Jugar un partido de tenis en silla de ruedas, cocinar con los ojos vendados o comunicarse con otra persona sin escuchar lo que dice. Estas son algunas situaciones que plantea el programa “Capacitados”, de La 2, a personas famosas que quieran descubrir cómo es el día a día de una persona con discapacidad. Hugo Silva, Judit Mascó, Yayo Daporta, Juan Carlos Ferrero y Javier Mariscal, entre otros, son los invitados a vivir esta experiencia en la segunda temporada del programa de televisión. En el siguiente artículo se explica esta curiosa iniciativa y por qué es importante ponerse en el lugar de una persona con discapacidad.
¿Somos conscientes de lo que significa tener una discapacidad?
Según el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), en España hay 3,8 millones de personas con discapacidad. La cifra es muy inferior a los más de 47 millones que conforman el total de la población. Quizá por eso nos cueste ponernos en el lugar de quienes son minoría numérica, que no en derechos. El programa de televisión «Capacitados» ha hecho el intento y el resultado no ha dejado indiferente a quienes lo han protagonizado.
En el marco del Programa Inserta, de Fundación ONCE, esta serie invita a personas famosas a ponerse en el lugar de personas con discapacidad y les anima a realizar sus actividades cotidianas como las harían si tuvieran una discapacidad. De este modo, el chef Yayo Daporta debe cocinar sin ver o el tenista Juan Carlos Ferrero se enfrenta a un partido de tenis en silla de ruedas. Otros a quienes les tocará ponerse en la piel de las personas con discapacidad serán la modelo Judit Mascó, el actor Hugo Silva o el coreógrafo Poty.
Todas ellas serán conscientes de las dificultades que deben superar cada día y, al mismo tiempo, descubrirán el valor de lo que consiguen a pesar de ello. Porque de eso se trata: de conocer y reconocer lo que consiguen a diario gracias a un enorme esfuerzo, fuerza de voluntad y ganas de avanzar. El objetivo es comprobar su capacidad, así como el olvido al que a veces les relega la sociedad, al no tener en cuenta sus condiciones.
Por qué ponerse en el lugar de una persona con discapacidad
Vivir en primera persona una experiencia es la mejor manera de conocerla. En este caso, permite saber cómo se siente una persona con discapacidad cada vez que su entorno no está adaptado y, por lo tanto, no se le ofrecen oportunidades para realizar ciertas actividades o acciones. El propio CERMI y Fundación ONCE organizaron hace escasos días una jornada para analizar el tratamiento de la discapacidad en las series de ficción y reclamar su inclusión. El objetivo es «un mejor tratamiento de la imagen pública de las personas con discapacidad en televisión».
Vivir en primera persona una experiencia es la mejor manera de conocerla
La clave está en normalizar la situación. La mayoría de los personajes que aparecen en las creaciones audiovisuales carecen de discapacidad. Por ello se apuesta por una mayor visibilidad de las personas con discapacidad en las series de ficción, «uno de los espacios televisivos con mayor seguimiento en la actualidad». Es importante que se refleje en televisión la diversidad de la sociedad, que se viva de una manera normalizada, que no llame la atención que un actor o actriz tenga una discapacidad.
Con este fin se ha creado un Comité de apoyo a la imagen social de las personas con discapacidad en los medios de comunicación, «una iniciativa pionera en Europa impulsada el CERMI y Fundación ONCE para dar mayor visibilidad a las personas con discapacidad en los medios». Este mismo año comenzarán a funcionar dos comisiones de trabajo que analizarán «los estereotipos de las personas con discapacidad y el uso correcto del lenguaje».
Para que todas las personas puedan empatizar con quienes tienen una discapacidad y ponerse en su lugar, se ha ideado una iniciativa que plantea este reto. En la web Capacitados.org/ponte_en_su_lugar, las personas que lo deseen pueden ponerse a prueba. Basta acceder y lanzarse al reto que se propone.
Este consiste en leer un texto cuyas letras son de tamaño muy pequeño. Cuando queda patente que no se puede leer, se pide ampliarlo y se explica el modo de hacerlo. La sorpresa llega con el mensaje que recibe el lector. No hay que perdérselo.