¿Qué le parece la idea de que sólo por llevar el móvil encendido se pueda saber dónde se encuentra una persona? La tecnología avanza a toda velocidad. Ahora mismo, los teléfonos móviles pueden ser localizados, siempre que se cuente con la autorización de la persona. En el ámbito empresarial estos sistemas de localización se han convertido en una alternativa más barata, aunque menos precisa al sistema por satélite GPS. Sin embargo, son una potencial amenaza para la intimidad de las personas.
Sólo con permiso
Un servicio ya ofrecido desde hace años a los usuarios de teléfonos móviles es situar los establecimientos que se encuentran alrededor del usuario. Esto es, uno puede enviar un mensaje corto preguntando por una farmacia de guardia y el sistema le responderá con la dirección de la que le queda más cerca. Para dar este servicio es necesario saber la posición de la persona que llama, pero, la novedad de estos nuevos servicios estriba en que ahora se comercializa la propia localización de la persona que lleva el teléfono, que puede ser consultada por terceras personas.
En la actualidad, siempre que se cumpla el requisito legal de tener el permiso de la persona en cuestión, podemos saber dónde está nuestra pareja, familiares y amigos, con una precisión que tiene un margen de error de sólo 200 metros en ciudad. De igual forma, las empresas pueden conocer el lugar en que se encuentran sus empleados, lo que puede ser útil para compañías de transporte y distribución.
A pesar de que ofrezca aplicaciones interesantes, debemos preguntarnos si nos interesa que se sepa dónde estamos a cada momento. Esta decisión depende de cada persona, porque los teléfonos móviles son ilocalizables por defecto. Es el propio usuario el que tiene que dar permiso para que lo localicen y el que controla quiénes lo hacen y las horas en las que se activa el servicio.
La tecnología GSM -el estándar de la comunicación móvil usado en casi todo el mundo- se ha erigido en una alternativa al sistema de satélites GPS para conocer el punto donde se encuentra una persona. Presenta la desventaja de tener bastante menos precisión. “El margen de error es de 200 metros en ciudades y en el campo depende de la densidad de las antenas, aunque puede dar fallos de entre 5 y 20 kilómetros”, expone Fernando Martínez, jefe de producto de la dirección de desarrollo de negocio de Telefónica Móviles. La ventaja consiste en que es un sistema más barato porque aprovecha la tecnología mediante la que se comunican los teléfonos móviles para calcular la posición. Además, sirven los mismos terminales que se utilizan hoy en día, aunque la ventaja de los multimedia es que presentan un mapa ilustrativo en lugar de un mensaje escrito con la descripción de la localización.
Actualmente, Movistar ofrece este servicio a sus clientes, mientras que Vodafone y Amena lo hacen sólo en algunos casos concretos. Se cobra a la persona que desea localizar a otra por cada mensaje recibido. También existen empresas que intermedian entre las operadoras y los usuarios -principalmente negocios- y ofrecen entre sus ventajas la localización de usuarios de más de una operadora de móviles.
¿Cómo funciona?
Una vez dado el permiso, sólo es necesario encender el teléfono para que tenga lugar la localización. De hecho, las redes de telefonía móvil para su correcto funcionamiento necesitan saber siempre la posición del terminal. Por tanto, ofrecer este servicio ha sido un paso lógico para estas empresas. “Toda la estructura de la red se dedica a eso. Por ejemplo, si una persona se encuentra a una distancia, se emite la señal con una potencia y un retardo determinados”, dice Fernando Martínez.
Veamos cómo funciona la telefonía celular. Los terminales utilizan ondas de radio para conectarse con las antenas, que inician un proceso en el que la llamada llega al destinatario. “Estas antenas transmisoras-receptoras, que son las que observamos encima de las casas, se denominan BTS. Cada una de ellas puede tener a su vez varias que apuntan a diferentes direcciones. A grandes rasgos, una BTS conforma lo que se conoce como celda”, explica Andoni Arin, ingeniero informático del área de gestión de redes de transporte de Telefónica Móviles.
