El empeño por dotar de cierta belleza incluso a los enseres más utilitarios ha alcanzado de lleno a la tecnología. Por eso, en muchas comparativas de productos informáticos y electrónicos, ya se traten de cámaras digitales, reproductores de MP3 o teléfonos celulares, uno de los aspectos que se valoran es su diseño. La apariencia se convierte cada vez más en un factor decisivo a la hora de elegir uno u otro. Algo totalmente lícito.
Durante los primeros años de explosión tecnológica, lo más importante era lograr que las máquinas funcionasen correctamente y ganasen en potencia y prestaciones. Obviamente esa carrera sigue viva, pero en los últimos años se está cuidando mucho más la apariencia. Quien más, quien menos, toda las empresas se preocupan de este factor, sabedoras de que acertar con el diseño exterior puede ser la clave para que un producto triunfe en el mercado.
La clave del éxito
Ejemplos hay muchos. iPod, el estiloso reproductor de música digital de Apple (una empresa que se caracteriza por cuidar especialmente el aspecto de sus productos), debe gran parte de su éxito a su rompedor diseño. También Logitech logró imponerse en el sector de los periféricos de escritorio en gran medida por apostar antes que nadie por productos de esmerada imagen sin elevar en exceso los precios.
Personalizar la apariencia también es importante. Otro que acertó fue Nokia, al permitir que cada persona adaptara el teléfono móvil a su gusto. Hoy las carcasas intercambiables son lo más normal del mundo, pero en los inicios del boom de la telefonía móvil este concepto le valió a Nokia escalar muchos puestos hacia la cima. Muchos han aprendido desde entonces la importancia de la personalización.
Como era de imaginar, los productos que cuentan con mejor diseño suelen ser también más caros. Lograr un buen diseño industrial, emplear buenos materiales y conseguir un buen acabado final es algo que también cuesta dinero y acaba reflejándose en el precio. Pero también suele darse la circunstancia de que los productos más bellos también son los más punteros tecnológicamente.
Esta cualidad de la tecnología llevada al extremo se manifiesta en la compañía Bang & Olufsen, que cumple ahora 80 años de vida. Todos sus productos, tremendamente caros, tienen un diseño envidiable, pero no son carcasas vacías, también tienen una calidad excelente y son tecnológicamente punteros. Son obras de arte tecnológicas que sólo unos pocos pueden permitirse, y cuya creación se sustenta en principios como la facilidad de manejo, la excelencia de los materiales y acabados y movimientos mecánicos elegantes.
En la división de diseño de Philips defienden que el diseño es el catalizador de la innovación. Dicen textualmente que al crear un nuevo producto «los científicos sociales señalan la aceptabilidad de un concepto; los tecnólogos se centran en su viabilidad; los consultores de negocio y de marca estudian cómo encaja en los deseos del cliente y en el posicionamiento de la marca. Los diseñadores, por supuesto, facilitan el pegamento para todo eso».
Algunas esclavitudes
Los productos informáticos y tecnológicos tienen dos importantes esclavitudes a la hora de renovar su aspecto. Es importante a la hora de adquirir cualquier objeto observar que se hayan respetado estos dos factores:
- La ergonomía. Deben poderse emplear con comodidad. Un ratón que produzca lesiones en la muñeca tras un uso continuado no es recomendable por muy bonito que sea. Un ejemplo fue el primer ratón que acompañó a los iMac, pequeño, redondo y tremendamente incómodo. En Apple sostienen que no estaba pensado para apoyar toda la mano, pero es lo que se suele hacer con los ratones.
- La funcionalidad. El primer objetivo de un teclado, un móvil o un monitor es cumplir su cometido. Para eso es obligado que dispongan de cierto número de botones y teclas colocados de una forma más o menos fija y que tengan una forma determinada. Un importante corsé a la hora de innovar.
‘Modding’: ‘tunning’ para computadoras
Al hablar del aspecto de la tecnología, es imposible no mencionar el modding. Igual que cada vez es más habitual alterar el aspecto de los automóviles con todo tipo de añadidos y modificaciones (tunning), se está popularizando hacer lo mismo con las computadoras personales. Para comprobar su auge basta con pasear por cualquier tienda de informática, en la que probablemente habrá una estantería dedicada en exclusiva a facilitar cajas, pinturas, fuentes de alimentación de colores cuyas rejillas tienen curiosos dibujos, todo tipo de luces, sistemas de refrigeración líquida, pegatinas…
Al igual que hace un par de años se puso de moda el término ‘metrosexual’, que a estas alturas no requiere ninguna explicación, en el último Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas se comenzó a popularizar el epíteto ‘tecnosexual’. Con esta nueva palabra pretenden definir a ese creciente número de personas capaces de apreciar la belleza de la tecnología y que gustan de emplear los productos más punteros y mejor diseñados.