Con la intención de reforzar la autonomía personal y la integración social de las personas con discapacidad visual, diversos programas de voluntariado se centran en ellas. Los voluntarios ayudan en actividades de la vida diaria a quienes carecen del apoyo oportuno para realizarlas. Mitigan la soledad en la vivienda o en una residencia, acompañan a la consulta del médico o asesoran en la compra de ropa o medicinas, entre otras cosas. Su ayuda es muy valiosa y, por ello, es fundamental contar con un número suficiente de voluntarios.
Imagen: ONCE
El voluntariado con personas con discapacidad visual supone una gran ayuda para éstas. Se divide en diferentes programas pensados para cubrir sus necesidades en el día a día. Los voluntarios realizan tareas sencillas, pero imprescindibles. En total, las propuestas son cinco. Todas están pensadas para incidir «de manera muy positiva en su bienestar, ya que permiten realizar actividades para las que no cuentan con las condiciones personales y/o socio-familiares adecuadas», explica Patricia Sanz, directora de autonomía Personal, Bienestar Social y Atención al Mayor de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles).
Son programas activos en toda España. Se coordinan desde los 33 Servicios de Voluntariado distribuidos por todo el territorio nacional. Los beneficiarios son las personas afiliadas a la ONCE y, «en el caso de los menores de edad o incapacitados legalmente, se requiere que la solicitud de atención la realice quien ostente la patria potestad o tutoría legal del menor», precisa Sanz.
Diversos programas
El programa de acompañamiento se destina a quienes carecen «de un grado de autonomía personal suficiente» y, en su entorno socio-familiar, tampoco cuentan con personas que puedan estar con ellos. Por este motivo, los voluntarios les hacen compañía en su domicilio, residencia o en un hospital, o acuden con ellos en sus desplazamientos a servicios que presta la ONCE u otros externos, como aprendizaje de braille y tiflotecnología, o consultas médicas, gestiones administrativas, compras y paseos. También son imprescindibles para personas autónomas pero que, de manera puntual, necesitan a otra persona para un desplazamiento complejo o desconocido. Otra posibilidad pasa por acompañar en los turnos de vacaciones sociales, ya sea desde el punto de origen del viaje o en el lugar de destino.
Se puede acompañar en los turnos de vacaciones sociales, desde el punto de origen del viaje o en destino
Más reciente es el programa de experiencia profesional, que apenas cuenta con un año y medio de vida, si bien ha experimentado un desarrollo progresivo en cuanto a aceptación. Su objetivo es «divulgar experiencias laborales significativas por parte del voluntario». Se espera que éstas sirvan de referencia a los afiliados demandantes de empleo o que tengan intención de iniciar una experiencia profesional por cuenta propia. Para garantizar la fiabilidad del proyecto, se intenta que los voluntarios sean también afiliados a la ONCE. Otro requisito se refiere al tiempo: deben tener, al menos, «una experiencia de más de seis meses en la tarea, actividad o puesto sobre el que van a orientar».
Otro aspecto al que se presta atención es el deporte, ya sea en grupo o individual, organizados por la ONCE o por otras entidades. Se apoya durante la práctica deportiva, en el acceso a las instalaciones y en su interior, se ayuda en los entrenamientos y pruebas y se localizan los instrumentos deportivos y materiales personales. Quienes prefieran, pueden colaborar en actividades culturales y recreativas, tanto en su organización (tertulias, conferencias, cine forum) como en el apoyo a los afiliados que quieran participar.
Apoyo puntual
Imagen: ONCELos voluntarios que no se puedan comprometer para programas continuos o que opten por otro tipo de voluntariado, tienen la oportunidad de tomar parte en el programa de acceso a la información. Se presta un apoyo puntual cuando haya que acceder a «información impresa plasmada en documentos». Los voluntarios ayudan en tareas como: cumplimentación de impresos, documentos u hojas de pedido y lectura de correspondencia, documentos privados, apuntes manuscritos y textos con gráficos, fórmulas o tablas complejas. Aunque estos últimos se leen en general con medios tiflotécnicos, en ocasiones, su complejidad obliga a necesitar ayuda para comprenderlos.
Imagen: ONCE
En estos programas de voluntariado pueden participar todas las personas que lo deseen, pero la formación es un requisito imprescindible, según establece la Ley 6/96, de 15 de Enero, de Voluntariado y el Estatuto del Voluntario de la ONCE. La propia organización imparte esta formación, que consiste en un curso con una duración mínima de 15 horas en el que se abordan, entre otras, materias diversas sobre: formación institucional, pautas de comportamiento con personas con ceguera o deficiencia visual grave, aspectos básicos sobre enfermedades frecuentes entre los afiliados, acercamiento a las características de los mayores y contenidos concretos en los programas de voluntariado.
Los requisitos para ser voluntario de la ONCE son: ser mayor de edad, sin vinculación civil, laboral o mercantil con la organización, con nacionalidad de la Unión Europea o con permiso de residencia en territorio español, si se tiene nacionalidad extracomunitaria. Además, es fundamental “desear dedicar parte del tiempo a las actividades contempladas en cada uno de los citados programas, sin contraprestación alguna”, precisa Patricia Sanz.
Los coordinadores del servicio asignan los afiliados a los voluntarios, en función de su perfil y compatibilidad
El último paso es la formalización del Acuerdo de Prestación de Servicios en Régimen de Voluntariado. “Sólo se requiere disponibilidad de tiempo libre. Son los voluntarios quienes determinan la dedicación que pueden ofrecer”, explica Sanz. La asignación de afiliados la realizan los coordinadores del servicio de cada centro a partir de la entrevista previa que se realiza a los aspirantes a voluntario. “Se define su perfil y posibles vías de colaboración, además de buscar siempre la compatibilidad con el potencial beneficiario del servicio”, agrega.
Hasta el pasado mes de abril, la ONCE contaba con un total de 1.283 voluntarios, “un número que cubre de manera satisfactoria las necesidades, si bien cualquier nueva incorporación es bienvenida y muy necesaria para poder desarrollar nuestra labor con mayores garantías de éxito”, concluye Patricia Sanz. Todas las personas interesadas pueden informarse en cualquier delegación territorial, dirección administrativa o agencia de la ONCE. También es posible contactar por correo electrónico: voluntariado@once.es