La polémica rodea al nuevo formato de documentos de Microsoft, que podría ser reconocido esta semana como patrón internacional. Y es que los críticos contra este estándar, que parece ser un intento más de la compañía por asegurarse clientes, temen perder el control sobre sus propios datos.
La decisión sobre este asunto depende de la votación que se está llevando a cabo por parte de los miembros de la Organización Internacional para la Estandarización (ISO). La aprobación por parte de la ISO podría incentivar una mayor adopción del formato Microsoft Open XML, sobre todo por parte de organizaciones del sector público.
No hay necesidad de adoptar un patrón rival al extendido Formato de Documento Abierto (ODF, por sus siglas en inglés), que es ya un estándar internacional, según defienden los opositores al nuevo formato de Microsoft. Su principal argumento es que las 6.000 páginas de código del Open XML lo hacen artificialmente complicado e intraducible si se comparan con las 860 del ODF. En el centro de la polémica se encuentran los temores a que el Open XML no sea tan abierto como su nombre anuncia, por lo que se teme que los usuarios de este formato puedan terminar dependiendo de Microsoft para acceder a sus propios documentos.
Por su parte, Microsoft asegura que la existencia de múltiples estándares es normal en programación y en otras industrias y que la competencia se traduce en mejores productos. El gigante informático mantiene además que su formato tiene mejores especificaciones y es más útil que el ODF.