Se calcula que la actual sequía que azota al continente africano, donde apenas ha llovido en los dos últimos años, afectará a 8 millones de personas que necesitarán ayuda de emergencia en Etiopía, Kenia, Somalia y Djibouti. Concretamente un millón de niños y niñas menores de cinco años podrían morir como consecuencia directa e indirecta de esta sequía, tal y como aseguran desde UNICEF . La muerte del ganado, la pérdida de los cultivos y la escasez del agua, así como el temor a que se propague el sarampión y la desnutrición son factores amenazantes para los habitantes africanos.
En colaboración con los gobiernos, el Programa Mundial de Alimentos y aliados de organizaciones no gubernamentales en los países afectados, UNICEF apoya programas de alimentación en Somalia, Kenia y Etiopía. Y durante los próximos seis meses tiene como objetivo ampliar aún más los programas de alimentación terapéutica, incluyendo un incremento en las campañas de vacunación y de vitamina A, así como el suministro de agua y de servicios de saneamiento. La organización también trabaja para minimizar los abusos y la explotación de niños y niñas como resultado de la pérdida de ingresos, los movimientos de la población y la competencia por los recursos. Para tal fin UNICEF solicita 16 millones de dólares adicionales (unos 13.370.771 euros).
Gerry Dyer, jefe de la Unidad de Respuesta Humanitaria de UNICEF, afirma que es de vital importancia que la población del Cuerno de África reciba ayuda inmediata. «Esta es la época de las vacas flacas y se aproxima esa parte del año en que la población suele disponer de pocas reservas de alimentos. Queremos garantizar que no se vuelvan a producir las graves situaciones de desnutrición generalizada de mediados del decenio de 1980 y principios de 1990. Para ello, este año tratamos de confrontar el problema con suficiente anticipación».
Esta sequía que se mantiene ya durante varios años ha provocado que se hayan perdido muchas cosechas y que el ganado se siga muriendo, lo que hace que las familias se vean obligadas a buscar otras fuentes de ingresos, aunque para ello deban abandonar sus aldeas y dirigirse a comunidades más grandes en busca de alimentos. Estas migraciones en las épocas de crisis aumentan el grado de vulnerabilidad de los niños y las niñas, que no pueden ir a la escuela y que a veces quedan separados de sus familias. En este sentido UNICEF espera que haciendo frente al problema de la sequía en el plano comunitario se aliente a la población a que no abandone sus hogares.
Miles de niños y niñas se enfrentan a la hambruna a causa del empeoramiento de la sequía que afecta al norte de Kenia. Por esta razón, el gobierno del país está distribuyendo raciones de comida entre las comunidades que viven en las zonas más afectadas y solicita ayuda urgente a la comunidad internacional. Además, la situación se ve agravada por una creciente ola de violencia y ataques en las zonas rurales por parte de milicias armadas.
Todo ello contribuye a que los niños estén malnutridos y a que sean vulnerables a enfermedades como el sarampión, la malaria, la neumonía y la diarrea. Durante la última campaña de vacunación contra la polio llevada a cabo por UNICEF, más del 80% de los niños y niñas de las áreas más afectadas recibieron suplementos de vitamina A para reforzar su sistema inmune. Sin embargo las graves restricciones de agua, los sistemas deficientes de saneamiento y la limitación en los servicios de salud, hacen empeorar la situación de todos estos niños y niñas. Esta realidad hace necesaria la ayuda y la colaboración de todos los ciudadanos.