Un ordenador no es un objeto cualquiera. En cierto modo, pasará a formar parte del paisaje doméstico o laboral de su dueño durante unos cuantos años y le condicionará su forma de trabajar, informarse o divertirse. Por lo tanto, es fundamental estudiar los posibles modelos del mercado y tener en cuenta no solo aspectos técnicos, sino también económicos y personales.
¿Para qué se quiere?
El empleo que se vaya a hacer del ordenador será siempre el primer condicionante. No es lo mismo buscar un aparato para ejecutar videojuegos potentes, que uno para tareas laborales, para navegar por Internet o para ocio, como escuchar música, ver vídeos, etc.
Si se busca un ordenador para ejecutar videojuegos, hay que tener en cuenta tanto el procesador como la pantalla
Si se busca un ordenador para ejecutar videojuegos, hay que tener en cuenta tanto el procesador como la pantalla. El procesador debe ser potente, junto con una tarjeta gráfica también potente. Ambos parámetros, no obstante, comportan una subida importante del precio final. Respecto a la pantalla, en el caso de un sobremesa, se comprará por separado, pero deberá ser grande y con buena resolución. En un portátil, condicionará el tamaño y el precio final del aparato. En relación calidad-precio, siempre es más económico comprar un sobremesa, aunque algunos portátiles son muy interesantes.
Imagen: Masahiko OHKUBO
Si se requiere una máquina para tareas laborales, domésticas o profesionales, además de navegación web, no habrá que decantarse por el procesador más potente, pero tampoco por el más ligero. Uno de potencia media o media alta es suficiente, pero siempre hay que fijarse en que la memoria RAM tenga una buena capacidad, para no colapsar el flujo de órdenes del procesador. El resto de valores técnicos, como el disco duro, los puertos de conexión, lector de discos, etc., también deben ser medios altos. Las características que hoy se consideran modernas y eficaces, en cuatro años pueden parecer obsoletas y poco funcionales.
Por otro lado, bajo este condicionante es más interesante fijarse en la comodidad y en la ergonomía que en las condiciones técnicas. Una pantalla independiente y más o menos amplia, un teclado espaciado y de botones sólidos, un buen ratón (a poder ser óptico) son factores que importan. Si hay espacio y no se tiene que usar en movilidad, un sobremesa es mejor opción que un portátil, ya que permite trabajar en una posición más sana.
En ocasiones, es más interesante fijarse en la comodidad y en la ergonomía que en las condiciones técnicas
Cuando el ordenador se vaya a dedicar sobre todo al ocio, a la acumulación de material audiovisual y a su reproducción -una orientación cada vez demandada por los usuarios-, habrá que priorizar determinados valores técnicos. Siempre es preferible un portátil que un sobremesa porque se puede trasladar de una habitación a otra y llevar de viaje, vacaciones o a la segunda residencia. Por otro lado, un disco duro grande será más importante que un procesador potente, ya que en él se guardará el material audiovisual descargado. Además, el ordenador elegido debe tener una elevada conectividad con, al menos, cuatro puertos USB, salida multimedia HDMI, ranura para tarjetas SD y conectividad Bluetooth.
Es muy posible que el usuario quiera conectar discos duros externos para guardar archivos excedentes u otros dispositivos, como cámaras de vídeo y fotográficas, así como reproductores de música, para transferir archivos. También cabe la posibilidad de que desee conectarlo a una pantalla grande para ver mejor el material audiovisual. Para terminar, debe tener un buen lector de discos DVD y CD, algo no tan frecuente, que resista un uso de lectura y copia intensivo. La pantalla, no necesariamente muy grande, sí debe tener una buena resolución.
¿Portátil o sobremesa?
Se estima que el ordenador portátil acabará por desterrar al de sobremesa, pero ambos formatos resisten bien en el mercado, casi a la par en ventas. Cada uno tiene sus ventajas y, aunque la movilidad -atributo del portátil- acumula importancia, la ergonomía cobra un valor creciente y, en este último campo, gana un sobremesa.
En un portátil se debe priorizar por encima de otros factores su portabilidad, reflejada en las dimensiones y en el peso del aparato
Si se opta por un portátil, debe ser por la necesidad de desplazarlo con reiteración o porque haya poco espacio en casa, pero nunca por el diseño. Ciertos ordenadores de sobremesa destacan por magníficos diseños que ocupan poco espacio.
En un portátil se debe priorizar su portabilidad por encima de otros factores -a no ser que se compre por un tema de espacio-. Ésta viene reflejada en las dimensiones y en el peso del aparato, que no debería alcanzar los dos kilogramos o será muy incómodo de transportar.
Pero no se debe renunciar a un mínimo de prestaciones, como una potencia de procesador mediana, una buena tarjeta gráfica, un disco duro amplio y una amplia conectividad, por supuesto, también wifi. Todos estos elementos en un aparato de dimensiones reducidas disparan el precio, pero si se da con el ordenador adecuado, se le puede sacar un rendimiento elevado.
Un portátil es siempre menos eficiente desde el punto de vista energético que un sobremesa, por lo que se calentará más. Ello redundará en un mayor deterioro de los materiales a lo largo del tiempo y en una durabilidad menor del aparato. También incide en su menor durabilidad el hecho de que, al transportarse, es susceptible de recibir golpes o caídas.
Si se opta por un sobremesa, se adquiere un computador más sólido y durable a un precio menor
Si se opta por un sobremesa, también conocido como ordenador de torre, se adquiere un computador más sólido y durable a un precio siempre menor, en comparación con su homólogo en el formato portátil. Ahora bien, será un aparato que ocupará un espacio visible en la casa o en la oficina y que muy rara vez se podrá mover.
Además, aunque algunos ordenadores de sobremesa destacan por diseños bonitos, son los menos y corresponden a las marcas más caras, donde se pierde la ventaja comparativa en el precio. Por contra, se gana en ergonomía, en eficiencia energética y en plasticidad, es decir, en la capacidad de los sobremesa para aceptar nuevos elementos de hardware interno que les hagan más potente o le den mayor memoria. En un portátil, la implementación de mejoras no es tan sencilla. A ello se suma que se puede elegir pantalla, teclado y ratón con independencia de la torre que se compre.
El principal sistema operativo es Windows, con una amplia compatibilidad con la mayoría de programas y funciones. Aunque algunas versiones no han destacado por sus ventajas frente a otras, con Windows 7 se ha recuperado y es un sistema idóneo para el usuario medio. No obstante, si se desea una experiencia de usuario más completa y se está dispuesto a pagar un poco más por el ordenador, Mac OS de Apple es adecuado. Proporciona una mayor comodidad de uso que Windows y es muy intuitivo.
Para los usuarios que deseen ir más allá en su aprendizaje informático y para quienes no les guste estar sujetos a los estándares que determinan empresas ajenas a sus intereses, Linux dispone de numerosas versiones, algunas muy fáciles de usar. Ubuntu es tal vez la más accesible, se adapta a las necesidades de cualquier usuario y es gratis. No obstante, su instalación requiere de conocimientos avanzados.