Phoenix es la ciudad que el Gobierno de EEUU ha elegido para comenzar las pruebas de un escáner del cuerpo que, en cuestión de segundos, podrá detectar armas y explosivos ocultos en los pasajeros.
La Administración para la Seguridad en el Transporte (TSA) indica que los resultados de estas pruebas determinarán si, en el futuro, el escáner de cuerpo entero podría reemplazar por completo los detectores de metal que se utilizan en todos los aeropuertos del país. En su página de Internet, la TSA explica el funcionamiento de esta tecnología, que no utiliza radiación, genera ondas electromagnéticas, y ha sido denominada «onda milímetro».
La máquina está instalada en un área remota, apartada del proceso de revisión de los viajeros, de modo que ningún pasajero ni empleado del aeropuerto podría ver las imágenes tomadas por el escáner. Con el fin de proteger la privacidad de las personas, «una vez que el agente de seguridad haya revisado la imagen, la imagen será borrada de forma permanente. El agente no podrá imprimirla, ni exportarla, archivarla o transmitirla», tal y como asegura la TSA.
A pesar de las garantías de protección de la TSA, grupos como la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) han criticado este tipo de tecnología, por considerar que se trata de una intrusión en la intimidad de las personas.
La primera prueba se llevará a cabo con pasajeros que hayan sido identificados por las autoridades para revisiones adicionales, en el aeropuerto internacional de Sky Harbor, en Phoenix (Arizona).
Tal y como informa la agencia federal, esta tecnología ya ha sido utilizada en varios aeropuertos internacionales, entre ellos en el Reino Unido, España (hubo uno en pruebas), Japón, Australia, México, Tailandia y los Países Bajos, indicó la agencia federal.
Con estas pruebas, las autoridades encargadas de la seguridad en el transporte tratan de determinar si el escáner, que también puede detectar metales, plásticos y líquidos, es un método más eficaz que la revisión física de los pasajeros.
La TSA cuenta con estos escáneres, que no requieren ningún contacto físico, en una cárcel de Pensilvania, y en varios tribunales en Virginia, Colorado Springs (Colorado), Los Ángeles (California) y el Condado Cook (Illinois).
Cada máquina tiene un costo aproximado de al menos 100.000 dólares. La agencia ya adquirió un total de ocho escáneres y tiene previsto comprar otros equipos para instalarlos en los aeropuertos de JKF en Nueva York, y Los Ángeles.