La continua evolución de Internet ha hecho más necesario que nunca transformar la manera en la que se utilizan, tratan y protegen los datos. Por eso mismo, la antigua Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) deja paso a una versión renovada y adaptada a los tiempos: el nuevo Reglamento General de Protección de Datos de la UE, más conocido como la European General Data Protection Regulation (GDPR). En este artículo se desgranan las claves de esta nueva regulación y, sobre todo, se explica cómo nos afectará.
GDPR vs LOPD: ¿en qué cambia la nueva ley?
Si hay algo por lo que se caracteriza Internet es por la gran abundancia de datos que alberga. Por esta razón, es vital contar con un marco legal efectivo que vele por el buen uso de estos datos y por la privacidad de los internautas, que en muchas ocasiones ven expuesta su información personal ante las empresas. Fe de ello da precisamente el último escándalo de Facebook y la filtración de datos de contactos a la compañía Cambridge Analytica.
En este sentido, el 25 de mayo entra en vigor la GDPR, que tiene como objetivo vigilar el tratamiento que las empresas hacen de los datos de los usuarios en el entorno digital. Pero, ¿en qué se diferencia de la anterior ley de protección de datos?
La disparidad principal es que la GDPR es mucho más restrictiva que su predecesora. De hecho, la cantidad de sus sanciones económicas pasa de 600.000 euros como máximo a los 20 millones de euros. Pero, además de ello, la nueva ley centra mucho más el foco en la protección de los usuarios frente al empleo indebido de sus datos en Internet.
Consecuencias de la GDPR para los usuarios
La puesta en marcha de la GDPR afectará directamente a los principales actores del ámbito digital. Por un lado, las empresas deberán extremar precauciones al hacer uso de los datos que recopilan y, por otro, los internautas dispondrán de más garantías para salvaguardar su privacidad en la Red. Estas son algunas de las consecuencias de la nueva ley para los ciudadanos:
- Más control
Aunque quizá no siempre nos percatemos de ello, cada vez que se utiliza Internet se está construyendo una huella digital y hasta cediendo datos a webs, aplicaciones y empresas. El empleo que estas compañías hacen de esos datos no siempre es el adecuado, por lo que una preocupación común entre los usuarios es la de tener control sobre los datos personales. Esta demanda se cumplirá gracias a la GDPR, que obligará a las compañías a disponer del consentimiento explícito de los usuarios para poder utilizar sus datos.
- Más privacidad
Son muchos los usos que se le puede dar a la Red: desde aprender idiomas y contactar con amigos en las redes sociales, hasta realizar gestiones administrativas e informarse de la actualidad. No obstante, nunca hay que perder de vista la exposición de los datos personales. La GDPR se posiciona como un arma muy potente para proteger la privacidad, ya que además de centrarse más en la figura del ciudadano que su antecesora, establece una especial protección a la información de carácter sensible y a grupos más delicados como los menores.
- Más seguridad
El hecho de disponer de más herramientas para garantizar el derecho a la intimidad y de un mayor control sobre el tratamiento y el destino de los datos repercute de forma directa en la manera de utilizar Internet. Y es que con sus distintos apartados, la GDPR aporta más seguridad a los usuarios al tener que navegar en la Red.
- Derecho al olvido
Pero, sin duda, una gran preocupación entre los internautas es disponer de la posibilidad de borrar su huella digital. El nuevo reglamento alberga el derecho al olvido, con el que cualquier ciudadano podrá solicitar a las empresas la eliminación de sus datos personales, si ya no son necesarios para el fin con el que fueron recogidos o cuando se han obtenido de forma ilícita, entre otras circunstancias.
Un reto común
Con la aplicación de la GDPR, a las compañías les espera un arduo camino para adaptarse a esta nueva regulación que ofrece más garantías que antaño a los ciudadanos. Para su cumplimiento, es esencial el compromiso de todos con el fin de garantizar la protección de los usuarios en el entorno digital. Habrá que esperar para ver cómo se efectúa este compromiso y si la ley cumple su objetivo de salvaguardar la privacidad de todos.