A pesar de que la tasa anual de crecimiento de internautas descendió al 20%, siete puntos menos que doce meses antes, el número de usuarios de todo el mundo ascendió a 591 millones de personas a finales de 2002, según el ‘Informe sobre Comercio Electrónico y Desarrollo 2003’, el cual se presentó ayer en Ginebra por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
El informe presentado por este organismo señala que el acceso por banda ancha puede acelerar el tráfico y cambiar la forma en que los particulares y las empresas utilizan Internet. Respecto al comercio electrónico dirigido a particulares, éste sigue representando una parte reducida de las cifras totales de comercio al por menor (en torno al 1,5 por ciento en Estados Unidos y la Unión Europea). En cambio, en el comercio entre empresas sí predominan este tipo de transacciones.
Según datos del informe, la mayoría de los países en desarrollo sufre limitaciones para ampliar su economía electrónica principalmente debido a sus bajos niveles de ingresos, reducidas tasas de alfabetización, falta de sistemas de pago y resistencia cultural a ese tipo de comercio. Por continentes, a finales del pasado año los países en desarrollo contaban con una tercera parte de la comunidad internauta, con un crecimiento del cuarenta por ciento con respecto a 2001. Las cifras son muy dispares, oscilando entre los más de doscientos millones de internautas de Asia y América, pasando por los 166 millones de Europa, hasta los casi ocho millones de África.
El estudio destaca la importancia de la seguridad que es «trascendental» en el ‘e-commerce’, por lo que sugiere alcanzar una protección «razonable» mediante una combinación de programas, equipo físico y estrategias de gestión del riesgo».
Para superar la brecha digital el informe recomienda que los países en desarrollo «consideren la conveniencia» de utilizar programas de acceso abierto y gratuito, cuyo código se ha hecho público, como el sistema operativo ‘Linux’. UNCTAD recoge que los programas de código abierto «no sólo posibilitan sino, lo que es más importante, facultan a los pueblos y a las naciones a manejar su propio desarrollo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones» (TIC), y destaca que se trata de aplicaciones «fiables, seguras y mejorables a un costo comparativamente reducido para los usuarios», amén de permitir «enfocar mejor» las cuestiones de seguridad.