En los dos últimos años, las cámaras digitales han pasado de ser un artículo de lujo para amantes de la alta tecnología a formar parte de la electrónica de consumo. La imparable penetración de la fotografía digital en los hogares ha traído consigo la adaptación de los laboratorios, debido a que los usuarios no han dejado de demandar copias en papel. Frente a la inversión en tiempo y dinero de la impresión casera, los laboratorios ofrecen ‘calidad fotográfica’ a unos precios muchas veces más baratos que si se imprimiera en casa.
Del archivo al papel
Contar con una cámara digital de avanzadas prestaciones está ya al alcance de cualquiera, pues éstas reducen su precio a la misma gran velocidad a la que aumentan su calidad, si medimos ésta en resolución (millones de píxeles o puntos de imagen). Pero la adopción de la imagen digital no acaba con la supremacía del papel como soporte favorito para almacenar y mostrar fotografías. Muy al contrario: el avance de la fotografía digital va ligado a la facilidad de obtener impresiones de calidad en papel.
Sin embargo, “algunos usuarios se lamentan de que no tienen ninguna foto desde que les regalaron la cámara digital, porque aunque hacen más fotos que antes no conocen las posibilidades para imprimir sus fotos digitales”, explica Alejandra de la Lama-Noriega, directora de comunicación de Kodak España. Antes, las cámaras digitales caían en manos de usuarios con conocimientos informáticos, con ganas de ‘perder el tiempo’ en los retoques y la impresión. “Pero desde las últimas Navidades -dice De la Lama-Noriega -, son un producto de consumo masivo cada vez más fácil de utilizar, y muchos usuarios no tienen tiempo o no quieren saber de impresión ni ‘software’ de edición, por lo que es importante facilitarles la tarea de obtener copias en papel”.
La toma de fotografías con cámara digital puede ser un proceso sencillo y automatizado que requiere poco más que apretar el botón para obtener resultados satisfactorios. Y, de la misma forma, al usuario se le facilita de varias maneras la posibilidad de obtener copias impresas de sus fotos digitales: puede acudir a una tienda de fotografía con sus fotos en cualquier soporte (CD, tarjeta de memoria, etc.) para solicitar copias en papel, puede encargarlas vía Internet e incluso realizar copias en un kiosko digital. La otra opción es montarse el laboratorio digital en casa, es decir, utilizar la impresora y papel fotográfico.
Para el usuario que no tiene tiempo o ganas de complicarse la vida, lo más sencillo y barato es acudir a una tienda con la tarjeta de memoria de su cámara o, tras descargar las fotos en el ordenador, encargar las copias a través de los muchos servicios que existen en Internet. Esto no imposibilita que previamente pueda realizar ciertos ajustes en las fotografías con algún programa de edición de imágenes, como recortarlas para encuadrar al motivo deseado, ajustar la luminosidad y el contraste, o tratar de eliminar los ‘ojos rojos’. De todas formas, el usuario sin conocimientos informáticos puede encargar los ‘retoques’ en algunos laboratorios.
Tamaño de la ampliación
Respecto al tamaño de copia, es importante tener una idea clara acerca del papel al que podemos aspirar teniendo en cuenta la resolución de la imagen digital. El propio laboratorio nos aconsejará las resoluciones mínimas requeridas para cada tamaño de papel, que también se especifican en las tablas que suelen incluir en sus páginas web.
La gran resolución de las cámaras digitales actuales consigue copias en papel de gran tamaño a muy buena calidad. Con una cámara de dos megapíxeles, tomando las fotos a su máxima resolución (1.600×1.200 píxeles), se obtiene una copia en papel de ‘calidad fotográfica’ (los píxeles son inapreciables) de hasta 15×20 cm., con 3 megapíxeles (2.048×1.536) se puede aspirar a una copia excelente de hasta 24×36 cm. y con una de 4MP (2.240×1.680) de hasta 30×45 cm.
