La exitosa eclosión de las tabletas en el mercado de las nuevas tecnologías revela que el usuario prefiere los aparatos que le permiten una continua movilidad, ya sea en su casa o en la calle, frente a los pesados ordenadores de sobremesa. También desvela la predilección por los dispositivos sin teclado, que caracterizan a una nueva estirpe tecnológica definida como “informática de consumo”, frente a la “informática de producción” que representan los ordenadores portátiles. Sin embargo, optar por un portátil puede ser una buena alternativa si se quieren escribir textos o editar imágenes, ya que cuenta con teclado y ciertas ventajas ergonómicas. Las nuevas gamas de ultraligerosprometen una experiencia óptima en cualquier circunstancia. A continuación se ofrecen una serie de consejos para decantarse por uno y otro modelo de ordenadores portátiles.
Imagen: Candy Schwartz
Informática de consumo y de producción
La pantalla multitáctil de las tabletas no lo es todo. Algunos usuarios renuncian a comprar un iPad, un Nexus 7 o una Galaxy Tab, porque carecen de teclado. Lo mismo sucede con quienes optan por la Blackberry frente al iPhone, el Nexus S y otros similares (todos son teléfonos con pantalla y teclado táctil). No es cuestión de fobia a los teclados táctiles, sino de pragmatismo, pues no son tan adecuados para una producción continua de contenidos digitales.
Hasta fechas recientes, los ordenadores han adolecido de un excesivo peso y unas dimensiones poco funcionales de cara al transporte
Ciertos aparatos, como las tabletas, se utilizan para consumir contenidos y otros, como los portátiles, para producirlos. El teclado diferencia al productor del consumidor, aunque lo óptimo para algunas personas es adquirir ambas gamas y, a largo plazo, es muy posible que esta sea la tónica general. Sin embargo, hasta fechas recientes, los ordenadores han adolecido de un excesivo peso y unas dimensiones poco funcionales de cara al transporte, algo que en las tabletas, en cambio, es una ventaja diferencial.
Hace unos años se lanzó una gama de ordenadores baratos y minúsculos que, no obstante,fracasaron por sus grandes limitaciones. En ellos se primaba sobre todo su portabilidad, por encima de la eficacia en la ejecución de tareas: tenían pantallas muy pequeñas, procesadores muy cortos de recursos y sistemas operativos adaptados de manera excesivamente libre. Ahora existen nuevos modelos, a precios más elevados que los llamados «netbooks« pero sin dejar de ser asequibles, que quieren ser la alternativa a las tabletas.
Un portátil para cada usuario
Lo idóneo sería poder encargar el ordenador a medida, ya que cada usuario tiene necesidades diferentes. Para algunos, las dimensiones y el peso son un tema relativo comparado con la necesidad de una pantalla ancha, un teclado amplio o un procesador potente. A continuación, se exponen una serie de consideraciones que pueden servir para optar por un modelo de portátil u otro:
La reducción en la superficie juega siempre en contra del tamaño de pantalla. Un ordenador que quepa en un bolsillo no será bueno para editar imágenes ni leer con comodidad, aunque sí puede ser adecuado para ver vídeos o jugar a videojuegos. Por contra, uno de dimensiones generosas permite escribir y ver bien una página web, pero si hay que desplazarlo de continuo acabará por ser un lastre.
Un teclado comprimido o pequeño es tan incómodo como uno táctil. Ciertos modelos renuncian a otras funcionalidades para disponer de un teclado en condiciones en una superficie reducida. En principio, esta sería la combinación idónea, pero hay que asumir la pérdida de ciertas ventajas, como botones especiales o algunos atajos de teclado.
Cuanto menos grosor menos peso, pero también menos funciones. Las pantallas actuales son en su mayoría retroiluminadas por LED, con una capa de cristal de un grosor determinado. Esto significa que no se puede reducir ni peso ni ancho por la pantalla, hay que renunciar a algunos accesorios, como los lectores de discos ópticos o determinados tipos de puertos de conexión, como los Ethernet para conectarse por cable a Internet.
