Pese a su juventud, Teresa López (A Coruña, 1973) conoce bien los entresijos del trabajo en el medio rural. Preside la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), desde donde aboga porque éstas participen en los órganos de decisión para alcanzar una igualdad “real y efectiva”. Asegura que en los últimos años ha habido avances significativos en este sentido, pero defiende que todavía hay que lograr más cambios. Para ello, pide la “complicidad” de los hombres e incentivos que motiven a la gente joven para permanecer en las explotaciones. “Las personas que trabajan en el campo quieren reducir al máximo las incertidumbres”, subraya.
Efectivamente. El ámbito rural se define en función del tamaño de las poblaciones. Con la Ley para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural se ha incrementado el número de habitantes que determinan la ruralidad de un municipio y se ha calculado que hay siete millones de mujeres que viven y trabajan en el medio rural, pero desde luego creemos que el trabajo de todas ellas no está reconocido.
Hay siete millones de mujeres que viven y trabajan en el medio rural, pero el trabajo de todas ellas no está reconocido
La mujer se desenvuelve principalmente en la agricultura y en la ganadería, pero también en otros sectores. La mayoría lo hace en explotaciones familiares. Desempeñan un trabajo que no está remunerado y tampoco cuentan con derechos sociales. Su labor se entiende más como una ayuda familiar que como un empleo. Se considera que es algo que les viene dado por el hecho de ser esposas, hijas o madres de un agricultor o de un ganadero. No es habitual que una mujer esté al frente de una explotación y, cuando lo está, se trata de explotaciones pequeñas.
Es obvio que estamos en una fase de visibilización. Las mujeres empiezan a contar en las estadísticas y, efectivamente, se han logrado avances normativos muy positivos, como la reforma de la Seguridad Social Agraria, que incentiva la incorporación de las mujeres a este sistema, y la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, que nos remite a un futuro desarrollo normativo de la titularidad compartida. Aún así, todavía hay que lograr más cambios porque son fundamentales.
Creemos que sin lograr la complicidad de los hombres no vamos a avanzar o, por lo menos, no tanto como necesitamos. Es fundamental que sepan de qué estamos hablando, que se involucren, porque alcanzar la igualdad será beneficioso para el conjunto de nuestra sociedad. Las mujeres deben participar en los órganos de decisión de las organizaciones profesionales agrarias y los hombres deben colaborar para ello, porque entonces todo será mucho más sencillo.
Se han logrado avances, pero todavía hay que lograr más cambios porque son fundamentales
Insisto. Está claro que nuestra situación ha mejorado, pero el medio rural se caracteriza por unos estereotipos y unos roles muy arraigados. Es imposible cambiarlos de un día para otro. Esta labor nos llevará tiempo. De ahí la importancia de educar a los jóvenes en el concepto de igualdad y conseguir que las mujeres la reivindiquen.
Por supuesto que no. El desarrollo del medio rural es impensable sin el trabajo de las mujeres. Este sector se caracteriza por las explotaciones familiares, en las que hombres y mujeres contribuyen a su desarrollo. Por lo tanto, es impensable imaginar una agricultura y una ganadería sin sus mujeres.
Es verdad que la agricultura y la ganadería son actividades sometidas a una gran incertidumbre. Ahora mismo, además, estamos en una crisis ganadera importante, pero el trabajo en el campo es precioso. No es lo mismo tener una explotación de leche, que exige un cuidado diario, a trabajar en la agricultura. Una tarea que permite cierto respiro.
Demandamos servicios de sustitución para incentivar o facilitar que los jóvenes se incorporen a las explotaciones
Desde Fademur demandamos servicios de sustitución para incentivar o facilitar que los jóvenes se incorporen a las explotaciones. Las personas que trabajan en el campo quieren reducir al máximo las incertidumbres. Algunas como el clima no se pueden controlar, pero si existieran servicios de sustitución, personas preparadas que se hicieran cargo de una explotación mientras su dueño o dueña está de vacaciones…, los agricultores y ganaderos podrían disfrutar de unas condiciones de vida aceptables. Esto incentivaría la permanencia en las explotaciones.
Desde luego, la Ley de Dependencia va a ser revolucionaria desde muchos puntos de vista, pero especialmente para las mujeres del medio rural. Vamos a liberar a muchas de un trabajo que han desempeñado durante años sin ningún tipo de compensación y vamos a conseguir una diversidad muy importante de servicios que hasta ahora no existían en el medio rural. Además, ahora que cuidar a una persona dependiente es una oportunidad laboral, en Fademur queremos aprovechar este nuevo yacimiento de empleo. Hay mujeres del medio rural que lo quieren aprovechar. Algunas ya han pensado en poner en marcha sus propias iniciativas de autoempleo a través de cooperativas para ofrecer estos servicios en sus pueblos.