De todas formas no se trata de fórmulas matemáticas, pues existen otros factores que influyen en el acabado final, como el motivo de la ampliación. “Dado el mismo tamaño/resolución de una imagen digital, no es lo mismo ampliar el detalle de un insecto que un paisaje”, explican los técnicos de Dinasa. Conviene tener en cuenta que en los negativos la relación de tamaño es 2:3 (10x15cm, 20x30cm etc.), mientras que en las cámaras digitales es de 3:4 debido a la proporción de los monitores. Esto quiere decir que para imprimir fotos digitales en los tamaños tradicionales es necesario recortarlas.
Tamaño aprox. de la copia (cm) | Tamaño imagen digital (millones de píxeles) | ||||
Dinasa Mínima resolución aconsejada | Kodak Calidad profesional | Fotolab 30 Calidad fotográfica | Pixelin Tamaño recomendado | Yahoo! Resolución mínima | |
10 x 15 | 0,35 | 1,20 | 1,20 | 1,20 | 0,30 |
13 x 18 | 1,60 | 1,90 | 1,4 – 1,6 | 0,78 | |
1,90 | |||||
15 x 20 | 0,70 | 2,20 | |||
20 x 25 | 1,20 | 3,90 | 4,14 | 3,40 | 1,90 |
25 x 38 | 4,90 | ||||
30 x 40 | 2,70 | 10,60 | 3,76 | ||
50 x 75 | 8,40 | 6,00 |
Las empresas involucradas en la impresión digital se afanan en destruir algunos mitos creados en torno a la fotografía digital, como su complejidad, el elevado precio, carecer de creatividad y versatilidad respecto a la tradicional, así como dudar de su calidad. En cuanto a esto último, HP explica que “si bien es cierto que las cámaras digitales todavía no consiguen la calidad de las réflex analógicas, éstas ofrecen más resolución y detalle del necesario para realizar copia excelentes”. Es decir, con una cámara digital de 3,3 megapíxeles se obtienen copias de calidad fotográfica de 20×25 cm, prácticamente imposibles de diferenciar de las obtenidas a partir de un negativo.
“Actualmente las cámaras digitales han llegado a un punto en el que ofrecen imágenes de calidad similar a las obtenidas con una cámara de 35mm tradicional. Pero debido a que las imágenes se pueden grabar con diferentes grados de compresión, es posible observar indicios de que la foto es digital. No obstante, el usuario doméstico no apreciaría diferencia entre imágenes de ambas tecnologías sacadas con suficiente resolución”, explica Enrique Álvarez Labiano, de Pixelin.com.
Las copias de imágenes digitales en laboratorios industriales o en los mini-laboratorios de las tiendas se realizan con papel fotográfico, con impresoras láser o de sublimación térmica de gran resolución, y a unos precios que oscilan entre los 0,21-0,30 euros por copias de 10×15 cm y los 11-16 euros por papel de 50×70 cm.
En estos momentos la práctica totalidad de las tiendas de revelado y laboratorios tienen entre sus ofertas la impresión digital, que no se limita a realizar copias de las fotos tomadas con la cámara digital. Las posibilidades que ofrecen son básicamente dos: pasar de digital a analógico (imprimir una fotografía digital) o hacer el camino inverso, de lo analógico a lo digital (escanear una fotografía tomada de la manera tradicional). Pero, estas dos opciones permiten a su vez un abanico de posibilidades:
- Impresión digital a partir de negativos o diapositivas, APS, tarjetas de cámaras digitales o cualquier otro soporte informático (hasta las fotos realizadas con el teléfono móvil).
- Crear un CD con fotos digitales (archivos JPG) a partir de diapositivas, negativos o copias en papel (escanenado las imágenes).
Es decir, las fotos tomadas con la cámara analógica (en negativo o diapositivas) se pueden digitalizar para almacenar en un CD o imprimir copias en papel, lo mismo que con las imágenes tomadas con una cámara digital. Lo que ocurre, explica Lama-Noriega, es que las tecnologías analógica y digital están mezcladas en los laboratorios: “Los negativos se escanean y se mejoran con software antes de hacer las copias, y las impresoras láser imprimen imágenes digitales sobre papel fotográfico, que se revelan del modo tradicional, con químicos”.
