Espacios comunes para personas con y sin discapacidad. Este es el objetivo del programa “Cruce de caminos”, que ayuda a que las personas con discapacidad intelectual participen en actividades accesibles de ocio, cultura, voluntariado y deporte, dentro de la oferta normalizada. Presta apoyo a los interesados, tanto personas como entidades, además de asesorar y orientar a estas últimas para organizar actividades o eventos accesibles. Ambas cuestiones se explican a continuación, junto con las ventajas de este tipo de iniciativas, que favorecen la inclusión social.
Actividades accesibles de ocio, cultura, voluntariado y deporte
Las personas con discapacidad intelectual no siempre comparten espacios con personas sin discapacidad. Es frecuente que se organicen actividades específicas para unas y otras, por separado, si bien no hay motivo alguno para ello. Así lo plantea FEAPS Madrid, que impulsa el programa «Cruce de caminos«. Esta iniciativa se dirige a personas con discapacidad intelectual que quieran participar en actividades de ocio, cultura, voluntariado o deporte. La novedad es que estas actividades forman parte de la oferta normalizada, es decir, no hay distinción. Son accesibles para todas las personas.
La iniciativa es amplia, ya que se fija en personas de cualquier edad y en entidades públicas y privadas. Solo hay una excepción: se reduce al ámbito de la Comunidad de Madrid. No obstante, las personas y entidades interesadas en conocer más sobre este proyecto pueden contactar con FEAPS Madrid para ponerlo en marcha en su región y conseguir así una mayor integración.
Apoyo a personas con discapacidad y a entidades
Se apoya a las personas con discapacidad para tomar parte en actividades accesibles y se asesora a las entidades para organizar estas
Para resolver las dudas y ayudar en todo lo necesario, las personas con discapacidad y las entidades reciben todo el apoyo que precisen. FEAPS orienta a las personas para que localicen los espacios donde se llevan a cabo las actividades que desean realizar, les presta apoyo para encontrar una plaza y les acompaña, sobre todo en los primeros días, tanto para aprender a desplazarse al lugar donde se desarrolla la actividad como durante la misma. El objetivo es conseguir que participe como el resto de las personas que acuden. Su esfuerzo se centra en la normalización para que las personas puedan acudir por su cuenta, sin necesidad de ayuda.
También se presta apoyo a las entidades para que mejoren su oferta y ganen en accesibilidad. Se las orienta para que amplíen su oferta de actividades y estas se dirijan a todas las personas sin exclusiones. Cuando es necesario, incluso, se forma al personal que atenderá a las personas con discapacidad.
En todos los casos, este apoyo es de carácter temporal, puesto que se persigue normalizar la situación y que no se considere una excepción. No obstante, tras retirar los apoyos, se mantiene un seguimiento del proceso de inclusión para garantizar el éxito del mismo.
Ventajas a favor de la inclusión social
La principal ventaja de estos programas es el impulso que suponen para la inclusión social. Ponen en contacto a personas con y sin discapacidad, en lugar de favorecer que ambas se separen en espacios compartimentados. Incluso se prevé que las propias personas con discapacidad sean voluntarias en organizaciones sociales, de manera que ellas mismas asesoren y colaboren a favor de la inclusión.
El resultado, destaca FEAPS, es «ayudar a crear una sociedad realmente inclusiva», dejar de pensar en las posibles dificultades de cada uno, para creer en las posibilidades de todos. Se busca ampliar la oferta, generalizar el ocio, la cultura, el deporte y el voluntariado a todas las personas.
El verano es uno de los momentos más apropiados para organizar actividades y realizarlas. Una de las iniciativas que gana peso en los últimos años son los campamentos inclusivos. En ellos toman parte niños con y sin discapacidad, que desde pequeños aprenden a relacionarse entre ellos sin ningún tipo de traba.
Los campamentos de jóvenes con y sin discapacidad favorecen la inclusión social desde una edad temprana y la tolerancia en la edad adulta
Los campamentos se desarrollan a menudo en la ciudad, son campamentos urbanos, y están a cargo de monitores especializados, encargados de atender las necesidades de todos y de dinamizar a los grupos. La normalización desde temprana edad favorece la inclusión social y la tolerancia en la edad adulta.
Estos campamentos acogen a niños a partir de 4 años y a menudo se extienden hasta los 14. Al fomentar la participación de todos ellos se potencian la igualdad de oportunidades y la no discriminación a través de actividades de ocio que todos pueden compartir. El deporte es a menudo el nexo de unión que intenta que los jóvenes se conozcan a través de la diversión y que compartan aficiones comunes.