A continuación la señal pasa a los BSC, que son concentradores de BTS y por último llega a los MSC, “que controlan uno o varios BSC, enlutan la llamada y tienen capacidad de procesamiento para establecerla”, añade Arin.
Este proceso se sigue en todas las llamadas y es el que sirve también para localizar la posición del portador del teléfono. “Se utilizan -relata Martínez- dos tecnologías, la estándar, donde la antena que da cobertura es la más cercana a uno; y la mejorada. En este caso, a un terminal en el centro de la ciudad, por ejemplo, le pueden dar cobertura 3 antenas de forma simultánea. Los móviles siempre buscan la de mejor calidad, por lo que se enganchan y desenganchan continuamente en busca de mayor potencia. Es lo que se llama triangulación”, concluye.
La clave está en la celda porque de allí proviene la información. Para asegurar una buena cobertura, las celdas y antenas son más abundantes en la ciudad que en el campo, por ser mucho mayor la concentración de móviles por kilómetro cuadrado. Esto también aumenta la precisión en la localización. Pero sucede al revés en las zonas rurales, en donde se reduce en gran parte la exactitud de la medición por tener menos antenas y celdas.
Después de situar la antena o celda que da cobertura al teléfono, se calcula la posición de la persona, gracias a la combinación con bases de datos que contienen mapas y planos. El resultado que se ofrece -ya sea a través de mensaje corto, mensaje gráfico o voz- es una aproximación al lugar real donde nos encontramos. Se nombran las calles cercanas o más importantes y también el código postal. “La precisión de la localización varía en función del tamaño de la celda; cuanto menor sea, mayor exactitud”, señala Andoni Arin.
Intimidad
El mayor riesgo que presenta esta tecnología es la localización de un sujeto sin que éste lo desee, en contra de su voluntad. “En Telefónica Móviles se trabaja mediante un mecanismo de suscripción que se puede realizar por llamada o por mensaje corto. Una vez dado de alta, deja de avisarse al titular de que está siendo localizado”, informa Fernando Martínez. Esto puede provocar que, por ejemplo, una persona suplante al dueño del terminal y active el servicio para tenerlo controlado. Sin embargo, las operadoras han pensado en este caso concreto. “Para evitarlo, periódicamente mandamos un mensaje a las personas suscritas enumerando todas las personas que pueden localizarlas”, apunta Martínez.
Otro aspecto crítico en este tema es que se podría crear un historial de todos los sitios en los que ha estado una persona, pero desde las operadoras se asegura que no se almacena en ningún caso la posición en que se encuentran los móviles y que una vez calculada y enviada al cliente se borran todos los registros.
Existen diversas opciones para los que quieren preservar en mayor grado su intimidad. La primera es apagar el terminal, de esta forma no hay forma de localizarlo. Con el teléfono apagado, al que intenta conocer nuestra posición el sistema le envía un mensaje diciendo que el móvil se encuentra apagado o fuera de cobertura. Además, las compañías brindan la posibilidad de volverse invisibles a este servicio durante el tiempo que estime oportuno el cliente.
Servicios
A pesar del lado oscuro de esta tecnología, sus aplicaciones son múltiples y algunas de ellas pueden resultar muy interesantes. Es el caso del teléfono de emergencias “112”, que lleva dos años utilizando la localización cuando reciben llamadas de un terminal móvil, un aspecto útil en esos momentos en los que los segundos son vitales.
También se aprecia el beneficio cuando se trata de personas con discapacidad física o intelectual, porque puede incrementar la sensación de seguridad y apoyo entre sus allegados. En estos casos, la autorización para ser localizado también es necesaria, pero la da la persona con la patria potestad o la tutela.
Otro punto valioso de la localización lo pueden encontrar las empresas de logística, transporte o paquetería. Es decir, todas aquellas que tienen una flota de vehículos que realizan recorridos. La ventaja es que este sistema les permite realizar seguimientos a un precio más asequible que el GPS. Este segmento de público lo han copado compañías intermediarias entre el usuario y las operadoras de móviles que realizan aplicaciones informáticas específicas para amoldarse a las necesidades de sus clientes.