Opciones de impresión
Además de utilizar la impresora de casa, el usuario tiene varias posibilidades para imprimir sus fotos digitales sin moverse de la silla. Existen muchas tiendas y laboratorioscon presencia en Internet a los que encargar las copias mediante correo electrónico o ‘subiendo’ el archivo. Sólo hace falta elegir el tamaño (teniendo en cuenta las recomendaciones del laboratorio) y el medio de pago y esperar a recibirlas en casa.
En Pixelin.com, por ejemplo, “el servicio exprés permite recibir las imágenes en un plazo inferior a 24 horas, mientras que el ‘normal’ se hace mediante correo ordinario y tarda una media de tres días para España”, cuenta Álvarez Labiano. Los gastos de envío de este servicio de revelado online varían entre un euro (envío normal) y siete euros (exprés), independientemente de la cantidad; en otras páginas los gastos de envío pueden ascender hasta 2,85 euros o ser proporcionales al peso del pedido.
Para facilitar todavía más las cosas, el sistema operativo Windows XP incluye la opción de ‘Pedir copias fotográficas en líneas’ en el explorador. Tras seleccionar las fotos, el sistema se conecta a Print@FUJICOLOR, FastLab.com o Yahoo! Fotos donde, a través de una ventana, se selecciona el tamaño y la cantidad de copias y se envían para su impresión. Por supuesto, hace falta estar conectado a Internet.
En muchas páginas web dedicadas a la creación de álbumes virtualespara almacenar y compartir fotografías también se pueden encargar copias en papel. De la misma forma, existen laboratorios que ofrecen junto al revelado la posibilidad de almacenar las fotos en Internet. Con un nombre de usuario y contraseña se accede al álbum online en cualquier momento para ver las fotos, subir nuevas imágenes, enviarlas por correo electrónico o solicitar copias.
Asimismo, algunos programas para visualizar y editar imágenesse conectan a la Red para encargar la impresión de las fotos. Picasa, gratuito desde su reciente adquisición por Google, es un programa que localiza las fotografías y vídeos del disco duro y las clasifica por años o grupos. Además de las sencillas y automatizadas posibilidades para mejorar las fotografías, Picasa se utiliza para encontrar fotos rápidamente, ordenarlas, visualizarlas como diapositivas, enviarlas por correo electrónico o mediante su sistema ‘Hello’ , imprimirlas y conectarse a Internet para solicitar ampliaciones en papel (aunque, de momento, este servicio sólo funciona dentro de EEUU).
Una vez que el usuario acudir a la tienda, también se encuentra con diferentes opciones para conseguir sus copias en papel. “Puede utilizar un kiosko digital, instalados en más de 300 tiendas (se prevé que sean en 700 a finales de año) para realizar copias instantáneas, descargar las fotos para que se impriman en el mini-laboratorio de la tienda o, si no tiene laboratorio propio, aguardar a su envío e impresión a un laboratorio industrial”, dice De la Lama-Noriega.
La elección es cuestión de tiempo, no de calidad. La instantaneidad de estos kioskos puede ganar la batalla frente a los 2-5 días que se demorarán las copias en las tiendas, dependiendo de si cuentan con equipo propio o si encargan los trabajos fuera. Porque, asegura la directora de comunicación de Kodak España, “las impresoras de sublimación térmica de los kioskos, junto al papel de altísima calidad, no desmerecen a las copias tradicionales”. Es más, “el papel dura tanto como el fotográfico y tiene un laminado que impide que se marquen los dedos o que se degrade la imagen si se moja”, añade.
Además, en los kioskos quien quiera puede “jugar con la foto” (eliminar ojos rojos, hacer zoom, añadir bordes o textos?) o dejar que el software de mejora automática haga su trabajo y después comparar con el original para elegir la impresión de la imagen deseada. Los precios, entre 0,20 y 0,50 euros el tamaño 10×15 cm., dependen de cada tienda, pero son siempre inferiores a los 0,80 euros que cuesta de media la impresión en casa, según cálculos de Kodak.