Teatro solidario, un modo de ayudar a la vez que disfrutamos

Las funciones solidarias transmiten valores, recaudan dinero para las ONG y, en algunos casos, se adaptan a las personas con discapacidad
Por Azucena García 4 de enero de 2014
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Imagen: Tom Mascardo 1

En la forma, el teatro solidario no es diferente al convencional. Es representado por actores que siguen un guion de acuerdo a las indicaciones de un director. Pero en el fondo, estas funciones marcan una diferencia. Además de transmitir valores, en ocasiones, su fin no es lucrativo, sino que la recaudación se destina a proyectos de ONG. Asimismo, las hay que tienen en cuenta a las personas con discapacidad y representan obras adaptadas o incluyen al público en la función, con acciones para mejorar su confianza y autoestima. En este artículo se explican los detalles que hacen del teatro un espectáculo solidario.

Valores que transmite el teatro solidario

La recaudación de algunas funciones solidarias se destina a proyectos de ONG, que pueden explicarse antes de la obra

Asistir al teatro permite formar parte de innumerables historias y ser testigo del arte en directo. Pero además, a la vez que se disfruta, es posible ser solidario y ayudar a otras personas. Varias compañías colaboran para que esto sea así. Representan obras que se enmarcan en esta corriente de teatro solidario. A ellas pertenece el Grupo de Teatro Santiago Rusiñol. Organiza funciones solidarias en colaboración con ONG. Con ellas decide la fecha y el título que poner en escena y a ellas se destinan los beneficios. De media, se obtienen 1.500 euros de beneficio, derivados de la venta de las entradas y de productos de la ONG, de la fila 0 -personas que no acuden, pero abonan una cantidad a favor de la causa a la que se destinan los beneficios-, así como de la organización de un cóctel o cena posterior a la función.

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Imagen: Chema Jimenez

El grupo representa diversas obras en un teatro propio en el centro de Madrid, en Plaza de España 6. Junto con la ONG, se decide qué se representará y la fecha, se emiten las entradas y se inicia la promoción de la función. El día que esta se pone en escena, la organización puede aprovechar para exponer y vender sus productos, distribuir información y explicar los objetivos y proyectos a los que se destinará la recaudación. En 2013 se organizaron un total de 18 funciones.

Desde 2010, el Movimiento por la Paz (MPDL) respalda el trabajo del grupo de teatro social «Teatro MPDL», creado por esta organización y cuyo objetivo es «difundir una cultura de paz». Con este fin, sus obras se centran en cuestiones como la integración, la solidaridad o la no violencia. Este grupo es posible gracias a más de una veintena de personas, entre actores y personal técnico, que participan de manera voluntaria. «Se reúnen todos los viernes por la tarde para ensayar las representaciones», apuntan desde MPDL, dirigidos por Marta Payo, Eleonora Sayans y Sandra Amade, «tres actrices de teatro con amplia trayectoria que prestan voluntariamente sus servicios». El pasado mes de mayo pusieron en escena ‘El Descuadre’, una obra sobre la importancia de una sociedad comprometida y los valores de una cultura de paz. Cada entrada se vendió a un precio de cinco euros, que se dedicaron a una campaña para paliar la crisis alimentaria en Sahel, a través de los proyectos que MPDL realiza en Malí y Níger.

Teatro solidario y discapacidad

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Imagen: ONCE

Una alternativa más del teatro solidario la constituyen las funciones destinadas a personas con discapacidad. La compañía teatral de Blanca Marsillach y Varela Producciones representan obras adaptadas a personas con discapacidad física, sensorial e intelectual. Este programa de teatro se enmarca en una iniciativa denominada Teatro Social Interactivo, que ayuda a mejorar la autoestima. Con este objetivo, al final de la función se anima a los asistentes a «participar en una serie de ejercicios con los que se pretende incrementar su confianza y autonomía».

El Teatrosanpol.com adapta sus obras a personas ciegas y con discapacidad visual, para evitar que sus acompañantes tengan que narrarles lo que sucede en el escenario. Esta práctica facilita el acceso al ocio de estas personas, mediante sistemas descriptivos que envían información sonora a los asistentes gracias a unos auriculares que se colocan en el oído. Esta información narra tanto el argumento, como datos sobre el vestuario, la decoración o actitudes emocionales de los personajes. Este sistema de audiodescripción impulsado por la ONCE, que lo ha registrado con el nombre de «Sistema Audesc», se emplea en otros teatros de todo el país y se adapta a espectáculos infantiles de títeres organizados para los más pequeños.

Por su parte, FIAPAS y el Teatro Real impulsan el proyecto «Accesibilidad para personas sordas en recintos culturales y de ocio». Gracias a este, en las taquillas y en el patio de butacas del Teatro Real se ha instalado un sistema de bucle magnético que permite a las personas con audífonos y/o implantes «escuchar la música con mayor calidad y, en general, mejorar la recepción del sonido». «Además, existirán a disposición del público, bucles magnéticos individuales para las personas con prótesis auditivas que lo requieran», agrega FIAPAS. Con esta iniciativa, se promueve la participación en eventos culturales de personas sordas y con problemas de audición.

Teatro a favor de la integración laboral

El teatro también es un espacio generador de oportunidades laborales. Gracias al Proyecto Gira, más de 600 jóvenes de 16 a 23 años con escasos recursos han recibido formación y experiencia laboral remunerada. Algunos de ellos se han incorporado al departamento técnico del Teatro Real, “han comenzado el aprendizaje en los talleres de maquinaria, utilería, iluminación, audiovisuales, sastrería, caracterización y en el departamento de producción de distintas óperas”, explica la Fundación Tomillo, y forman ya parte de los equipos que pondrán en marcha las óperas programadas para esta temporada, añade.

Los beneficiarios provienen de entidades sociales expertas en formación y orientación laboral, entre ellas la Fundación Tomillo, por lo que se llega a jóvenes para quienes este programa supone un impulso importante a su carrera. Otras entidades participantes son la Asociación Semilla, la Asociación Norte Joven y la Fundación EXIT. Todos los participantes reciben formación y apoyo de un “coacher” (entrenador), mientras trabajan con profesionales del sector de la hostelería. El objetivo es lograr su inserción laboral gracias a la experiencia que adquieren en trabajos desempeñados durante la celebración de conciertos y otros eventos.

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