El fraude en Internet cada vez es más sofisticado y comienza a profesionalizarse. Así lo ha advertido el Departamento de Justicia estadounidense en palabras de Christopher Painter, subdirector de la división de crímenes digitales y propiedad intelectual.
Según Painter, se ha producido un cambio en el tipo de gente que ataca redes de ordenadores, «desde el ‘hacker orgulloso’ hasta quienes se mueven por motivos económicos». En este sentido, precisa que el verdadero peligro está en los estafadores anónimos y organizados, y «no en los jóvenes piratas informáticos localizados en su dormitorio».
«Todavía hay casos de ‘tiradores’ solitarios, pero cada vez descubrimos más y más grupos criminales organizados que buscan víctimas a través de Internet», explicó Painter en una conferencia en Londres.
No hay datos precisos sobre el coste del fraude «online», en parte porque algunas empresas prefieren no decir nada a anunciar que sus redes han sido atacadas. En otros casos, ni siquiera se enteran.
La Oficina Federal de Investigación (FBI, sus siglas en inglés) calcula que estas actividades cuestan a la industria estadounidense unos 400.000 millones de dólares al año.
La principal preocupación en estos momentos de las autoridades estadounidenses es que grupos organizados de «ciberdelincuentes» decidan atacar servicios de emergencia para cometer extorsiones o que terroristas ataquen recursos críticos como el agua o la electricidad. Para evitarlo, abogan por la cooperación internacional, aunque por ahora no hay grandes iniciativas en este sentido.