Con la llegada del verano aumenta el bombardeo de «dietas milagro» a través de diferentes medios, así como continuos mensajes que recuerdan que aún es posible perder peso antes de ponernos el bañador. El cine, la publicidad y las redes sociales también favorecen estos patrones. Muestran éxito y valores positivos asociados a tener una buena figura por medio de referentes para los adolescentes, como son actores, modelos e influencers. Si además tenemos en cuenta que durante la pubertad se intenta resultar atractivo para el resto, no es extraño que 4 de cada 10 adolescentes se hayan puesto a dieta alguna vez con intención de asemejarse a estos modelos. Para ello, es habitual que busquen en Internet trucos y consejos para adelgazar, llegando así a conocer a Ana y a Mía, términos que apuntan a la anorexia y la bulimia respectivamente, tratados en muchas ocasiones en grupos privados de redes sociales. ¿Qué esconden estas comunidades peligrosas? En este artículo se dan las claves para identificarlas y se explica qué hacer para proteger a nuestros hijos de ellas.
¿Cómo identificar y evitar contenidos relativos a trastornos de la alimentación?
En muchas ocasiones, los menores llegan a estos recursos de manera accidental. Este tipo de contenido perjudicial intenta filtrarse de forma enmascarada a través de juegos (como Miss Bimbo), aplicaciones o canales de éxito entre adolescentes.
También pueden llegar a ellos haciendo stalking (buscando premeditadamente información relacionada), atraídos por la idea de «lucir buen tipo» y sin tener en cuenta que estas prácticas suponen un alto un riesgo para la salud. Basta con hacer una simple búsqueda en Internet (#anaymia) para ver que este tipo de contenidos están presentes en diferentes plataformas al alcance de cualquiera.
Es relativamente sencillo identificarlo, ya que usan una terminología específica. Los seguidores de estas prácticas se reconocen como príncipes y princesas y al resto de personas las denominan wannabe (aquellas a las que les gustaría ser delgadas). También hablan de vomitar en «clave» usando en su lugar purgar y prefieren endulzar la anorexia refiriéndose a ella como ana o pro-ana y cambiando bulimia por mía o pro-mía.
Normalmente estos grupos repiten el mismo modus operandi. El líder o cabecilla transmite sus «conocimientos» al resto a través de un blog personal o web, donde comparte trucos y consejos extremos contados en primera persona. Además, ejerce una postura de autocontrol sobre el resto al promover dinámicas como las «carreras de kilos», que consisten en fijar un plazo temporal corto para alcanzar un determinado peso.
Como son conscientes de que una imagen vale más que mil palabras, recurren a la publicación de numerosas fotos mostrando el antes y el después (lo que se conoce como thinspo) con el fin de empatizar con los seguidores actuales y conectar con futuros. Se caracterizan también por comunicar de manera motivadora y de pertenencia a un grupo, por lo que es común que las personas que siguen estas prácticas como símbolo lleven pulseras en la muñeca izquierda de color morado (para identificarse como Mía = bulímica) o rojo (para identificarse como Ana = anoréxica).
Con frecuencia, la primera toma de contacto se realiza de modo más abierto a través de la web o blog en donde defienden estas prácticas como un «estilo de vida», para dar paso a una red más privada, como puede ser la mensajería instantánea.
¿Qué podemos hacer?
El gran inconveniente para erradicar este tipo de comunidades es que existen numerosos sitios webs, blogs, canales o perfiles en las redes sociales que, con la misma facilidad que se consiguen cerrar, migran a una nueva llevándose a sus seguidores.
Francia aprobó en 2008 una ley por la que se puede llegar a condenar al responsable de estos sitios webs con tres años de cárcel y hasta 30.000 euros de multa. En España, no existe una norma que regule este tipo de páginas, aunque Cataluña está estudiando legislarlo.
Como pautas preventivas es importante reforzar la autoestima de nuestros hijos y trasmitir valores relacionados con la subjetividad de la belleza y la propia aceptación. Además, nosotros debemos ser un ejemplo para ellos en estos aspectos.
También es importante realizar una mediación parental adecuada en la que observemos cuáles son sus intereses, así como qué tipo de contenidos consumen. Esta labor la podemos complementar apoyándonos en herramientas de control parental que permiten el filtrado de contenidos:
- Si nuestro hijo es víctima de este tipo de prácticas, no debemos cuestionarle, pues es evidente que el problema le ha superado. Además, es necesario mantener un clima de confianza que nos ayudará a que se sincere con nosotros para poder atajar estas malas prácticas buscando soluciones a la situación, como puede ser recurrir a la ayuda profesional.
- Desarrollar sus capacidades críticas. Es fundamental que se acostumbre a contrastar información, buscar otras fuentes fiables o recurrir a adultos de confianza ante dudas o preocupaciones, antes de asumir cierta información o ideas como verídicas o inocuas.
- Desde los centros escolares: fomentar las actividades deportivas, así como hábitos de alimentación saludable y trabajar aspectos como la tolerancia, la igualdad o el respeto, con independencia de las diferencias físicas entre personas.
- Desde las diferentes plataformas (Facebook, Twitter, Google, Microsoft, etc.): cuentan con un acuerdo con la Comisión Europea para promover un código de conducta que combata con más eficacia y rapidez la proliferación de contenidos inadecuados. Generar contraargumentos que permitan a la audiencia reflexionar desde otro punto de vista y reportar a las propias plataformas la existencia de este tipo de comunidades también son acciones que nos ayudarán.
- Apoyarse en la Línea de Ayuda de IS4K. Ante las primeras señales de búsqueda de este tipo de contenidos a través de las tecnologías y desajustes alimenticios, no dude en buscar asesoramiento especializado en la Línea de Ayuda (900 116 117). También puede hacernos llegar cualquier contenido peligroso o perjudicial para los menores en Internet a través de nuestra Línea de Reporte.
¿Sabía que existe este tipo de comunidad en Internet? ¿Conocía su modo de actuar? ¡Cuéntenoslo! 900 116 117 (teléfono gratuito y confidencial).