A pesar de estar muy relacionado con las nuevas tecnologías, Marc Torras no tiene ninguna carrera técnica. Empezó Ingeniería Industrial, pero al año se pasó a la Escola Superior de Comerç Internacional (ESCI) de Barcelona, donde sí terminó el grado. Su primer reto fue marcharse a China a mediados de los noventa, cuando el gigante asiático todavía no impresionaba al mundo. Allí estableció un puente de importación y exportación que al final le ha llevado a la distribución en España de las primeras impresoras 3D domésticas a través de la empresa EntresD, así como todo tipo de accesorios y consumibles para crear las distintas piezas. Para Torras, el de la impresión en 3D es un mercado con un tremendo potencial tanto económico como social, y asegura que quienes mayor partido le sacarán son los jóvenes que aún no han cumplido los 20 años. En esta entrevista el CEO de EntresD analiza el presente y futuro de la impresión en 3D.
Distribuimos impresoras de una marca norteamericana a particulares y empresas. Además, recientemente hemos llegado a un acuerdo con FNAC para exhibir estos productos.
“La gente joven quiere innovar con ellas, no se pregunta de antemano para qué sirven”
Por nuestra actividad principal en China. Nosotros suministramos piezas fabricadas de manera específica para ciertos procesos industriales, y lo hacemos a demanda. En China buscábamos la mejor oferta para nuestros clientes, y se nos ocurrió que con la impresión 3D podíamos iniciar una fabricación propia, a menor escala y más personalizada de determinadas piezas. El objetivo era no depender tanto de China y mejorar nuestro margen de beneficio. Dimos con una marca americana de impresoras y le propusimos la compra de un número de unidades. Nos envío a China, que es donde se fabrican también sus impresoras 3D… Y entonces nos decidimos por ser el distribuidor.
Las que nosotros distribuimos varían entre los 1.200 euros y los 700 euros, sin incluir el IVA. Son precios similares a los de muchos portátiles; ya no es algo prohibitivo tener una impresora 3D para hacer piezas plásticas. Otro tema es el de las impresoras 3D láser, que cortan piezas de distintos metales además de polímeros plásticos. Son mucho más caras, pero en 2015 vence la patente sobre ellas y su tecnología se liberará, con lo que aumentará el número de fabricantes y bajarán los precios.
“Para la industria del prototipado la impresión 3D es un gran avance”Nos permite elaborar piezas de recambio para electrodomésticos, por ejemplo, o maquetas; nos compran bastantes maquetistas que trabajan en proyectos arquitectónicos o de ingeniería. A nivel doméstico es difícil saber, pero hay un dato curioso: cuando mostramos las impresoras en las ferias, los menores de 20 años quieren tener una sin pensar en qué harán con ella, mientras que los mayores ya se lo piensan más. Creo que los jóvenes son quienes nos descubrirán las posibilidades reales de la impresión 3D doméstica, porque lo que desean es experimentar e innovar.
Tardará unos años, aunque estoy seguro de que terminará ocurriendo. Ya he comentado que de momento su uso se optimiza en proyectos artesanales o de pequeña industria, porque abarata mucho los costes de la fabricación de prototipos. Para la industria del prototipado, la impresión 3D es un gran avance.
Yo creo que bajarán. No sé si al mismo nivel que el de las impresoras de tinta, pero desde luego no serán un objeto prohibitivo.
No lo sé. Yo espero que no, porque el material que usamos (plástico) se puede conseguir a precios asequibles. El modelo de las impresoras de tinta nos parece injusto y estamos luchando para conseguir para nuestros clientes bobinas de tubo plástico a importes honestos.
“En el futuro imagino que mandarás una foto en 3D de tus pies a Nike y ellos te enviarán la zapatilla”
Es muy posible, y sobre todo cuando entren en el mercado las impresoras láser 3D. Ahora bien, yo no creo, como he leído, que cada persona en el fututo se fabricará en su casa lo que necesite. Más bien creo que se dará una fabricación industrial personalizada. Por ejemplo, Nike fabrica con impresión 3D las suelas de las zapatillas deportivas de los atletas de élite que le representan. En el futuro imagino que mandarás una foto en 3D de tus pies a Nike y ellos te enviarán la zapatilla con la suela personalizada a tu pisada. O te comprarás la zapatilla estándar, y ellos te mandarán un programa para que moldees la suela según la forma de tu pie con tu impresora 3D. Y así en tantos otros campos.
Se ha hablado mucho de este tema y de sus enormes posibilidades. No es ciencia ficción que en el futuro se puedan imprimir ciertos órganos. Ahora bien, de momento todo está en experimentación. Es posible que la impresión de plasma sanguíneo o tejidos sencillos sean los primeros logros.
“Ya existen programas de ordenador para imprimir alimentos a partir de su composición esencial”
Ocurre algo similar a la medicina. Ya existen programas de ordenador para imprimir alimentos a partir de su composición esencial, pero son proyectos teóricos. Quien más avanzado está en este campo es la NASA, que tiene en desarrollo un proyecto para enviar a sus estaciones espaciales paquetes de proteínas, grasas e hidratos de carbono a fin de que los astronautas se impriman la comida. De todos modos, lo que consigan imprimir imagino que estará lejos de ser un buen filete… Es más bien una solución para casos especiales, como también pueden ser grandes campamentos de refugiados en zonas donde sea difícil conservar los alimentos. Puedes enviarlos liofilizados por componentes y, cuando se necesite, ‘montar’ el alimento con la impresora.
Hay que decir que en los primeros años fue negativo, porque se generó gran cantidad de piezas de plástico con las que se experimentaba y que se tiraban luego. Pero paralelamente ha surgido una industria del reciclado de materiales de impresión que permite no tener que lanzar las piezas, con el consiguiente ahorro económico y ecológico.
Depende de las calidades del material. Sé que hay proyectos que buscan insertar los deshechos plásticos al ciclo de la impresión 3D, tal vez para piezas que no exijan una gran calidad; pero el problema es que obturan los cabezales de impresión con demasiada frecuencia.