Ayer se dio a conocer que la cadena de tiendas de telefonía móvil The Phone House, con 400 tiendas en España y una red de 1.600 establecimientos en 10 países del continente europeo, ha suscrito un acuerdo con Amena-Orange para utilizar sus redes, y ha anunciado que comenzará a operar «bastante antes de Navidad» como operador móvil virtual.
De este modo, el primer operador móvil virtual (OMV, en inglés Mobile Virtual Network Operator, MVNO) no será un simple revendedor de minutos. Un OMV es una operadora que sin tener concesión de espectro de frecuencia para ofrecer el servicio de telefonía móvil a través de una red propia los revende bajo su propia marca usando la cobertura de otra compañía de servicio móvil.
The Phone House dispondrá de su propio segmento de numeración para asignar a los clientes y abrirá una oficina de atención al usuario, lo que implica que pretende actuar como un operador de funciones completas que alquilará redes a su propietario.
Amena, por su parte -adquirida por France Telecom-, experimentará en breve plazo una importante transformación para adaptarse a la imagen y estrategias del grupo francés de telecomunicaciones. Además, mantiene negociaciones con otros interesados.
El lanzamiento de los operadores virtuales de móviles en España ha soliviantado a las compañías establecidas, que durante algún tiempo pensaron que el regulador se echaría atrás en la idea de promoverlos si Xfera, el cuarto operador de móvil con tecnología de tercera generación (antes UMTS) seguía adelante con su empeño.
Los OMV
Los operadores móviles virtuales no cuentan con frecuencia radioeléctrica, no disponen de antenas ni de red propia, de manera que pagan a las grandes operadoras en concepto de alquiler por el uso de sus infraestructuras, si bien la mayor parte de los aspirantes a participar en este negocio son avezados comerciantes dispuestos a prestar los servicios típicos de telecomunicaciones con todo tipo de acompañamientos.
Los operadores tradicionales de telefonía móvil en España han venido presentando fuerte resistencia a la entrada de los OMV por considerar que no van a aportar competencia ni desarrollo al negocio.