Los programas de voluntariado proporcionan a los adolescentes el sentimiento de que pueden ayudar a los demás y aportar su “granito de arena” a este mundo, mientras sienten que sus esfuerzos sirven para algo. Algunos acceden al voluntariado a través de organizaciones religiosas, de programas puestos en marcha por su escuela u otras ONG a las que acuden con amigos, solos o con la familia, lo que influirá en su decisión de ser voluntario. En este artículo se describen los beneficios que tiene hacer voluntariado para los adolescentes y las diversas posibilidades que se ofrecen para participar.
¿Qué aporta el voluntariado al adolescente?
El voluntariado mejora la autoestima de los adolescentes y mejora su rendimiento escolar
El voluntariado favorece que los adolescentes pasen menos tiempo frente a un monitor jugando a videojuegos, en un centro comercial o en la calle viendo el tiempo pasar. Son muchos los beneficios que aporta a los más jóvenes participar en programas de voluntariado, entre otros:
- Ampliar la visión que se tiene del mundo. Tanto si el voluntariado es en el barrio, ciudad o fuera del país, enseña a conocer otras formas de vida, culturas e idiomas e incrementa la perspectiva que se tiene sobre el mundo.
- Tener una mayor conciencia por los otros. Construir valores como la empatía y la compasión a través de conocer la realidad en la que viven otras personas con algunas dificultades de salud (discapacidad), de recursos económicos o acceso a la educación y, en definitiva, con los mismos sentimientos.
- Ser voluntario exige compromiso y constancia, dos beneficios personales fundamentales que pronto se verán reflejados en la mejora del rendimiento escolar y la reducción de otras prácticas de riesgo como el consumo de drogas.
- Conocer a otros adolescentes con inquietudes similares y con quienes compartir un proyecto común de ayuda a los demás. Una vez involucrados en actividades voluntarias, los jóvenes hacen nuevos amigos y tienen experiencias que afectarán de forma positiva en su conducta.
- Desarrollar la autoconfianza. Las actividades voluntarias en las que se impliquen requerirán tomar decisiones, proponer ideas y dar su opinión. Esto afianzará su autoestima sintiéndose partícipes de un programa que hacen entre todos.
- Incrementar la variedad de elecciones vocacionales que van a ir haciendo y que les permitirá, cuando sean jóvenes y adultos, tener una mirada más amplia y saber con qué o quiénes desean comprometerse.
- Aprender habilidades que podrían ser útiles cuando alcancen la edad adulta. Los adolescentes que participan en voluntariado deportivo, con animales o con personas mayores desarrollan unos conocimientos y una capacidad de organización que solo se aprende a través de la experiencia.
Tipos de voluntariado entre los adolescentes
El voluntariado tiene un impacto significativo en el bienestar psicológico del adolescente, además de que aporta beneficios a la comunidad. Estos jóvenes pueden involucrarse en distintos programas de voluntariado.
- Actividades de ocio y tiempo libre con niños y niñas. Los adolescentes pueden implicarse en programas de apoyo en hogares o casas de acogida, jugando y haciendo talleres artísticos.
- Acompañamiento a personas mayores en residencias geriátricas. Son capaces de aportar alegría y entusiasmo a los ancianos. Además, los adolescentes aprenden mucho de los mayores y de su experiencia vital.
- Eventos deportivos o musicales en o cerca de la escuela. Son atractivos para los jóvenes porque están en su entorno cercano y resultan más fáciles para que los alumnos se adapten a sus horarios, tales como recolectar entradas en un partido, entregar programas en una obra de teatro o actuar como guías para los padres durante eventos de puertas abiertas.
- Protección de animales. Para adolescentes a los que les gusta el mundo animal, pueden acudir a refugios para llevar a cabo las tareas diarias de alimentación y limpieza de los perros, gatos u otros animales.
- Voluntariado en India, Costa Rica, Ghana, Perú y Guatemala para ayudar a las personas con el cuidado de niños, ancianos y otras necesidades. Los voluntarios deben tener entre 15 y 17 años y reciben supervisión adulta las 24 horas del día. Lo organiza la asociación Cross Cultural Solutions que incluye también tiempo para actividades sociales y culturales.