SAB es una empresa valenciana especializada en identificación por patrones biométricos y que participa en el proyecto nacional “Tecnologías del HOtel del FUturo” (THOFU). Esta iniciativa se centra en la investigación y el desarrollo de nuevos conceptos tecnológicos para proporcionar una oferta hotelera específica para cada cliente. En colaboración con el Instituto Tecnológico de Óptica (AIDO) y la Universitat de València, SAB investigará nuevas formas de reconocimiento biométrico que permitan identificar a los usuarios del hotel con rapidez y les ahorren los farragosos trámites al ingresar o dejar el establecimiento. El desarrollo de la iniciativa durará tres años y medio, cuenta con un presupuesto de 23 millones de euros y se pretende que actúe como reclamo turístico para combatir el estancamiento de un sector clave en España, del que dependen muchos otros subsectores que se convertirían en beneficiarios adicionales. Es una muestra de cómo la biometría -la identificación de un individuo en función de ciertos parámetros de su cuerpo- no solo sirve para el polémico control de los ciudadanos en aeropuertos y fronteras, sino que puede jugar también en favor de la comodidad y la mejora de la experiencia de usuario. Eroski Consumer entrevistó a Carlos Fontes, consejero delegado de la empresa.
La investigación, el desarrollo y la fabricación tanto de software como de hardware centrado en técnicas de reconocimiento biométrico. La biometría es una tecnología de identificación basada en el reconocimiento de una característica física e intransferible de las personas, como la huella dactilar.
“La ambición de SAB es hacer más cómoda cualquier actividad cotidiana que requiera identificación”
La ambición de SAB es que cualquier actividad cotidiana que necesite una herramienta, como una llave, tarjeta, dinero o PIN, se pueda realizar por medio de la identificación biométrica del individuo. De este modo, mejoramos no solo la calidad de vida del usuario, al no tener que llevar nada encima, sino la seguridad de que sus datos biométricos son difícilmente transferibles. En la actualidad, en SAB disponemos de desarrollos propios que abarcan desde el pago mediante la huella dactilar, la recogida o entrega de niños en guarderías o el control de accesos o presencia tanto en el ámbito empresarial como doméstico. Estos son solo algunos ejemplos.
En este momento, trabajamos sobre todo con huella dactilar, si bien nuestros programas están abiertos a cualquier tipo de reconocimiento y en nuestro hardware ya tenemos prototipos de lectura vascular, que mide el árbol de venas de una mano. Uno de nuestros proyectos de desarrollo más ambicioso es un sistema “multimodal”, es decir, que incluye reconocimiento facial y otras dos técnicas combinadas.
“Las ventajas de la biometría están relacionadas con la comodidad, al no tener que preocuparse el usuario por llevar encima tarjeta o instrumento de identificación alguno”
Las ventajas están relacionadas con la comodidad, al no tener que preocuparse el usuario por llevar encima tarjeta o instrumento de identificación alguno, ni siquiera dinero. Por supuesto, la otra baza de la biometría es la seguridad, ya que al no llevar nada encima, le pueden robar algo que comprometa su identidad. Además, está probado y demostrado que el protocolo de pago con tarjeta o metálico es sensiblemente más largo que con huella. Esto significa que las colas serán mucho más dinámicas cuando se establezca esta modalidad en los comercios y, desde luego, menos comprometidas de cara al consumidor, ya que se evitarán acciones como abrir y sacar la cartera o el bolso y controlar que nadie le robe, o que se le olvide guardar de nuevo su cartera.
Los elementos en seguridad siempre deben ser disuasorios. Nuestra solución Identity Safe, orientada a regular el acceso a joyerías o tiendas selectas, se basa en este principio. Si la huella del cliente se da de alta cada vez que éste accede al establecimiento, está claro que el delincuente preferiría no entrar en ese local. Con ello le hemos disuadido de que realice un atraco en esa tienda.
“Los elementos en seguridad siempre deben ser disuasorios”
Este razonamiento se alimenta, sobre todo, por las películas y la ciencia ficción. El control no es mayor que el actual con el empleo de tarjetas, dado que el protocolo de uso es el mismo. De todos modos, es comprensible el temor generalizado hacia lo desconocido. Una vez que se popularice el uso de la biometría -dadas todas las ventaja que conlleva-, la gente se reirá de algunas afirmaciones que hoy en día crean ciertos recelos.
En Estados Unidos y Reino Unido se mira más la biometría desde el punto de vista de la seguridad y, desde luego, desde el 11-S su uso, sobre todo en ciertos aeropuertos y fronteras, se ha institucionalizado. Esto ratifica el hecho de que la identificación biométrica autentifica al usuario, es decir, su identidad es irrefutable, y esto de cara a la búsqueda de personas facilita mucho la labor.
En las normas que nos rigen a todos los ciudadanos. Normas creadas para poder funcionar como sociedad.
Por supuesto.
“El uso de los datos biométricos debe seguir un protocolo de temporalidad similar al de las imágenes de Circuito Cerrado de televisión”
El uso de los datos biométricos grabados debe seguir un protocolo de temporalidad similar al de las imágenes de Circuito Cerrado de televisión (CCTV) y su publicidad solo podrá efectuarse por órganos o personas legitimadas, como técnicos autorizados o cuerpos de seguridad. Esta información sacada del contexto para el que se trata no tiene fundamento de uso y, por lo tanto, no serviría para nada.