Así, el aumento de los precios de los alimentos, la sobreabundancia de comida no saludable, las estrategias nocivas de comercialización de alimentos y las malas prácticas de alimentación infantil están condenando a millones de niños y niñas a la pobreza alimentaria en sus primeros años de vida. Todo ello, combinado con las crecientes desigualdades, los conflictos y la crisis climática, agrava aún más el problema.
¿Qué es la pobreza alimentaria infantil?
UNICEF define la pobreza alimentaria infantil como la incapacidad de los niños y las niñas para obtener y consumir una alimentación nutritiva y variada en la primera infancia.
La pobreza alimentaria infantil se mide utilizando la puntuación de la diversidad alimentaria definida por UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS). A fin de alcanzar la diversidad alimentaria mínima para un crecimiento y desarrollo sanos, los niños y niñas deben consumir alimentos de al menos cinco de los ocho grupos de alimentos incluidos.
- 0-2 grupos de alimentos al día: situación de pobreza alimentaria infantil grave.
- 3-4 grupos de alimentos al día: situación de pobreza alimentaria infantil moderada.
- 5 o más grupos de alimentos al día: no viven en situación de pobreza alimentaria infantil.
Grupos de alimentos:
- 1. Leche materna
- 2. Cereales, raíces, tubérculos y plátanos
- 3. Legumbres, frutos secos y semillas
- 4. Productos lácteos
- 5. Alimentos cárnicos y pescados
- 6. Huevos
- 7. Frutas y verduras ricas en vitamina A
- 8. Otras frutas y verduras
Entre los niños y niñas que solo consumen dos de los grupos de alimentos al día, cuatro de cada cinco se alimentan tan solo con leche materna o productos lácteos o un alimento básico rico en almidón, como arroz, maíz o trigo. Menos del 10 % de ellos toma frutas y verduras, y menos del 5 %, de alimentos ricos en nutrientes como huevos, pescado, aves y carne.
La pobreza alimentaria infantil perjudica a todos los niños y niñas, pero es especialmente dañina en la primera infancia, cuando la ingesta insuficiente de nutrientes esenciales a través de la dieta puede causar daños graves para la supervivencia infantil, el crecimiento físico y el desarrollo cognitivo, lo que atrapa a los niños y a sus familias en un ciclo de pobreza y privaciones.
La crisis de pobreza alimentaria infantil se agrava
Los factores que afectan a la crisis de pobreza alimentaria infantil son muchos y muy diversos. Entre ellos, destacan unos sistemas alimentarios que no proporcionan a los niños y las niñas opciones nutritivas, seguras y accesibles; la incapacidad de las familias para permitirse una alimentación nutritiva; y la incapacidad de los progenitores para adoptar y mantener prácticas de alimentación infantil positivas.
En muchos contextos, las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados, que son más baratos, bajos en nutrientes y no saludables, se comercializan a progenitores y familias con estrategias agresivas y son la nueva normalidad en la alimentación infantil. Una alarmante proporción de niños y niñas que viven en condiciones de pobreza alimentaria consume estos alimentos y bebidas no saludables que desplazan de sus regímenes alimentarios a otros productos que son más nutritivos y saludables.
El impacto de los conflictos y el clima
Pero también los conflictos, la crisis climática y las crecientes desigualdades tienen un fuerte impacto. De los 181 millones de niños y niñas que se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave, el 65 % se reparte entre solo 20 países. Alrededor de 64 millones de niños y niñas afectados están en Asia meridional, y 59 millones en África subsahariana.
En Somalia, por ejemplo, un país afectado por los conflictos, las sequías y las inundaciones, el 63 % de los niños y niñas viven en situación de pobreza alimentaria infantil grave y, en las comunidades más vulnerables, más del 80 % de los cuidadores declararon que sus hijos no habían podido comer durante un día entero.
Mientras, en la Franja de Gaza, meses de hostilidades y restricciones a la ayuda humanitaria han provocado el colapso de los sistemas alimentarios y de salud, con consecuencias catastróficas para los niños y las niñas y sus familias. En cinco rondas de recopilación de datos efectuadas entre diciembre de 2023 y abril de 2024 se constató sistemáticamente que nueve de cada diez niños y niñas se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave y sobreviven con dos o menos grupos de alimentos al día.
Todo ello demuestra el terrible impacto que el conflicto y las restricciones están teniendo sobre la capacidad de las familias para atender las necesidades alimentarias de sus hijos, y de la velocidad a la que esta realidad pone a los niños y niñas en riesgo de desnutrición potencialmente mortal.