Casi el 20% de los hogares españoles vive por debajo del umbral de pobreza -de ellos medio millón en situación de pobreza y exclusión severas-, pese a los últimos 15 años de desarrollo y prosperidad. Lo dice el VI Informe FOESSA de Cáritas, presentado este martes, que certifica el fracaso de la redistribución de la riqueza generada durante esa década y media.
El estudio es una radiografía de la evolución socioeconómica española entre 1994 y 2007. En ese tiempo la brecha de la desigualdad se ha agrandado. Cáritas señala que la riqueza generada por unas tasas de crecimiento muy superiores a la media europea se ha concentrado en pocas manos. Las rentas de los hogares ubicados en el 80% más rico de la población española son 5,3 veces superiores a las del 20% más pobre. En la UE de 25 países esa diferencia es menor, de 4,7 veces.
«Se ha consolidado en la estructura social una pobreza severa que no varía, lo que supone un déficit estructural de distribución a los sectores más vulnerables de la sociedad», señaló Silverio Agea, secretario general de Cáritas.
Entre un 3% y un 4% de la población sufre privaciones graves o muy graves en alimentación, vivienda o salud
El retrato que dibuja el informe FOESSA es realmente preocupante. Uno de cada cinco hogares españoles (casi el 19,7%) sigue por debajo del umbral de la pobreza. Una línea que el Instituto Nacional de Estadística (INE) fija en 6.895 euros por persona y año, cifra a la que no llegan casi 8,5 millones de españoles.
Además, entre un 3% y un 4% de la población -1,5 millones de ciudadanos- sufre privaciones graves o muy graves en alimentación, vivienda o salud, y un porcentaje de entre el 2% y el 3% sobrevive en condiciones de penuria manifiesta.
Por comunidades autónomas, las de mayor tasa de pobreza son Extremadura, Ceuta, Castilla-La Mancha y Andalucía. Navarra, País Vasco y Baleares son, por el contrario, las que cuentan con menos pobres oficiales.
El informe de Cáritas constata que se dan tres situaciones que combinan la pobreza y la exclusión social con diverso grado e intensidad.
En primer lugar está la pobreza integrada. Se trata de sectores integrados socialmente, pero con ingresos insuficientes que les sitúan por debajo del umbral de pobreza, y suponen el 12,2% de los hogares. “Para mejorar su situación, las políticas redistributivas, basadas en los mecanismos clásicos de la fiscalidad y la seguridad social, deberían ser suficientes”, indica la ONG.
Luego están los excluidos “con dinero”. Uno de cada diez hogares (el 9,8%) se encuentra situado por encima del umbral de pobreza pero presenta diversos problemas de integración social, por lo que “no deberían quedar al margen de la intervención de los servicios sociales”, opina Cáritas.
Por último, los excluidos pobres, que suponen el 7,2% de los hogares, deberían ser los destinatarios principales de las políticas de activación unidas a la garantía de ingresos mínimos, señala la organización. De ellos, poco menos de la mitad, medio millón de hogares aproximadamente, se encontrarían en pobreza extrema y exclusión social. “La carencia de una auténtica malla de seguridad hace que la situación de estas familias se muestre especialmente delicada y es posiblemente el mayor reto para la cohesión social en España”, advierte Cáritas.