Cómo funciona Mastodon, la red social que crece y se perfila como alternativa a Twitter

Mastodon es una organización alemana sin ánimo de lucro que crea y ofrece software gratuito de código abierto. La plataforma no es una red social, sino un conjunto de redes que pueden estar conectadas entre ellas o no. Su creador, el desarrollador de software Eugen Rochko, la presenta como una alternativa a Twitter, y la describe como una «plataforma de redes sociales descentralizada, libre y de código abierto».

¿Qué significa esto último? Que el código fuente es público: cualquier persona puede acceder a él, usarlo y modificarlo. Como sucede con muchos otros programas y aplicaciones con esta característica, la gente puede cambiar y mejorar la programación, personalizarla o crear funciones nuevas. Es decir, la base de Mastodon está al alcance de los usuarios, no pertenece a una empresa privada y los datos no están centralizados en un único servidor.

Aunque suena novedosa, la plataforma de moda no es nueva. Se lanzó en 2016. Lo que sucede es que este año ha ganado protagonismo, sobre todo en las últimas semanas. La compra de Twitter por parte de Elon Musk y los numerosos cambios que se avecinan tras esa adquisición multimillonaria han empujado a miles de tuiteros a buscar alternativas. Mastodon se perfila como buena candidata porque se parece a Twitter en muchos aspectos, si bien en otros es totalmente distinta.

La apariencia, las opciones y los comandos de Mastodon se parecen bastante a los de Twitter:

• Los mensajes (llamados toots) se escriben y publican igual que los tuits. Es posible adjuntar imágenes, vídeos y enlaces a páginas web; también añadir emojis, poner etiquetas y hacer encuestas.
• Los toots de otros usuarios se pueden marcar como favoritos con una estrella (el equivalente al «me gusta» de Twitter), compartirse dentro de la propia red (retootear) y compartirse fuera de Mastodon (por ejemplo, enviándolo vía e-mail o WhatsApp). También se pueden responder o comentar.
• En Mastodon, como en Twitter, es posible seguir a otros usuarios (y, por tanto, tener seguidores); seguir temas de actualidad y tendencias.

• Mastodon permite escribir mensajes más largos (de hasta 500 caracteres, en vez de los 280 de Twitter) y también editarlos o corregirlos una vez que han sido publicados, algo que Twitter no permite hacer.
• Sin embargo, no deja etiquetar personas en las imágenes de los toots ni añadir comentarios cuando se retootea un mensaje de otra persona.
• Las publicaciones del timeline aparecen en estricto orden cronológico. Su aparición no obedece ni a la cantidad de veces que haya sido marcado como favorito, ni a la cantidad de seguidores de quien lo ha publicado, ni a ningún otro factor más allá del tiempo.
• En Mastodon no hay anuncios ni publicidad.

Al margen de estas características, las principales diferencias son de concepto, porque Mastodon responde a un modo distinto de concebir una red social: si no tiene publicidad es porque el sistema funciona con la microfinanciación colectiva.

Si has seguido las noticias sobre esta «red de redes» o has leído sobre ella, lo más seguro es que hayas encontrado conceptos como «instancia», «servidor», «comunidad», «interacciones», «moderador»… ¿Qué quiere decir todo eso?

Para entender el modelo, podemos pensar que Mastodon es un barrio residencial en el que hay varias viviendas de distintos tipos y tamaños. Cada ‘vivienda’ tiene sus propias reglas de comportamiento y convivencia, y hay unas que pueden albergar a más personas que otras. Algunas, además, tienen intereses muy concretos, desde el deporte y la astrofísica hasta los derechos sociales y la jardinería.

Cada ‘vivienda’ de Mastodon es una «instancia» o «servidor». Estos son independientes de los otros, pero pueden relacionarse, del mismo modo que en un barrio nos relacionamos con el resto del vecindario.

Para utilizar Mastodon hay que elegir una de esas ‘viviendas’. Antes de hacerlo, es preciso leer antes sus normas y sus intereses, para saber que estamos de acuerdo y que allí nos sentiremos a gusto.

Hoy por hoy, la mayor parte de los usuarios nuevos se apunta en mastodon.social, una instancia muy grande que hace las veces de ‘posada’ para quienes acaban de llegar. Sin embargo, lo más indicado es apuntarse en una instancia que nos interese, o mudarse a ella una vez que la hayamos elegido (en Mastodon es posible «migrar cuentas» o cambiar de alojamiento).

Los usuarios de Mastodon se alojan en «instancias», pero no son herméticas: pueden estar en contacto con otras. Así, además de leer los mensajes de quienes están alojados en la misma instancia que nosotros, es posible leer, comentar y compartir mensajes de los ‘vecinos’.

Cuando hay un vecino molesto, lo podemos silenciar o bloquear —igual que en Twitter—, pero también es posible dar un paso más allá: solicitar que nuestra instancia silencie o bloquee a la suya. De esa forma, se corta el nexo entre ambas ‘viviendas’: todos los mensajes de esa otra instancia dejarán de verse en la nuestra. Esto puede ser muy útil para cortar de raíz situaciones de acoso, por ejemplo, o para proteger a todos los habitantes de una instancia, en lugar de a uno solo.

Además, hay dos timelines o líneas temporales donde se ven los mensajes:

• Local: es el timeline de nuestra instancia, donde solo vemos las publicaciones de nuestros ‘compañeros de piso’; es decir, de los usuarios que están alojados en el mismo servidor que nosotros.
• Federada: es la línea temporal donde se muestran las publicaciones públicas más recientes de las personas de nuestro servidor y de otros servidores con los que tenemos relación.

Las instancias pueden ser de distinto tamaño. Según la capacidad del servidor contratado, caben más o menos usuarios, y más o menos datos y flujo de información. Las más pequeñas admiten hasta cinco personas; las más grandes, más de 2.000.

El uso del servidor y su mantenimiento tiene un coste; y la gestión requiere tiempo y dedicación. Moderar una «instancia» es como regentar una vivienda: hay que hacer mejoras, resolver problemas, hacer cumplir las normas, despejar dudas, tomar decisiones, etc.

En cualquier caso, ser usuario de Mastodon no implica ser moderador de una instancia ni pagar. Basta con entrar en la página web, elegir entre las diferentes instancias disponibles y apuntarse. En algunas, el acceso es inmediato, mientras que en otras hay que solicitarlo y esperar a que nos admitan. Cada ‘vivienda’ tiene sus reglas.

La persona que crea la instancia corre con los gastos de mantenimiento, aunque los usuarios pueden colaborar. El método más utilizado es la microfinanciación (a menudo, con aportaciones en plataformas de micromecenazgo como Patreon). Eso permite pagar los gastos del servidor y mantenerlo funcionando.

Mastodon puede usarse en el ordenador (con un navegador web) o en el móvil, a través de sus aplicaciones (hay para iPhone y Android).

• 1. Hay que acceder a su página web y elegir un servidor (una ‘vivienda’) donde alojarse. Algunos servidores o instancias permiten crear la cuenta en el momento; en otros hay que solicitarla y esperar a que nos acepten.
• 2. Lo siguiente es completar los datos básicos, poner nuestra foto y elegir un nombre de usuario (como cuando creamos un perfil en cualquier otra red social).
• 3. Conviene publicar un primer toot de presentación y fijarlo. Esto no es obligatorio, pero ayudará a los demás usuarios a saber quiénes somos o si tenemos intereses similares.
• 4. Podemos buscar personas que conozcamos y empezar a seguirlas.