El mantenimiento de la paz es una de las finalidades principales de Naciones Unidas. No extraña, por ello, que cuente con un departamento específico, dedicado en exclusiva a esta tarea. La primera misión tuvo lugar en mayo de 1948 y, para conmemorarlo, la Asamblea General designó el 29 de mayo como Día Internacional del Personal de Paz. El próximo jueves, las misiones de paz de la ONU están de aniversario, cumplen 60 años.
Imagen: Steve Evans
Las Operaciones de Mantenimiento de la Paz impulsadas por la ONU han contribuido a establecer las condiciones para una paz duradera en más de 60 conflictos en todo el mundo. En mayo de 1948, el Consejo de Seguridad autorizó el despliegue de observadores de las Naciones Unidas que supervisaron el Acuerdo de Armisticio entre Israel y sus vecinos árabes. Desde entonces, la gestión de estas misiones ha evolucionado considerablemente.
El personal de las primeras operaciones tenía como funciones «observar, informar y construir confianza para apoyar un cese al fuego o un limitado acuerdo de paz». Poco que ver con la variedad de actividades que realizan hoy en día. Los miembros de una misión de paz vigilan el cumplimiento de los derechos humanos, ayudan a reformar el sector de seguridad e impulsan, entre otras cosas, la reintegración de quienes han participado activamente en el conflicto.
Los primeros despliegues tardaban entre tres y seis meses en completarse
Para acelerar el despliegue, que en un principio tardaba entre tres y seis meses, las misiones de mantenimiento de la paz disponen de un sistema de disponibilidad en espera, para que los Estados miembros aporten los recursos necesarios «dentro de los plazos de respuesta previstos», y un sistema de planificación de misiones. En total, las operaciones de paz contaban el pasado año con más de 100.000 efectivos de 115 países, destinados en 18 operaciones en cuatro continentes.
¿Cómo se organiza una operación?
Las operaciones de mantenimiento de la paz requieren una preparación muy precisa. Organizar cada misión exige atender, no sólo el conflicto actual, sino sus consecuencias futuras. Una vez que se alcanza la paz, hay que trabajar para mantenerla y ayudar a la población en cuestión a conseguir su desarrollo económico y social, principalmente. Hasta el momento, se han organizado 63 operaciones de paz y hay otras 17 en curso. Estas últimas se llevan a cabo en India, Pakistán, Chipre, Líbano, Sáhara occidental, Georgia, Kosovo, República Democrática del Congo, Etiopía, Eritrea, Liberia, Côte d’Ivoire, Haití, Sudán, Timor-Leste, Darfur, República Centroafricana y el Chad.
Se establece una estrategia de consolidación de la paz a largo plazo para impedir la recaída en el conflicto
El Consejo de Seguridad de la ONU es el órgano encargado de definir las operaciones, que son dirigidas por el secretario general. Por su parte, los Estados miembros de las Naciones Unidas deben aportar personal para este tipo de misiones, dentro de sus posibilidades. «El fracaso de la comunidad internacional en intentar controlar los conflictos y resolverlos por medios pacíficos puede provocar conflictos mayores en que intervengan más actores», advierte la ONU.
De esta forma, para completar el proceso, desde 2005 la Comisión de Consolidación de la Paz se encarga de canalizar recursos, asesorar y proponer estrategias de consolidación de la paz y recuperación después de los conflictos. Sus funciones se centran en tareas de reconstrucción, consolidación de las instituciones y desarrollo sostenible. Para ello, define una estrategia de consolidación de la paz a largo plazo para tratar de impedir «la recaída en el conflicto».
El informe “Alerta 2008!” de la Escola de Cultura de Pau de la Universidad Autónoma de Barcelona revela cómo el pasado año, “a diferencia de los dos anteriores”, no fue un año caracterizado por impulsar o finalizar procesos de paz. “A excepción de Côte d’Ivoire, que en 2008 podría recuperar una cierta normalidad, las negociaciones existentes para alcanzar el fin de la violencia armada han tenido serias dificultades”, advierte el estudio.
Darfur ha revelado “la incapacidad para prevenir y mitigar el sufrimiento de centenares de miles de personas”
Especialmente, destaca la baja la participación de las mujeres en las negociaciones, así como la escasa dimensión de género en los acuerdos logrados. El número de conflictos armados es similar al de años anteriores, “así como la intensidad de algunos de ellos”. La región sudanesa de Darfur es una de las zonas que más preocupa. A pesar de ser, aparentemente, un conflicto interno, sus repercusiones han afectado a los países vecinos, “además de señalar la incapacidad para prevenir y mitigar el sufrimiento de centenares de miles de personas”, destaca el informe.
En 2007 se registraron 30 conflictos armados, 28 de los cuales seguían activos al finalizar el año. En este marco, una de las tareas que más puede ayudar es el intercambio de experiencias, acompañado de una gestión post-conflicto adecuada, que aborde las causas “profundas” de los enfrentamientos para solucionarlas y garantizar la paz a largo plazo.