Los internautas españoles no confían en la red para hacer sus compras. Eso es lo que dicen las estadísticas. Sólo un millón de los cerca de ocho millones de internautas de España utilizan la red para adquirir productos como discos y libros. El comercio electrónico español aparece regulado en la nueva Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico (LSSI), norma sobre la que no existe consenso entre los sectores implicados.
El comercio
El comercio internacional no ha dejado de crecer desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días. Las nuevas tecnologías han transformado de manera notable el mundo de los negocios. Las transacciones comerciales son más rápidas, se suprimen las barreras geográficas para empresas y consumidores y el mercado deja de ser local para transformarse en global. Estos avances tecnológicos se traducen en nuevas oportunidades de negocio para empresarios y clientes, entre los sectores implicados.
Dos tipos de comercio electrónico destacan por encima de los demás. El llamado Business to Business (B2B), enfocado a empresas y Business to Consumer (B2C), dirigido al comercio al por menor. Los datos más recientes sobre el comercio electrónico global en España descubren que este joven mercado, el B2C, está en pleno desarrollo, en contra de la opinión generalizada, aunque le queda mucho camino por recorrer. Así lo indica el informe elaborado por la Asociación Española de Comercio Electrónico (AECE). Según este documento, las ventas de productos minoristas en España (B2B) como perfumes, CDs y libros, facturaron el pasado año un total de 525 millones de euros.
En España el total de internautas alcanza los 7,7 millones. De ellos, sólo un 13,8% se atreve a realizar compras minoristas por internet, según el último estudio de la Asociación de Usuarios de Internet (AUI). Estos datos coinciden con un estudio elaborado por la consultora Forrester. En él no sólo se refleja el bajo porcentaje del comercio electrónico, sino que, además, se puede observar que las ventas al por menor en Internet han caído durante el tercer trimestre de este año por primera vez en la historia del comercio electrónico “on line”. “Las ventas sumaron en el tercer trimestre 17.000 millones de euros, cifra inferior a los 20.000 registrados en el segundo”, asegura el analista Carrie Johnson. Sin embargo, las previsiones son optimistas. El equipo de analistas de esta consultora consideran que las ventas aumentarán. “El número de compradores en la red es cada vez mayor, por eso esperamos que las ganancias totales “on line” durante la temporada navideña aumenten un 14%”, subrayan.
Confianza limitada en la red
Un informe elaborado el por Ministerio de Ciencia y Tecnología español (MCYT) admite la lentitud en el desarrollo del comercio electrónico. “Su crecimiento no es tan rápido como se había previsto en un principio”. “La confianza en el uso de Internet aún es muy limitada, el volumen de transacciones de comercio electrónico dirigido al usuario, en lo que va de año, es de 525 millones de euros, una cifra ridícula”, recoge el documento. Uno de los principales motivos reside en los elevados costes de envío y transporte que encarecen el precio final del producto.
Cuando la National Science Foundation autorizó el uso comercial de Internet en 1991, se creyó que una de las mayores atracciones que iba a tener el comercio electrónico frente al tradicional era el abaratamiento del producto. La realidad es otra muy distinta. Muchos productos que se ofertan en Internet tienen un precio semejante al que se puede encontrar en cualquier comercio. Este hecho, unido a la falta de seguridad en la forma de efectuar el pago, provoca desconfianza y rechazo en este tipo de compras. El 84% de los internautas confiesa no hacer compras a través de la red porque desconfían del sistema de pago.
Otra de las principales causas por las que el comercio electrónico no tiene el desarrollo esperado es la escasa presencia de los ordenadores personales en los hogares y el reducido acceso a Internet. De acuerdo con un estudio realizado por la consultora Ernst & Young, tan sólo el 17% de los hogares españoles cuentan con un ordenador personal y un 13% está conectado a Internet.
Miguel Pérez Subías, presidente de la Asociación de Usuarios en Internet (AUI), opina que los factores necesarios para que el comercio electrónico español funcione y crezca son dos. El primero se refiere a los usuarios. “España tiene un menor número de personas conectadas a Internet que Estados Unidos, un 23% frente al 55%. Si los posibles consumidores ni siquiera pueden acceder al mercado virtual, jamás comprarán nada”, explica. El segundo es el relativo a la oferta. “Aunque se puede comprar de todo en la red, no existe una oferta importante de productos, no se perciben ventajas”, señala Pérez Subías. “El efecto inmediato es la pérdida de lo que se llama “compra impulsiva”, es decir, la compra de aquellos productos que en principio no eran objeto de compra pero que, sin querer, hemos comprado”, específica.
Libros, discos y viajes, lo más vendido
A pesar de estos inconvenientes, productos como libros, CDs y ordenadores tienen un mercado muy importante. Para muchos constituye el “grueso” del comercio electrónico. El mejor ejemplo de ello es Amazón, paradigma de comercio electrónico dedicado a la venta de libros, CDs y ropa. Sus ventas no sólo se mantienen inmunes a la crisis, sino que han crecido un 33% respecto al año pasado.
Las características y la forma de distribución de algunos productos consigue que la comercialización “on line” sea una tentación. En este sentido, tienen ventajas los productos que se encuentran obligados a utilizar este medio, como el software y el hardware, o la compra de viajes. Otros, como las obras de arte consiguen, mostrarse en el escaparate perfecto, dada su escasa accesibilidad. