Los teléfonos móviles cuentan con una serie de sensores que permiten acceder a funciones interesantes, en sustitución de otros dispositivos. Pueden servir de despertadores, reproductores de música, videoconsolas, navegadores GPS, ordenadores, etc. El siguiente paso es que funcionen, incluso, como las tarjetas de crédito. Y eso que hasta hace poco solo valían para realizar llamadas y, más tarde, para comunicarse mediante mensajes de texto, como cámara fotográfica, para navegar por Internet y acceder a las redes sociales. Pocos usuarios conocen las funcionalidades del smartphone que a continuación se explican.
1. Usar el móvil para medir la frecuencia cardiaca
El medidor de frecuencia cardiaca no es una funcionalidad inherente al teléfono móvil, pero existen varias aplicaciones capaces de determinar la frecuencia cardiaca del usuario. Para ello se sirven de las potentes cámaras que incorporan los terminales y del flash led que deben tener.
El usuario solo tiene que apoyar el dedo en el objetivo de la cámara y la aplicación detecta los latidos del corazón analizando los sutiles cambios en la imagen que la cámara recoge. El resultado es la medición de la frecuencia cardiaca, la cual, en la mayoría de los casos, resulta muy precisa. Para proceder a la medición del ritmo cardiaco, el flash led se enciende justo al apoyar el dedo en la pantalla, de tal forma que emite suficiente luz para que la cámara aprecie las pequeñas variaciones de color que determinan los latidos del corazón.
2. Cuando el móvil es una brújula
También se puede usar el móvil como brújula. En la era del GPS es probable que haya quien no le parezca interesante esta funcionalidad. Pero para que el GPS del teléfono funcione, debe ser capaz de enlazar con los satélites de posicionamiento y, en ubicaciones remotas o en días nublados, es posible que no lo logre. Además, utilizar el GPS supone un elevado consumo de batería.
Por suerte, los teléfonos disponen de un magnetómetro integrado que puede servir para indicar, en cualquier lugar, donde está el norte sin necesidad de satélites ni de cobertura.
3. Teléfono como detector de metales
El smartphone sirve como detector de metales. Para ello usa el magnetómetro del que dispone y que también permite emplear el teléfono como brújula. El magnetómetro no solo detecta la dirección de un campo magnético, sino también su intensidad, medido en microteslas. Gracias a esta capacidad del sensor hay aplicaciones que recogen los datos que se registran para devolvérselos al usuario de forma visual.
Pese a que el teléfono se convierte en un detector de metales plenamente funcional, su alcance es limitado. Por ello, y en comparación con las apps descritas, el resultado es más discreto, pero no por ello menos interesante.
4. Usar el móvil para medir la luz
El fotómetro del teléfono se utiliza para regular el brillo de la pantalla de forma automática en función de la luz ambiente. Pero hay aplicaciones como LightMeter que permiten acceder a esta información para mostrar con exactitud la intensidad de la luz, medida en luxes, que registra en cada momento el sensor del móvil. Se puede encontrar utilidad a esta función al comprobar la intensidad de la iluminación de una habitación o al tener que hacer fotografías, donde la intensidad de la luz en un factor fundamental.
5. Móvil para el bricolaje
También se puede medir el nivel de burbuja, una función que hace que los teléfonos también puedan resultar útiles en labores de bricolaje o en situaciones en las que se necesite comprobar la inclinación de una superficie.
Con Clinometer, mediante el uso del acelerómetro y el giroscopio integrado, el teléfono móvil sabe en qué posición se encuentra. En general, la función principal de estos sensores es la de girar la pantalla al poner el terminal en horizontal, pero también puede indicar con total precisión la inclinación de cualquier superficie en la que esté apoyado.
6. Móvil para digitalizar documentos
La cámara del smaprthone puede convertir una fotografía de un documento en una versión pdf del mismo, digitalizar documentos o transformar una imagen en un documento de texto.
La ventaja de utilizar esta funcionalidad es que se puede transferir el archivo resultante a un ordenador y trabajar con él en un editor de texto como Word.
7. El teléfono para medir el sonido
El teléfono también puede transformarse en un sonómetro. El micrófono del dispositivo, además de registrar sonidos, también es capaz de determinar su intensidad, por lo que si se accede a esta información, el terminal se puede convertir en un sonómetro funcional.
Pese a que la precisión del smartphone como sonómetro es alta, hay que tener en cuenta que el micrófono del dispositivo no está diseñado para registrar valores elevados, por lo que, en general, los sonidos que será capaz de registrar se encontrarán entre los 80 y los 100 decibelios. Aun así, resulta una aplicación interesante.