Con el propósito de huir de la pobreza de las zonas rurales de Etiopía y de la violencia de Somalia, miles de personas emprenden cada año una arriesgada travesía por el golfo de Adén hacia Yemen. Muchas de ellas morirán sin ver cumplido su objetivo.
Los fallecimientos se producen en su mayor parte cuando se hunden las abarrotadas embarcaciones en las que viajan o cuando los contrabandistas obligan a los emigrantes a saltar al agua para evitar ser interceptados por las autoridades yemeníes. El portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Jean-Philippe Chauzy, indicó en rueda de prensa que desde que empezó el presente año han muerto 385 personas en el golfo de Adén y otras 118 permanecen desaparecidas. Sin embargo, «muy pocos son conscientes de los riesgos que conlleva su peligroso viaje, que incluye largas caminatas por el desierto, sed, hambre y, a menudo, asaltos de bandidos locales», según Chauzy.
Cientos de personas se ahogarán en el golfo de Adén y miles serán explotadas por traficantes sin escrúpulos antes de finalizar 2007 si no se hace nada para protegerlas y ayudarlas, aseguró por su parte Bill Lorenz, representante de la OIM en Kenia.
La OIM solicita por ello a la comunidad internacional 400.000 dólares (unos 293.000 euros) para desarrollar campañas de concienciación a lo largo de las rutas tradicionales de emigración y en varios pueblos etíopes. La organización quiere informar a somalís y etíopes sobre los peligros del tráfico de personas y el riesgo que conlleva recorrer por mar los 300 kilómetros que separan el puerto somalí de Bossasso de la costa yemení.