Entrevista

Patricia Pérez, secretaria regional de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida (ICW) y candidata al Premio Nobel de la Paz

El VIH todavía es un enorme desafío que la ciencia debe descifrar
Por Azucena García 8 de agosto de 2007
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Imagen: Emiliano Ricci

En el mundo existen unos 19 millones de mujeres infectadas por el VIH/Sida. Patricia Pérez (Argentina, 1962) es una de ellas. Tenía 24 años cuando le diagnosticaron y, casi a la par, le dijeron que le quedaban unos dos años de vida. Con un niño pequeño, una nueva pareja y un mañana en el que no había sitio para el sida, su futuro quedó en suspenso. “En 1987, esta noticia significaba muerte en poco tiempo”, rememora. Sin embargo, hoy en día, veinte años después, sigue al pie del cañón. Patricia dedica cada segundo a luchar contra el sida y a animar a quienes, como ella, se enfrentan a una enfermedad crónica, todavía sinónimo de muerte y rodeada de una excesiva discriminación. A finales del pasado año, sus compañeras de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida (ICW) propusieron su nombre para optar al Premio Nobel de la Paz, una nominación que ha aprovechado para lanzar una campaña mundial que relaciona a la paz con una oportunidad para detener el sida. No es la primera mujer que opta al máximo galardón de Oslo, pero sí la primera mujer seropositiva que lo intenta. “Es una enorme oportunidad para instalar el tema de la lucha contra la pandemia en agendas políticas, más allá de los ministerios de Salud”, resalta.

Un día se entera de que tiene sida y le dicen que le quedan dos años de vida ¿Cómo se afronta esa noticia?

Cuando recibí la noticia, un rayo me paralizó durante un tiempo. No podía proyectar, pensar en mañana, a veces, no podía pensar hoy… En 1987, esta noticia significaba muerte en poco tiempo.

¿Se lo contó a su pareja?

Cuando pude reaccionar, pasado un tiempo, me dije a mi misma: “Si te vas a morir, será peleando por vivir”. Entonces pude hablarlo con mis allegados, pero me tomé un tiempo para poder traducirlo con cada uno de ellos.

¿Y cómo se le explica a un hijo?

Con angustia, paciencia y amor.

Han pasado 20 años desde que le diagnosticaron. Imagino que en este tiempo habrá dicho adiós a muchas personas.

He dicho adiós a tantos y tantos amigos, compañeros y grandes luchadores por esta causa, que ello ha redoblado mi compromiso por hacer lo necesario para que reine la dignidad entre las personas que vivimos con VIH/Sida, en especial, las niñas y adolescentes positivas del mundo.

“He redoblado mi compromiso por hacer lo necesario para que reine la dignidad entre las personas que vivimos con VIH/Sida”

¿Es tan difícil encontrar la vacuna contra el sida? Algunas personas hasta dicen que existe, pero que no interesa comercializarla.

No hago especulaciones con tintes conspirativos. Creo que la ciencia pura, la investigación despojada de intereses, no se constata en ninguna enfermedad, pero también creo que el VIH todavía es un enorme desafío que la ciencia debe descifrar.

Mientras tanto, usted continúa su particular lucha, ahora, nominada al Premio Nobel de la Paz ¿Qué pensó cuando se lo propusieron?

Considero que es una enorme oportunidad para instalar el tema de la lucha contra la pandemia en agendas políticas más allá de los ministerios de Salud de los países y una gran ocasión para relacionar a la paz con una oportunidad para detener el sida, que es el lema de la campaña mundial que ICW ha lanzado recientemente con mi coordinación y la de Marijo Vázquez, una española de Barcelona, ex presidenta mundial de ICW.

¿Hubiera preferido estar nominada al Premio Nobel de Medicina, precisamente, por descubrir la vacuna contra el sida?

Hubiese preferido no estar nominada por no estar previamente infectada y, ya que estamos, hubiese preferido que el sida no existiera, ni ninguna otra enfermedad.

¿Cree que existe suficiente información sobre el VIH/Sida o lo que hay es demasiada discriminación?

Las dos cosas. Hay información, pero desarticulada y confusa, y hay tanta o más discriminación.

“Sobre el sida hay información, pero desarticulada y confusa, y hay tanta o más discriminación”

En 2001 Naciones Unidas redactó la Declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/Sida ¿Se han cumplido los principios que propugnaba?

En el proceso pre UNGASS (siglas en inglés de la Asamblea de la ONU sobre sida) fui invitada por el entonces Secretario General, Kofi Annan, a participar en todo el proceso hasta la firma de la Declaración y los posteriores seguimientos de 2003 y 2005. Todas las acciones que se están realizando no son suficientes, por ello, hemos lanzado nuestra campaña para apoyar el décimo aniversario de esa firma con el lema “2011: año de la paz como oportunidad para detener el sida”, en apoyo a la movilización indispensable de los líderes mundiales para que tomen conciencia de que el sida, como alertó Nelson Mandela, puede exterminar la especie.

¿El sida es una enfermedad mortal, un sinónimo de muerte?

Sí, más allá de que la ciencia ha transformado a la enfermedad en crónica, la mayoría abrumadora de infectados en el mundo muere por falta de atención.

En esa mayoría hay demasiadas mujeres ¿El sida tiene rostro femenino?

Según nuestra constatación, el sida tiene un perfil de mujer joven, menor de 25 años, de condición social pobre y con gran presencia de escasa instrucción.

En total, casi 39,5 millones de personas en todo el mundo están infectadas por el virus del VIH ¿Le asusta esta cifra?

Me asusta la indiferencia de los líderes mundiales. A ellos debemos conmover.

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