Si estás pensando en cortarte la melena debes saber una cosa: tu pelo puede ayudar a alguien que lo necesita. En España, una red de peluquerías y varias asociaciones solidarias colaboran para crear pelucas que servirán a pacientes con cáncer, sobre todo a mujeres que con la quimioterapia han perdido su cabello y lo necesitan para recuperar su autoestima, pero que no tienen recursos para adquirirlas. En este artículo contamos cómo poder ayudar en esta iniciativa, tengas el pelo que tengas.
El precio de una peluca de pelo natural en el mercado ronda los 1.500 euros, aunque a veces cuesta más. Y, sin embargo, es una necesidad para personas que lo han perdido a causa del cáncer y que queda fuera del alcance de muchas de ellas.
Las pelucas solidarias son gratuitas para las enfermas de cáncer que las necesitan y no pueden pagarlas
Por fortuna, asociaciones como Mechones Solidarios, en Málaga, y Peluca Solidaria, en Madrid, las crean con pelo que llega desde todos los rincones de España. Este tejido altruista empieza por quien quiere cortarse la melena y donarla y se articula a través de un millar de peluquerías, centros de belleza y asociaciones de lucha contra el cáncer como AECC, que recogen el pelo donado y lo envían a los artesanos que confeccionan las pelucas para mujeres y niñas que han recibido un tratamiento de quimioterapia.
«Las pelucas solidarias las confeccionamos para pacientes oncológicas que no pueden comprar una peluca por falta de recursos», explica Izaskun García, responsable de Peluca Solidaria. Pero existen distintos criterios para repartirlas. Si la persona carece de recursos económicos o sus ingresos mensuales no superan los 400 euros, la peluca es gratuita. En otros casos, la paciente paga parte del coste, pero con una rebaja importante -alrededor del 70 % de lo que abonaría en el mercado-, y el precio no supera los 500 euros.
Lo primero para donar el pelo es querer hacerlo y acudir a una de las peluquerías solidarias que colaboran con alguna de estas asociaciones (el listado se encuentra en sus sitios web). A partir de ahí, estos son los criterios para hacer una melena más solidaria.
1. El largo del pelo importa
No es relevante cuánto pelo donemos, pero sí resulta esencial que la coleta tenga «al menos 30 centímetros de longitud», dice García, ya que las pelucas de pelo largo son las más solicitadas. Tampoco se necesita tener una edad determinada para regalar pelo, pues se aceptan cabellos de niñas o niños con coleta y también de personas adultas.2. Rizado o liso
Sea como sea el pelo, se puede donar. La variedad de cabellos es inmensa (lisos, ondulados, rizados…) y, por tanto, cuanto mayor diversidad de coletas recogen estas asociaciones, más probabilidad hay de que los artesanos del pelo puedan confeccionar una que se asemeje al que tenía la paciente.
Pero si el cabello es rizado, la longitud real (estirada) será mayor de lo que aparenta. Por eso, para conocer la extensión de la coleta, hay que mojar el pelo y peinarlo para que quede bien estirado. De esta forma, con ayuda de una regla o metro, es posible saber mejor cuál es la largura.
3. ¿Y si está teñido?
El color de la coleta es indiferente, aunque el rubio está muy demandado, ya que resulta más difícil de conseguir. Las asociaciones valoran mucho el pelo natural, no tratado, ya que lo aprovechan para crear pelucas más naturales. Y el canoso también es bienvenido.¿Qué pasa si está teñido o con mechas? No importa, también se puede donar. «Todo el cabello que recibimos es procesado, por lo que el tinte desaparece», añade García. Aunque hay una excepción: si está teñido con henna, la coleta no suele servir, porque no absorbe algunos tratamientos capilares posteriores.
4. Capas y mechas
Para aprovechar bien la melena, si el pelo está cortado en capas o con mechas, en el taller de pelucas se encargarán de separarlo por longitud y por colores. De esta forma, los mechones se unifican y los artesanos pueden usar los más adecuados.
Como vemos, donar una coleta es fácil. Solo se necesita planificar el corte de pelo, coger un metro y esperar a que alcance los 30 centímetros para ayudar a quien realmente lo necesite.