El presidente de la Asociación de Usuarios de Internet (AUI), Miguel Pérez Subías, ha destacado que los correos electrónicos no deseados («spam») que generan más quejas son los que persiguen un desembolso económico a través del «timo», así como los que introducen una dirección de remitente falsa o, incluso, la del propio usuario, que sufre un desbordamiento en su cuenta de correo por recibir las devoluciones de este tipo de «e-mails».
En este sentido, Subías declaró que los mensajes de «spam» que se reciben generalmente tienen como finalidad obtener algún derivado económico, básicamente a través del teléfono. «En la mayoría de los casos anuncian que el destinatario ha ganado un concurso, regalo o producto y se les envía un número de teléfono y un código donde reclamarlo, generando un dinero de tarificación telefónica que se basa en el engaño», explicó el presidente de la AUI.
Otras de las quejas más frecuentes de los internautas, según Subías, están motivadas por la recepción de correos que utilizan como reclamo temas sensibles sobre solidaridad, catástrofes u ofertas de trabajo que llevan al destinatario a abrir el mensaje, y que le redireccionan a un determinado web que incorpora un «banner», falseando así el número de personas que han visualizado el anuncio electrónico.
A ello se suma las molestias generadas por el «spam», como la pérdida de tiempo al destinatario de hasta un «cuarto de hora al día», eliminando de su cuenta los correos no deseados o su circulación por la Red, ralentizando la misma. Pérez Subías aseguró que en Estados Unidos se reciben entre quince y veinte millones mensuales lo que representa una «barbaridad».
Al tiempo señaló que la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico (LSSI) no soluciona el problema porque, aunque prohíbe el «spam», «no resulta eficaz», al tiempo que no delimita algunas garantías que deberían ser de obligado cumplimiento, como la especificación del remitente.
Al objeto de paliar este problema, desde la AUI se apuesta por establecer medidas que ofrezcan al correo electrónico garantías idénticas a las del correo convencional. A este respecto, Pérez Subías señaló que el objetivo sería exigir la identificación del remitente y que fuese comprobable su autenticidad, así como dotar de una especie de sobre electrónico al mensaje, a modo de las cartas físicas, «ya que ahora circulan por la Red como si de una postal se tratara».