También la delgadez y el peso condicionan el disco duro del aparato. En la actualidad, esto se soluciona con los discos de memoria sólida SSD, que son compactos, consumen menos y almacenan más memoria en un espacio reducido; además, leen más deprisa los datos. El problema es que suben de forma considerable el precio del aparato.
El procesador debe ser potente. El procesador determina en buena medida el precio del ordenador, ya que a más potencia mayor precio. No se debe renunciar a un procesador potente porque a largo plazo se puede notar tanto al navegar o ejecutar otras funciones con rapidez, como en la duración de la batería.
Una memoria RAM acorde al procesador. Un procesador poco potente tendrá que hacer un mayor esfuerzo para responder al mismo nivel y calentará el aparato, con lo que perderá eficiencia. La potencia oscila en la actualidad entre 1,8 y 3 gigahercios. Pero un procesador potente con una memoria RAM que se quede corta con el tiempo tampoco es de utilidad, ya que la RAM actuará de cuello de botella para los datos que entren al procesador.
Las pantallas retroiluminadas son muy cómodas para trabajar con poca luz, pero consumen mucho. Las pantallas de algunos modelos tienen un menor consumo porque están iluminadas con diodos LED, por lo que la batería durará más, pero si se selecciona el brillo al máximo, se doblará el consumo.
Las pantallas LCD no dan buenos resultados cuando se usa el ordenador en exteriores. Ofrecen gran nitidez de imagen pero reflejan en exceso la luz del sol, por lo que se hacen muy incómodas.
Es conveniente contratar un seguro del portátil. Al ser ligeros y manejarse con una mano, se transportan a menudo, lo que aumenta el riesgo de golpes o caídas fatales. Un seguro para dispositivos tecnológicos amortigua los disgustos.
El ratón táctil debe ofrecer buena experiencia. Los «touchpad« actuales tienden a ser multitáctiles. Esto los hace mucho más manejables.
La gama MacBook Air es, en general, una buena opción tanto por diseño como por capacidades y experiencia de usuario. Son pequeños ordenadores muy ligeros, fabricados en un molde de aluminio y fáciles de transportar. Ahora bien, para optimizar su portabilidad, renuncian a muchas funciones, como la conexión por cable a Internet -solo se conectan por wifi- o la lectura de discos ópticos: abstenerse quienes quieran el portátil para ver DVD.
También el hecho de estar construidos en un monobloque, si bien les hace más resistentes a golpes y caídas dada la alta capacidad de deformación del aluminio, obliga a ir al servicio de reparación para realizar algo tan sencillo en otros modelos como aumentar la memoria RAM o el procesador.
Hay dos versiones, la de 11,6 pulgadas y la de 13,3 pulgadas. La primera es cómoda, porque cuenta con un teclado amplio, y manejable, pero en ocasiones se queda corta en su capacidad de procesado. La segunda da mejores resultados en eficacia de ejecución, pero pierde en portabilidad. Ambas tienen un ratón “touchpad” multitácil que ofrece una gran experiencia de usuario. Sus precios oscilan entre 1.000 y 1.300 euros. Funcionan con Mac Os X Mountain Lion.
La gama Vaio de Sony también dispone de algunos modelos muy interesantes en las series Z,YyW. El tamaño de pantalla de las mismas es de 13,3, 11,6 y 10,1 pulgadas, respectivamente. Como aspecto positivo, destacan las funciones de conectividad por cable a la Red (aunque no todos los modelos), la lectura de discos ópticos o un disco duro con más capacidad. En contraste, son más gruesos y pesados, por lo que desciende su portabilidad, y su ratón táctil es de almohadilla, algo incómodo y sin propiedades multitáctiles. Su importe pasa de los 700 euros de los modelos más sencillos hasta más de 1.600 euros en los más completos.