El “Mapa de la Supervivencia Infantil: mejores y peores países para nacer”, de Save the Children, ha desvelado cuáles son las zonas que ponen en mayor riesgo la supervivencia infantil y cuáles componen un escenario óptimo para saludar a la vida. Somalia y Suecia son los extremos de sendos récords que, sin embargo, podrían acercarse si se destinara la inversión necesaria a programas de salud y educación.
Suecia, el mejor país para nacer
Imagen: makuneros
Suecia es el mejor país para nacer. Acumula las mayores tasas de supervivencia infantil, con solo tres fallecimientos anuales por cada mil niños. De 168 países, encabeza el ranking, con «prácticamente todos los niños y niñas suecos que disfrutan de una buena salud y educación». Así lo recoge el «Mapa de la Supervivencia Infantil: mejores y peores países para nacer», de Save the Children. La ayuda de este país a salud materno-infantil en países en desarrollo creció en 2006, respecto a 2005, mientras que en 2007 se mantuvo estable y en 2008, incluso, bajó. No obstante, Suecia siempre ha destacado por ser uno de los países donantes más activos, según sus posibilidades, y cumplir los parámetros considerados adecuados.
En el Índice de Respuesta Humanitaria (HRI) de 2010, elaborado por la Fundación DARA Internacional, Suecia ocupa el quinto lugar en el puesto de los mayores donantes, junto con Dinamarca, Finlandia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Países Bajos, Noruega y Suiza. Coincide que algunos de estos países destacan también en los primeros puestos del ranking elaborado por Save the Children.
Somalia, el peor país para nacer
Imagen: Save the Children
Somalia es el peor país para nacer. Registra las menores tasas de supervivencia infantil, con 180 muertes anuales por cada mil niños. La cifra no extraña si se tiene en cuenta que el 99% de los fallecimientos se registran en países en vías de desarrollo y, de ellos, la mitad en África subsahariana. El Informe 2010 de Desarrollo Humano contempla a Somalia dentro del grupo de otros países o territorios. Sin embargo, el índice de satisfaccción con el estado de salud propio es del 87 (entre 0 y 100) y el índice de satisfacción del nivel de vida es del 73. No son cifras muy alejadas de las de Suecia, que ocupa la novena posición en el grupo de países de desarrollo humano muy alto, con índices del 80 y 89, respectivamente.
¿Qué lugar ocupa España?
España ocupa el puesto número 12, ubicado por debajo de Eslovenia y por encima de Portugal. En nuestro país pierden la vida cada año cuatro de cada mil niños. En el Índice de Respuesta Humanitaria (HRI) de 2009, España ocupó el decimoquinto lugar y en 2010, el decimoséptimo. «España es uno de los mejores países para nacer», subraya María Jesús Mohedano, representante de Save the Children.
Los países que encabezan el ranking cuentan con unos parámetros muy similares. En nuestro país, la mayoría de los niños tienen asegurado el acceso a la educación, a la sanidad o al agua potable, al igual que en el resto de las regiones que ocupan los primeros puestos. «El contraste más dramático se registra al compararlos con los países de la cola», prosigue María Jesús Mohedano.
Ranking de países
Save the Children considera que el contraste entre los primeros y los últimos países de la lista «es dramático» y «esclarece la dimensión regional de la tragedia», puesto que la mayor parte de los países con peores cifras se localizan en África subsahariana. Además, dos tercios de los niños con peor acceso a servicios sanitarios se concentran en India (13 millones), Nigeria (8 millones) y Etiopía (5 millones).
Imagen: Save the Children
Para reducir las tasas elevadas de mortalidad infantil se necesita dinero, pero también concienciación. La educación y la salud materno-infantil son los pilares básicos para mejorar las cifras de los países en vías de desarrollo. “Es necesario que los gobiernos y administraciones de los países desarrollados incrementen los fondos destinados a programas de salud materno-infantil en los países en vías de desarrollo, incluida la formación de trabajadores sanitarios”, señala María Jesús Mohedano, de Save the Children. Hasta 40 millones de niños viven en desiertos sanitarios, zonas “con un acceso a los servicios sanitarios básicos prácticamente nulo y sin acceso a vacunas o tratamiento para la diarrea, una de las principales causas de mortalidad infantil”.
Cada año, más de ocho millones de niños menores de cinco años pierden la vida antes de cumplir cinco años (22.000 cada día) “por causas prevenibles y tratables”, insiste el informe de Save the Children. En Somalia, esto afecta a uno de cada seis niños, pero además, el 36% sufre desnutrición, el 70% no tiene acceso a agua potable y solo uno de cada tres niños en edad escolar asiste a clase.
Las cifras hablan por sí solas. En cuestión de educación, en Somalia, dos de cada tres niños no acuden a la escuela primaria, en Eritrea tan solo la mitad asiste a clases y en Yibuti y Nueva Guinea, menos de la mitad (45%). Respecto al estado de salud, uno de cada tres niños sufre desnutrición: más del 40% de los menores de cinco años de Bangladesh, Madagascar, Nepal, Níger y Yemen, y cerca de la mitad de India y Timor Oriental.
En Francia, Italia, España y Suiza, la mayoría de los niños completan el ciclo desde preescolar hasta la escuela secundaria y la tasa de desnutrición es prácticamente nula. Para Save the Children, esto “deja patente la urgente necesidad de acelerar los avances en salud y bienestar” de los niños y sus madres. Esta ONG ha puesto en marcha la campaña “Todos Contamos“, cuyo objetivo es reducir la tasa de mortalidad infantil en menores de cinco años, luchar contra la neumonía y las enfermedades de peor pronóstico en los pequeños. La propuesta se asienta en los siguientes datos:
- Si se vacunara al 90% de los niños de los países más pobres se podrían salvar dos millones más de vidas al año.
- Faltan tres millones y medio de trabajadores sanitarios en los países más pobres, entre ellos, 350.000 matronas.
- Una de cada tres mujeres (48 millones) da a luz cada año sin asistencia de matrona y dos millones lo hacen completamente solas.
- La ayuda para salud materno-infantil en los países donantes apenas llega a un tercio de lo necesario para proporcionar a todas las madres y sus hijos acceso sanitario básico.