En el año 1982, el Mundial de fútbol disparó la venta de los aparatos de vídeo VHS. Había que grabar los partidos, claro. El año 2006 el Mundial de fútbol ha disparado las ventas de pantallas planas. Las ventas provocan el descenso de los precios, y eso es precisamente lo que está ocurriendo. Si durante los últimos años las rebajas situaron los precios entre un 20% y un 30% por debajo de su valor original, estos mismos porcentajes se esperan de cara al futuro inmediato.
Sobreproducción y obsolescencia
En realidad los precios bajan por la sobreproducción. Cuando los fabricantes tienen en el almacén más televisores de los que pueden vender, se ven obligados a rebajarlos. Un televisor plano se queda obsoleto en un año, y para entonces la venta puede ser misión imposible.
Tanto la llegada de la televisión digital, y un poco más adelante, de la televisión de alta definición, han mejorado la calidad de la imagen en los salones de todo el mundo, lo que a su vez hace más deseable disponer de pantallas de gran formato.
Da igual la marca; la mayoría de las pantallas planas provienen de cinco grandes fabricantes de Corea, Japón, y Taiwán. Todos han invertido en los últimos años en nuevas fábricas de donde salen miles de pantallas al día. Además, cuando los consumidores demandan mayor resolución, o más brillo, o más pantallas LDC y menos de plasma, hay que actualizar la fábrica o pensar en construir una nueva. El resultado es una sobreabundancia de pantallas en el mercado, y los precios bajan.
Cuando los fabricantes tienen en el almacén más televisores de los que pueden vender, se ven obligados a rebajarlos
Esa bajada de precio pasa automáticamente al consumidor final. El año pasado se produjo un descenso de un 30%, y el anterior, alrededor del 35%. Para 2007 se esperan caídas entre el 20% y el 30%. La guerra de precios está provocando pérdidas a fabricantes japoneses como Sony, Toshiba o Hitachi, que además se enfrentan a competidores como LG o Samsung, con precios más competitivos y calidades similares.
Nuevos prototipos
Por si fuera poco, los fabricantes están investigando sin cesar para conseguir mejores pantallas, con menores costes de producción. Las pantallas OLED, brillantes y de bajo consumo, ya se utilizan en dispositivos de bolsillo, como teléfonos o reproductores MP3, y prometen abaratar los precios de las pantallas de mayor formato en el futuro.
Los televisores planos no compatibles con la televisión de alta definición se pueden encontrar hoy a precio de saldo
Otras empresas están desarrollando nuevos métodos para ‘imprimir’ las pantallas sobre láminas de plástico, de forma parecida a como lo hacen las impresoras de chorro de tinta, lo que bajaría mucho los precios. Todos están atrapados en un círculo de renovación, sobreproducción y rebajas. Por una vez, el consumidor sale beneficiado.
Las consecuencias ya se pueden ver hoy. Los televisores planos que no sean ‘HD Ready’ (compatibles con la televisión de alta definición) se pueden encontrar hoy a precio de saldo (han bajado casi a la mitad de su precio de hace un año). Por otro lado, ya han aparecido los primeros televisores de alta definición verdadera (‘Full HD’). Dentro de muy poco los que sólo sean ‘HD Ready’ estarán también rebajados.
El único problema es cuándo tomar la decisión de compra. El televisor plano adquirido hoy parecerá muy caro dentro de seis meses. ¿Merece la pena esperar? Con la electrónica de consumo, esa es la eterna pregunta.