Las cámaras digitales han mejorado tanto en los últimos años que ya superan a las de película en casi todos los aspectos. Sin embargo, aún no son mágicas y requieren cierto esfuerzo y habilidad por parte del fotógrafo, sobre todo en situaciones de baja luz o mucho movimiento.
La primera recomendación para el usuario inexperto sería leerse el manual de instrucciones y usar funciones especializadas para cada ocasión (retrato, nocturno); con esto debería bastar para obtener fotografías de una calidad aceptable. Aún así, es recomendable tener en cuenta una serie de consejos que a continuación se ofrecen, de los cuales sólo los dos últimos no son exclusivamente para las cámaras digitales, y pueden usarse igualmente para la fotografía de proceso químico.
- Disparar como si fuera gratis: use la ráfaga si la tiene. Es uno de los secretos a voces de los fotógrafos profesionales: se disparan entre 10 y 50 fotos por cada una que sale bien. En la fotografía tradicional cada foto supone un gasto, pero las fotos digitales no cuestan ni un céntimo más por encima de la inversión inicial.
El uso de la ráfaga le permite fotografiar cámara en mano sujetos en movimiento en situaciones de baja luz, como niños en cumpleaños y conferenciantes en congresos. Alguna de las fotos coincidirá con el breve momento en que a usted no le tiemblen las manos y el objeto de su atención esté momentáneamente inmóvil. En el peor de los casos, siempre habrá una foto menos movida que las demás. En el caso de fotos de niños es especialmente importante tener paciencia y una cámara que dispare ráfagas. Por cada veinte o treinta fotos movidas se puede tener una foto que no quede borrosa y en la que las miradas se crucen de forma significativa.
- No se enamore de la altísima resolución. Al seleccionar la resolución de su cámara tiene que ejercer el mismo buen juicio que al comprarla. La cantidad de megapixels es como la cantidad de megaherzios de los procesadores de los ordenadores: engañosos y más orientados a la mercadotecnia que a la calidad. Una fotografía con más resolución no es una fotografía de mayor calidad, pues revela con demasiado detalle las imperfecciones.
Como regla general, la mejor resolución para usar es la segunda más alta: si su cámara alcanza a 1600×1200 megapixels, use usted la de 1280×960 megapixels; si su cámara llega a 2272×1704 megapixels, quédese en 1600×1200 megapixels. La excepción son las cámaras de gama alta y la toma de fotos en situación óptima, con mucha luz y sujetos posando sin moverse: en esos casos usar la alta resolución ofrece un aumento proporcional en la calidad.
- No dispare con más calidad de la que necesita. ¿Va a imprimir en alta resolución o editar las fotos con un programa de retoque fotográfico? Es posible que necesite usar la compresión de más alta calidad para sus fotos. ¿Va a mandar sus fotos por correo electrónico, las va a poner en la web o las va a imprimir en formato pequeño (alrededor de 10 x15 cm)? Si selecciona la segunda mejor calidad (‘fina’ o ‘normal’ en lugar de ‘super fina’), cada foto ocupará menos espacio en su cámara.
Las fotos de resolución y calidad media ocupan menos espacio en la cámara, así que los tres consejos anteriores se resumen en uno: vale más seleccionar la foto buena entre doscientas a resolución y calidad un poco menor, que no optar por una foto casi buena entre cincuenta sacadas con la resolución y la calidad de compresión más altas.
- Escoja tarjetas rápidas antes que tarjetas grandes. Éste es un consejo de compra más que de uso, pero dado que las tarjetas de memoria son algo que se puede comprar durante la vida de la cámara, no está de más hablar de ellas. Si se sigue el primer consejo, se necesitará mucho espacio de memoria. Si se opta por el segundo y tercer consejos, cada foto ocupará menos memoria.
En la actualidad todos los tipos de memoria tienen diferentes calidades según su velocidad de acceso: las tarjetas más rápidas son más caras. No hay que dejarse llevar por la tentación de comprar una tarjeta enorme: siempre es mejor adquirir una tarjeta de 256 Megabytes y alta velocidad que una de 512 Megabytes de la generación anterior y más lenta, por mucho que las dos tengan precios similares. Se agradece cuando se disparan ráfagas o cuando hay que transferir las fotos al ordenador.
Los cuatro primeros consejos estaban orientados a tener un número suficiente de fotografías. Los cuatro siguientes pretenden que éstas sean además de la mejor calidad posible.
- Enfocar primero, encuadrar después. A menudo se quiere sacar fotos con el personaje en uno de los lados del encuadre, o con gran diferencia de luz entre las zonas de la imagen. En estos casos es conveniente centrar el visor de la cámara en el objeto de luz óptima o en la zona de la foto que merezca nuestra atención y presionar el botón de disparo hasta la mitad de su recorrido. La cámara ajustará el foco, la apertura y la velocidad para ese punto. Luego hay que retomar el encuadre dejando ese punto en uno de los lados de la cámara y disparar con la composición deseada.
Las dos fotos siguientes se han tomado con la misma cámara automática, sin cambiar los ajustes, con la misma luz natural. La primera se tomó enfocando con la cámara el centro del encuadre: al medir la luz en un punto en sombra, el cielo y los reflejos del cristal quedan totalmente quemados.
En la segunda foto, primero se hizo foco (y medida de luz) en la esquina superior izquierda del edificio, y luego se reencuadró antes de disparar. El resultado es que los brillos no quedan quemados, mientras que las sombras siguen conservando bastante detalle.
- No abusar del zoom, y no usar nunca el zoom digital. El zoom no sólo amplifica la imagen a fotografiar, sino que también amplifica los movimientos de la mano. Incluso con el mejor pulso del mundo, la cámara temblará de forma imperceptible al tomar la foto, pero el temblor será evidente en el resultado final, que dará una fotografía movida. Por esta razón se aconseja usar el zoom con precaución. En cuanto al zoom digital, sus resultados son siempre peores que ampliar la foto con un programa de edición como Photoshop o The Gimp, así que es mejor no usarlo a no ser que se carezca de PC y se esté dispuesto a usar los dos siguientes consejos.
Además de encuadrar en la cara del personaje para enfocar, para sacar la siguente foto el fotógrafo se acercó hasta el podio para aprovechar al máximo el zoom óptico.
El resultado sigue teniendo grano (o ‘ruido’, que es como se denomina al grano digital) debido a la falta de luz, pero la tomada con zoom digital muestra distorsiones, además de estar más movida.
- Utilizar el disparador automático o el mando a distancia. Incluso cuando se sacan las fotos a mano alzada, usar el disparador automático puede ser muy útil: es casi imposible pulsar el disparador sin mover la cámara (especialmente con las cámaras pequeñas y ligeras), pero el temporizador de 2 segundos sacará la foto cuando las vibraciones producidas por la pulsación ya se hayan amortiguado.
- Utilizar un trípode. Este consejo vale igual para las fotos con disparador manual o automático. Si no se dispone de trípode siempre se puede dejar la cámara sobre cualquier superficie, o apoyarla contra una pared o columna. Si se pretende usar el disparador automático o el mando a distancia que tienen algunas cámaras, es mejor atarla a un árbol con una goma elástica, o pinzarla en una estantería entre dos libros.
Estos consejos no convertirán al usuario en mejor fotógrafo. Para lograr este objetivo sólo sirven la práctica y el buen gusto. Pero si se siguen, se obtendrán un número suficiente de fotos enfocadas, que no estén movidas y que estén bien de exposición. Así será más fácil concentrarse en hacer mejores fotos.