Discapacidad y exclusión son dos términos que se entrelazan a menudo. Se enredan en todas las sociedades, a pesar de los esfuerzos por evitarlo. En ocasiones, la discapacidad es común desde la infancia, mientras que otras veces es una consecuencia de un accidente o desastre natural, como ocurrió tras el terremoto de Haití. Puede afectar a cualquier persona, pero en el caso de los niños, las consecuencias son más graves si cabe. A la exclusión social por considerarles diferentes se une la falta de atención médica y la dificultad para acceder a la enseñanza o a un puesto de trabajo cuando cumplen la edad suficiente para ello.
Se consideran casi invisibles. Las personas con discapacidad que vienen en países empobrecidos cuentan poco. Con frecuencia, no se respetan sus derechos, son las principales víctimas de la marginación e incluso se asociación con la exclusión extrema. El informe «Pobreza y Desarrollo» del Banco Mundial calcula que entre el 15% y el 20% de las personas pobres que viven en países en desarrollo tienen alguna discapacidad.
El 90% de los niños con discapacidad no asiste a la escuela
Una minusvalía implica, en su mayoría, dificultades de acceso a la educación, al mercado laboral y a la sanidad, lo que aumenta a su vez los obstáculos para superar el estado actual. En el caso de los niños, las consecuencias se agravan. Naciones Unidas, a partir de datos del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido, indica que la tasa de mortalidad entre niños con discapacidad «puede alcanzar hasta un 80%» en los países donde ésta ha disminuido por debajo del 20% entre los menores de cinco años.
La ONU continúa: según la UNESCO, el 90% de los niños con discapacidad no asiste a la escuela. Pero hay más. «Las investigaciones indican que la violencia contra los niños con discapacidad ocurre a tasas anuales por lo menos 1,7 veces mayores que en el caso de sus pares no discapacitados».
Discapacidad tras un desastre natural
Terremotos, huracanes, inundaciones… Los desastres naturales causan numerosas víctimas. En ocasiones, las muertes se cuentan por miles, pero también el número de personas que sufren lesiones. Éstas pueden ser causa de discapacidad en niños hasta entonces sanos.
El terremoto que asoló Haití «causó numerosas amputaciones», afirma el CICR
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) asegura que el terremoto que asoló Haití «causó numerosas amputaciones». Las personas afectadas deben someterse ahora a sesiones de rehabilitación y cambios periódicos de prótesis, «sobre todo cuando son niños».
Los menores atendidos por este motivo deben aprender a andar con las prótesis, que han de reemplazarse o ajustarse a medida que crezcan, recuerda el CICR. Durante este año, el Fondo Especial del CICR en favor de los discapacitados reconstruirá y equipará uno de los centros de rehabilitación física más importantes de Haití, asegura, gestionado por la organización Healing Hands for Haiti International (HHHI). Después, se ha comprometido con su mantenimiento, «lo que beneficiará a miles de personas con discapacidad en todo el país».
La guerra o los conflictos bélicos son otras causas de discapacidad, debido a las lesiones que se sufren en los enfrentamientos o a consecuencia de la violencia que los enmarca. En este caso, los más afectados son los hombres, «que no pueden trabajar y alimentar a sus familias», de manera que «resulta afectado su bienestar y se empobrecen aún más», afirma el portal Youthink!, impulsado por un grupo de jóvenes del Banco Mundial.
El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2010, de Unesco, estima que alrededor de cuatro de cada cinco niños con discapacidad viven en países en desarrollo. Asevera que en muchos casos esta situación se repite en sus progenitores o familiares y que los niveles de discapacidad, “tanto moderada como aguda”, son más altos en los países de ingresos bajos y medios. Los índices más altos se registran en África Subsahariana.
Youthink! destaca: “Los más pobres dentro de los pobres son los discapacitados a quienes se les impide ir a la escuela o encontrar trabajo”. Asegura que las personas con menos recursos tienen más probabilidad de padecer una discapacidad y superarla, ya sea por defectos congénitos, “porque sus madres no recibieron un cuidado prenatal adecuado o tuvieron un parto difícil”, o por otros motivos “en el transcurso de su vida”, como malnutrición, poliomielitis o accidentes.