Las consecuencias de la crisis afectan sobre todo a los grupos más vulnerables, pero si en algún momento esta circunstancia se torna dramática, es en lo que respecta a los menores. Save the Children ha hecho saltar la alarma: “Casi 27 millones de niños y niñas están en riesgo de pobreza o exclusión social en Europa”. En nuestro país, la situación también preocupa: un 29,9% de los pequeños españoles viven en hogares bajo el umbral de la pobreza. Así se explica en este artículo, que aporta datos relevantes de esta realidad.
Pobreza infantil en Europa
La situación es alarmante. La cifra de niños en riesgo de pobreza o exclusión social en Europa -incluidos los 28 miembros de la Unión Europea (UE), Noruega, Islandia y Suiza- roza los 27 millones. La cifra ha aumentado en un millón desde 2008. Solo entre 2011 y 2012, medio millón más de pequeños pasaron a formar parte de este grupo debido a la crisis económica y financiera. Este dato supone que la pobreza no se reducirá para 2020, tal como se propone la estrategia europea que se ha marcado esta fecha para sacar al menos a 20 millones de personas del riesgo de pobreza y exclusión social. Al contrario, la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez mayor.
La pobreza infantil es multidimensional, aunque los ingresos familiares con un factor «determinante»
Estas cifras tan alarmantes se recogen en el informe «Pobreza Infantil y Exclusión Social en Europa«, de Save the Children. De hecho, la directora y representante de la organización ante la Unión Europea, Ester Asin Martínez, asegura que la pobreza infantil es una realidad en todo el continente, «incluso en los tradicionalmente igualitarios países nórdicos». Los datos, esos sí, difieren entre regiones: mientras en los países nórdicos viven en riesgo de pobreza o exclusión social entre un 12% y un 19% de niños, en Hungría y Letonia el porcentaje asciende a entre un 35% y un 41% y en Bulgaria y Rumanía supera el 52%.
Pero más allá de la crisis, en cuyo origen están las realidades más dramáticas de los últimos años, el informe concreta que la pobreza infantil es multidimensional. Si bien uno de los «determinantes» son los ingresos familiares, otros factores que influyen, según Asin, son «la falta de acceso a servicios o que los niños no puedan relacionarse o participar en eventos socioculturales con otros menores de su edad».
Para la Federación de Entidades de Atención y de Educación a la Infancia y la Adolescencia (FEDAIA), una solución pasa por «la armonización de la política social de los veintiocho y la creación de un estado de bienestar único». El presidente de la Federación, que aglutina a las entidades catalanas que trabajan con pequeños en situación de desamparo o riesgo de exclusión social, cree la armonización de las políticas sociales de la Unión Europea «permitiría garantizar el bienestar de la infancia en todo el territorio comunitario». Jaume Clupés comparte que en los últimos años se ha registrado «un grave empeoramiento de la situación de la infancia a raíz de los duros recortes» y lamenta que estos hayan «socavado el acceso de los niños a recursos esenciales como la salud y la educación», lo que a su juicio se traduce en menores oportunidades.
Aspectos que favorecen la pobreza infantil en España
España y Grecia son los países europeos con peores tasas de pobreza infantil. La región helena encabeza el ranking, seguida de nuestro país. Las ayudas sociales son insuficientes para paliar las consecuencias de la crisis en las tasas de pobreza infantil en España. La concesión de prestaciones tan solo ha conseguido disminuir el porcentaje de niños bajo el umbral de la pobreza en un 6,9%: ha pasado del 36,8%, a un 29,9%. No obstante, si se tienen en cuenta aspectos como el nivel de empleo del hogar y el nivel de privación material, la tasa de menores en riesgo de pobreza y exclusión social es un 33,8%, «es decir, más de 2.800.000 niños y niñas», alerta el informe.
Otro factor que influye es el país de origen de los padres. Los niños cuyos progenitores han nacido en un país extranjero tienen más probabilidad de estar en situación de pobreza y exclusión social que quienes tienen padres nacidos en nuestro país. Un aspecto más relacionado con esta circunstancia es el abandono escolar prematuro: en España se alcanza un porcentaje del 25%, uno de los más elevados en toda Europa.
En esta circunstancia, se destaca la desigualdad como «una de las causas de la pobreza, pero también una de sus consecuencias». En marzo, un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aseguró que España es «el país de la OCDE donde más han aumentado las desigualdades sociales». Esta situación conlleva que no siempre se garantice la protección de los pequeños. «En general, los países caracterizados por altos niveles de desigualdad son los que tienen más probabilidad de tener también un alto índice de niños en situación pobreza o exclusión social», se avisa.
UNICEF ya advirtió, también en marzo de este año, de la situación a la que se enfrentan los menores. Entonces, el Parlamento catalán dedicó una sesión extraordinaria a la pobreza y la desigualdad, un hecho que si bien se interpretó como síntoma del «empeoramiento de la vida de tantísimos ciudadanos», sirvió para colocar sobre la mesa la necesidad de tomar medidas de protección social. Hay que ponerse las «gafas de infancia», señala esta entidad, que defiende la necesidad de «observar la realidad y tomar decisiones» sin perder de vista a los niños.
El estudio de Save the Children pone cifras a la realidad que se oculta detrás de los casi 27 millones de niños afectados por la pobreza y la exclusión social; la desgrana en porcentajes para hacerse una idea de las situaciones que se deben combatir.
- El 11% de los menores europeos vive en hogares que destinan más del 40% de los ingresos a gastos de la vivienda. En algunos países, el porcentaje es del 30%.
- El 13% de los niños abandona la escuela después del primer nivel de secundaria y no está en programas de formación u otros de educación. En algunos países, el porcentaje es del 25%.
- El 17% de los pequeños vive en casas con goteras en el techo, humedades en el suelo o marcos de ventanas podridos.
- Los niños cuyos padres tienen una intensidad laboral muy baja cuentan con un 56,7% más de probabilidades de estar en riesgo de pobreza o exclusión social.