La distancia que separa las calles, parques y ciudades españolas de las jaimas o tiendas de campaña azotadas por el sol y el viento del Sahara argelino, en el que sobreviven en campos de refugiados desde finales de los setenta más de 200.000 saharauis, se reduce en el verano. Los artífices de este acercamiento son las asociaciones de amigos del pueblo saharaui que organizan desde hace 14 años el programa «Vacaciones en paz», una iniciativa que permite que los niños de este pueblo en el exilio puedan vivir durante los meses de julio y agosto una vida diferente acogidos en hogares de familias españolas.
En 1991 llegaron los primeros pequeños a nuestro país. Desde entonces, cerca de 100.000 niños de entre 8 y 12 años han disfrutado, junto con sus familias de acogida, de una experiencia vital única en la que se combinan solidaridad, tolerancia, aprendizaje, salud, amistad, cariño y cultura. Este año está previsto que pasen con familias españolas los meses de julio y agosto 9.850 niños saharauis. Uno de cada tres lo hará en Andalucía, la comunidad que, con diferencia, acoge a un mayor número de pequeños, en concreto, 2.500. Le siguen Castilla-La Mancha, con 1.008 niños, Cataluña, con 804, Galicia, con 601, Castilla y León, con 547, Valencia, con 546, y Extremadura, con 540.
Los objetivos que se persiguen con esta campaña son los siguientes:
- Lograr que los niños puedan vivir durante los meses de verano fuera de los campos de refugiados. Las ya de por sí duras condiciones del Sahara se endurecen hasta niveles difíciles de soportar en los meses de julio y agosto, con temperaturas que alcanzan los 50º a la sombra.
- Permitir que los pequeños tengan una oportunidad de conocer una nueva cultura, un nuevo idioma, unas nuevas costumbres… algo vedado para ellos en condiciones normales, habida cuenta de la escasez de recursos económicos de que disponen.
- Aprovechar para que el niño pueda ser revisado a través de exámenes médicos, lo que permitirá incrementar las opciones de un desarrollo físico saludable, algo de importancia capital en un entorno de condiciones extremas como en el que viven.
Los beneficios que obtienen los niños saharauis, tal y como subrayan las organizaciones promotoras distribuidas en diferentes comunidades autónomas y las propias familias de acogida, son numerosos. Su salud mejora, su vitalidad también, pueden disfrutar de un clima más benigno, de una mejor alimentación no limitada por las condiciones extremas del desierto, establecen relaciones de amistad con niños españoles y fuertes vínculos con la familia de acogida. Sin embargo, ni la intención del programa ni de sus beneficiarios es buscar una vía de escape y de huida de las duras condiciones de vida del desierto sahariano para no volver a ellas. Aunque su marcha genera pena tanto en las familias como en los propios niños, las asociaciones de amigos del pueblo saharaui insisten en el hecho de que los niños regresan al que es su hogar con el deseo de volver a ver a sus padres y hermanos. Los promotores recalcan que los niños saharauis viven en familias en perfecta armonía, rodeados de los suyos. De hecho, subrayan, su entorno familiar es fundamental para su estabilidad y en él también son felices.
Estas asociaciones defienden que cualquier familia que decida realizar este esfuerzo debe saber que, en realidad, no está haciendo sólo una obra de caridad. El programa «Vacaciones en paz» se pone en marcha en la época en la que los niños españoles disfrutan de sus vacaciones estivales, lo que permite a los niños saharauis y a los españoles un intercambio cultural y les da a unos y a otros la oportunidad de contactar con una cultura distinta, con personas diferentes, con otras costumbres…. No obstante, quizá el aspecto más importante radica en el programa sanitario que los responsables de la campaña han diseñado. Este programa, que se realiza en colaboración con las autoridades sanitarias de cada comunidad autónoma y de cada ayuntamiento participante, permite que todos estos niños sean sometidos a reconocimientos médicos cada vez que vienen a España.
Estos reconocimientos anuales hacen posible que los niños saharauis disfruten de una vigilancia periódica de su salud, lo que les da, al mismo tiempo, más oportunidades para tener un crecimiento normal. Durante los dos meses que están en España, los niños saharauis son sometidos a revisiones de la vista (dañada por el tremendo sol del Sahara), del oído, de sangre y orina,…. Cualquier anomalía detectada por los médicos permite diseñar el tratamiento idóneo para que este niño pueda superarla con éxito.
El proceso que se debe seguir para poder acoger un niño saharaui parte de un requisito fundamental, como así lo destacan las asociaciones de amigos del pueblo saharaui. Tal y como señalan, lo principal es afrontarlo sin ninguna duda. “Lo más importante es tenerlo perfectamente claro, saber que nos vamos a enfrentar a una prueba importante que, aunque llena de buenos momentos, también va a ser dura”, explican.
Tomada la decisión, es fundamental asesorarse en los colectivos que en España coordinan la acogida de niños saharauis. Las asociaciones de amigos del pueblo saharaui constituyen el canal adecuado: ellas prestarán asesoramiento eficaz y podrán aportar su experiencia para que las familias españolas conozcan con detalle cómo pueden acoger en las mejores condiciones a un niño saharaui. A este respecto, las familias interesadas en la acogida tienen que afrontar varios trámites previos en los que se incluye, por un lado, un proceso de información a través de charlas sobre la realidad de los campamentos de refugiados y la situación de los niños, y, por otro, una serie de entrevistas con psicólogos y sociólogos.