país, según detalla un informe de la ONG pro Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW). El texto exige atención médica inmediata para los afectados y pide a las autoridades el fin de la explotación laboral infantil en virtud de los acuerdos internacionales para la protección del niño firmados por el país africano.
Más de 400 niños han muerto desde la declaración de epidemia en el estado nigeriano de Zamfara, derivada de las malas prácticas en la extracción y procesamiento de mineral en bruto, especialmente el oro. Los trabajadores regresaban a sus casas cubiertos de polvo de plomo y manipulaban el mineral en sus domicilios mediante medios manuales o mecánicos, con lo que los residentes de la vivienda quedaban inmediatamente contaminados.
El envenenamiento por plomo se distingue por su alta toxicidad, que deteriora las funciones cognitivas, neurológicas y motrices. Los niños son particularmente susceptibles. «El exceso de plomo puede provocar en el niño daños en su cerebro, riñones, hígado, estómago y sistema nervioso, así como discapacidades intelectuales o en su desarrollo», según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se tiene constancia también de casos de infertilidad y abortos entre las mujeres porque el plomo se consume a través de los alimentos y el agua y es muy peligroso cuando se encuentra concentrado con tanta intensidad. En pueblos de Zamfara como Abare, Dareta, Sunke o Yargalma, la tasa de mortalidad infantil por envenenamiento es del 40%, a pesar de que si se descubre a tiempo y es tratado de manera adecuada, el envenenamiento no tiene carácter letal.
HRW destaca las importantes medidas adoptadas en 2011 por las autoridades del estado nigeriano, que ahora tratan la localidad más afectada, Bagega, donde al menos 2.000 niños necesitan tratamiento. Sin embargo, y a juicio de HRW, «el alcance de la contaminación en la región pide un intenso esfuerzo que el gobierno del estado tendrá dificultades para gestionar sin los fondos, personal o experiencia adecuados». HRW recuerda además que en estas regiones todavía se mantiene el trabajo infantil. La ONG estima que niños de ocho años trabajan «de manera informal» en el sector minero, bajan a las minas, procesan el mineral en bruto y emplean mercurio para extraer el oro. «Gran parte de este trabajo, que es extremadamente peligroso, se considera como una de las peores formas de trabajo infantil bajo el derecho internacional», indica HRW.
La ONG recuerda que Nigeria es parte firmante de la Alianza Internacional en Derechos Culturales, Sociales y Económicos y de la Convención de los Derechos del Niño. Ambos tratados obligan a Nigeria a proteger la salud de los niños para asegurar «hasta el máximo de sus posibilidades» su desarrollo físico y mental. De igual modo, Nigeria también ha ratificado la Convención Internacional de la Organización del Trabajo, que exime a los niños de realizar trabajos peligrosos que comporten su exposición a sustancias nocivas.