La tarjeta gráfica es el traductor simultáneo del procesador; se encarga de traducir las señales eléctricas en un lenguaje que la pantalla o el proyector pueda comprender. Su trabajo es tan pesado que algunas son casi un ordenador en sí mismas.
Las tarjetas gráficas llevan un procesador de refuerzo para renderizar (interpretar de modo comprensible) gráficos o procesar imágenes 3D (las tarjetas PCI, AGP o PCI-Express). Además, tienen una memoria independiente para que los gráficos no agoten los recursos de la máquina. La experiencia del usuario viene muchas veces condicionada por el comportamiento de esa tarjeta; al fin y al cabo la pantalla es el único punto de referencia para saber lo que se está haciendo. Con las exigencias de sistemas operativos, software y juegos de hoy dia, de nada sirve tener un procesador enorme si la tarjeta no renderiza con eficacia.
La compatibilidad, importante
Todos los ordenadores llevan su propia tarjeta gráfica, y en muchos casos tienen más que de sobra para las funciones que busca hacer el usuario. Pero para algunas aplicaciones es necesario adquirir una extra de calidad. Los mayores fabricantes de tarjetas gráficas en el mercado son Nvidia y Ati. Pero más allá de que se desee un modelo más o menos potente, antes de comprar una unidad hay que comprobar que sea compatible con la placa del ordenador y que sea acorde a las limitaciones y capacidades del monitor.
Un buen vendedor preguntará al usuario qué clase de arquitectura usa su ordenador, qué placa base tiene y de qué tamaño es el monitor
Un buen vendedor preguntará al usuario qué clase de arquitectura usa su ordenador, qué placa base tiene (tienen diferentes ranuras) y de qué tamaño es el monitor (una gran resolución se aprecia poco o nada en un monitor pequeño). Una vez se conozca el abanico de posiblidades, analizar el uso que se quiere hacer del ordenador ayudará a elegir. No siempre se necesita una tarjeta de última generación.
Gama alta: 3D
Las personas que más invierten en tarjetas gráficas son, por un lado, aquellos que trabajan fundamentalmente con imágen en 3D (diseñadores, arquitectos, editores de video, etc) y, por otro, aquellos que usan programas de ordenador con mucha imágen, o imágen en 3D como, por ejemplo, los videojuegos.
Para que la imagen no se congele ni pestañee mientras se trabaja o se juega, se necesita una tarjeta que soporte ‘aceleración por hardware‘ y efectos especiales (texturas, transparencias, sombras, etc); como una ATI X1400, una NVIDIA 7600GT o superiores. Su GPU (‘graphics processing unit’) se ocupa de procesar las cosas más complicadas, como la sombra de una imágen en movimiento y la renderización de texturas complejas.
Sin la ayuda de ese procesador especializado que es la tarjeta de gráficos, la CPU (unidad central de procesado; el procesador en esencia) del ordenador está tan ocupada tratando de computar la imágen que no tiene fuerzas para ouparse de nada más: las consecuencias son sobrecalentamiento, enlentecimiento de cualquier operación, por simple que sea, e imposibilidad de trabajar adecuadamente con las imágenes.
Gama media: multimedia
Editar video no requiere tanto esfuerzo por parte de la tarjeta como generar imagenes tridimensionales, pero si se desea trabajar cómodamente, todavía se necesitará una tarjeta especial. Aquellos que trabajan con editores de video, hacen tratamiento de fotografía o juegan a videojuegos no intensivos (o no les importa jugar a videojuegos de última generación sin texturas y efectos especiales) quedarán contentos con una ATI X300 o una GeForce MX.
Los más exigentes se pueden fijar en la serie NVIDIA GeForce 6 y, en el peor de los casos, un usuario avanzado o administrador sabría sacarle partido a una Intel integrada. Lo importante es fijarse que la tarjeta tenga una cantidad razonable de memoria. En el último año y medio, servicios como Youtube y Google Maps, el alto contenido de animaciones flash por página, etc, hacen que una buena memoria sea la diferencia entre navegar rápido y tener un viaje accidentado.
Para conectar varios monitores
Normalmente las tarjetas tienen un conector que permite ampliar sus funciones con otros dispositivos, como ver la televisión. En los últimos años, sin embargo, algunos fabricantes han creado modelos especiales que permiten hacer cosas que las tarjetas normales no hacen, como conectar el ordenador a dos monitores.
Para estaciones con varias pantallas hay que pasar por las tarjetas NVIDIA SLI, con lo mejor de las series GeForce 7 y 8, y también la serie NVIDIA 6. Cada tarjeta tiene dos salidas para dos monitores (o monitor y proyector) y es escalable; un usuario con dos tarjetas podrá usar cuatro monitores a la vez.
De poco vale tener la tarjeta más veloz del mercado si no se cuenta con el software adecuado. Los controladores de dispositivo (conocidos popularmente como ‘drivers’) son el intérprete que hace que la tarjeta se entienda con el sistema operativo. Su calidad es esencial: una buena tarjeta con un mal driver podría estar funcionando al 20% de sus posiblidades.
Normalmente es la misma compañía quien se ocupa de hacer drivers para sus tarjetas. Es bien sabido que, para Linux y Windows, los drivers de NVIDIA son con mucho los mejores. Ahora que Intel ha comprado ATI, esta situación podria cambiar puesto que Intel también es notorio por sus controladores de gran calidad. ATI son líderes del mercado de portatiles, donde NVIDIA tiene apenas presencia.