¿Qué tienen en común el deporte y la cooperación?

El deporte en acciones de cooperación ayuda a los niños y jóvenes en situaciones de riesgo a tener una motivación y una vía de escape
Por Azucena García 30 de abril de 2013
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La cooperación se relaciona con la satisfacción de necesidades básicas, mientras que el deporte se asocia al ocio. Sin embargo, ambos tienen valores comunes. El deporte implica salud, trabajo en equipo, relaciones sociales, integración, motivación y una vía de escape para quienes atraviesan situaciones de riesgo, en especial, en países en conflicto o empobrecidos. Por ello el deporte es un aliado de la cooperación. Ayuda a conocerse, unir fuerzas, fortalecer la paz en lugares en conflicto, mejorar la autoestima y la confianza en uno mismo e, incluso, descubre a buenos deportistas, aunque el fin no es tomar parte en competiciones de élite, sino tener la oportunidad de sentirse bien a través del ejercicio. En este artículo se destacan los valores del deporte como aliado de la cooperación, para superar dificultades y defender los derechos humanos.

Deporte, un aliado de la cooperación

La relación entre el deporte y la cooperación se basa en el desarrollo que este puede lograr en las comunidades. Si bien no es una necesidad básica, contribuye a la instauración de una serie de valores y es fuente de motivación para muchos niños y jóvenes. «El deporte es un complemento necesario, una aportación que permite a quienes están en situaciones de riesgo tener una motivación y una vía de escape», describe Cristina Díaz, patrona de la Fundación Red Deporte y Cooperación.

Esta ONG cree en el deporte «como puerta de entrada para que muchos niños y jóvenes desfavorecidos de países empobrecidos puedan acceder a derechos básicos como la seguridad alimentaria, la salud, la educación y la paz«. La participación en programas deportivos implica esfuerzo, dedicación, motivación y trabajo en grupo, unos recursos que ayudan a los más pequeños a superar traumas causados por conflictos, fomentar la reconciliación e, incluso, favorecer que «las mujeres consigan más igualdad, los más pobres disfruten de educación y salud y personas que padecen situaciones injustas recuperen la confianza en ellas mismas».

El deporte contribuye a la instauración de una serie de valores y es fuente de motivación para muchos niños y jóvenes

En opinión de Díaz, el deporte supone además una ayuda para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Su práctica combate la pobreza y el hambre. Gracias a él, se adquieren competencias que mejoran las perspectivas de empleo, se reducen los prejuicios, se mejora la autoestima y la confianza y las personas vulnerables «se benefician de servicios de apoyo comunitario en el cuadro de los programas de animación deportiva».

En cuestión de educación, según Díaz, los programas de deporte escolar «motivan a los pequeños a asistir a la escuela», pueden contribuir a mejorar las calificaciones y favorecer la integración de los niños con discapacidad, así como la instrucción de otros menores que forman parte de programas de educación comunitaria basados en el deporte.

Respecto a las mujeres, el deporte ayuda a mejorar su salud física y mental, permite establecer contactos sociales y crear vínculos de amistad. A su vez, una mejor salud de las madres «contribuye a mejorar la salud de los hijos», cuya resistencia frente a determinadas enfermedades se refuerza también con el ejercicio. Por todo ello, se entiende el deporte como un aliado de los proyectos de cooperación y un factor que debe formar parte de las convocatorias de ayudas. Al deporte se pueden asociar variedad de campañas que beneficien a quienes toman parte en las distintas disciplinas.

Deporte para superar dificultades

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Imagen: Fundación Red Deporte y Cooperación

El deporte supone ilusión, esfuerzo y motivación, tres factores imprescindibles para superar las dificultades. Sin embargo, sus resultados en cooperación no son inmediatos o cuantificables. «No es lo mismo decir que hemos construido 10 pozos de agua para 1.000 personas, que entregar 10 balones de fútbol. Pero el efecto, aunque más lento, no es menos fuerte», señala Díaz.

Desde la Fundación, se entiende que el deporte es «una puerta abierta para muchas personas en situaciones desfavorecidas». Esta organización trabaja en África, América Latina y otras zonas en desarrollo, donde la práctica deportiva significa integración, intercambio y sensibilización. Los siguientes son algunos proyectos llevados a cabo por la Fundación:

  • Sierra Leona. En 2010, el proyecto «Diamond Child» se centró en exniños soldado, muchos huérfanos, «obligados a luchar y matar durante la guerra civil». Mediante su participación en la construcción de una multipista deportiva próxima al centro de acogida, pudieron «desahogarse, expresarse y encontrarse a través del deporte».

  • Camerún. En este país, un proyecto de construcción de terrenos deportivos y actividades lúdicas con jóvenes refugiados centroafricanos ayuda a mejorar su calidad de vida, fomentar su integración en el país de acogida y reducir el absentismo escolar. «Los profesores puede motivar a los niños a asistir a la escuela, con la promesa de una recreación deportiva», explica Cristina Díaz.

  • Zambia. City of Hope, en Lusaka (Zambia), es el lugar donde se financia la construcción de dos módulos diferentes de instalaciones deportivas. En ellas se prevén vestuarios, aseos, campos para la práctica de diferentes disciplinas, un parque infantil y una zona de juegos. Sobre todo se atenderá a niñas en situación de riesgo, con familias desestructuradas y, en su mayoría, huérfanas.

En definitiva, se pretende que el deporte sea un motivo para sentirse bien. No se buscan estrellas deportivas que lleguen a competiciones de élite, sino momentos en los que liberar tensión, contar con espacios de ocio donde jugar y relacionarse y evitar la exclusión social, gracias a las herramientas que proporciona el deporte. Los voluntarios juegan un papel esencial en este sentido. Sobre todo quienes desarrollan su carrera profesional en el ámbito deportivo son un apoyo imprescindible. Las estancias en terreno se prolongan durante un mínimo de tres meses y durante este tiempo se apoya a los cooperantes expatriados en actividades deportivas, pero también administrativas o de ingeniería, entre otras.

Deporte y derechos humanos

El pasado 21 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, defendió el deporte como un factor de interés para acabar con el racismo. De ahí la elección del lema “El racismo y el deporte“, cuyo fin fue destacar su importancia, sus valores y objetivos fundamentales, a menudo compartidos con los derechos humanos.

“Las actividades deportivas bien concebidas, las que incorporan los mejores valores del deporte, la autodisciplina, el respeto al adversario, el juego limpio y el trabajo en equipo, pueden ayudar a integrar a los grupos marginados y enseñar a las personas los valores necesarios para prevenir y resolver tensiones y conflictos sociales”, señaló la Oficina de las Naciones Unidas sobre el Deporte para el Desarrollo y la Paz.

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