El proyecto “Living Together” (Viviendo juntos) pretende concienciar a los ciudadanos europeos en contra del racismo. Cuenta con el respaldo de la Comisión Europea, junto con otros organismos públicos, y persigue la defensa de los derechos fundamentales. Hasta el momento, seis Estados miembros han mostrado su apoyo, entre ellos España, para promover la tolerancia, la convivencia y el respeto.
Imagen: Rubén García /Eroski Consumer
España, Portugal, Países Bajos, Irlanda, Suecia y Finlandia han dado el sí a la Red Living Together contra el racismo y la xenofobía en Europa, cofinanciada por la Comisión Europea. En nuestro país, la coordinación ha recaído en el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE), que ha seguido el objetivo general: «promover un discurso europeo de tolerancia». Para ello, ha contado con el apoyo de entidades como Cruz Roja, Cepaim o Movimiento contra la Intolerancia. Entre todos han intentado difundir argumentos de convivencia, respeto y reconocimiento de la diferencia.
Se aboga por argumentos de convivencia, respeto y reconocimiento de la diferencia
El proyecto ha concluido con un informe en el que se han analizado cuatro variables. La primera de ellas ha puesto de manifiesto las principales «creencias sociales», en referencia a prejuicios, estereotipos o temores de los ciudadanos, que generan discursos racistas y xenófobos o actitudes discriminatorias. Se han detectado buenas prácticas de tolerancia y diálogo, se ha elaborado un «Decálogo de ciudadanía» y se ha apostado por un mecanismo transnacional de vigilancia y reacción para contrarrestar nuevos discursos racistas en la Unión Europea.
Las entidades que se han sumado a esta iniciativa han mostrado para ello su compromiso por sentar las bases de una convivencia pacífica, democrática e incluyente, a la vez que han ratificado el Decálogo de ciudadanía.
Los impulsores del proyecto reconocen que aunque las sociedades europeas son multiculturales y multiraciales, persisten en todo el mundo comportamientos y actitudes racistas y xenófobas. A finales de julio, la Fundación Secretariado Gitano (FSG) lamentó «los graves incidentes» ocurridos en la ciudad francesa de Saint Aignan, donde tras la muerte de un joven gitano se anunció el desmantelamiento de asentamientos y la expulsión de los gitanos extranjeros a quienes se adjudicara la comisión de un delito. En su opinión, «este tipo de reacciones refuerzan los estereotipos negativos» sobre la comunidad gitana, si bien las acciones ilegales las cometen «personas de manera individual» y no un grupo. Además, instó a optar por políticas de inclusión social, «en lugar de promover expulsiones masivas y el desmantelamiento de campamentos».
La lucha contra el racismo y la xenofobia está en manos de todos. Para que los ciudadanos conozcan qué pasos deben dar, el Decálogo de ciudadanía establece un listado con diez máximas:
- Identificar los principios en los que se deben basar las buenas prácticas.
- Nombrar y reconocer como problemas todos los tipos de racismo y xenofobia.
- Documentar y hacer seguimiento del racismo y la xenofobia.
- Identificar medidas legales y actuaciones eficaces, programas educativos y buenas prácticas.
- Fomentar el papel de los medios de comunicación para promocionar el respeto de las culturas y el reconocimiento de la diversidad.
- Reconocer la contribución de las personas inmigrantes en el ámbito económico, social y cultural.
- Diseñar los servicios públicos según las necesidades de la sociedad.
- Fomentar los principios de respeto y diálogo, contemplar la diversidad cultural como enriquecedora.
- Cambiar los estereotipos por la convivencia.
- Considerar la inmigración como un fenómeno universal.
En este último punto se recuerda que los europeos fueron inmigrantes y se anima a que las sociedades de acogida actuales recuerden, por lo tanto, la emigración de tiempo atrás.
En diciembre de 2004, la localidad alemana de Nuremberg acogió el inicio de la Coalición Europea de Ciudades contra el Racismo. Impulsada por la UNESCO, su intención es crear una red de ciudades. Éstas intercambiarían experiencias para mejorar la lucha contra el racismo, la discriminación y la xenofobia. Se fijó la atención en las ciudades como focos de desarrollo de acciones locales para sensibilizar a los ciudadanos. Son “centros de mezcla étnica y cultural”, donde hay más oportunidades de intercambio, pero también competitividad, conflictos y miedos.
Las ciudades son focos de desarrollo de acciones locales para sensibilizar a los ciudadanos
La Coalición consideró durante su creación que el racismo levanta barreras y divide a comunidades y naciones. Por ello, combate esta “amenaza para la convivencia” con un objetivo a largo plazo: las autoridades locales han de disponer de un programa de trabajo para implantar de forma más eficaz medidas contra la discriminación. Así se recogió en el Plan de Acción elaborado con este fin, que resume en diez puntos otros tantos compromisos relacionados con la educación, la vivienda o el empleo.
Para adherirse a este Plan, hay que firmar una declaración de intenciones y el acta de adhesión y de compromiso, además de enviar cada dos años a la UNESCO y al Secretariado un informe sobre el desarrollo de los 10 puntos del Plan. Con esto, las ciudades firmantes se muestran favorables a utilizar todos los mecanismos posibles para combatir el racismo y la discriminación mediante el cumplimiento de los diez compromisos. “Se responsabilizan de la implantación, coordinación y ejecución de normativas municipales contra el racismo y la discriminación”, recalca la Coalición, que defiende, no obstante, que éstas se decidan tras consultar con quienes sufren de forma directa el racismo y la discriminación, y “en estrecha colaboración” con ONG o asociaciones.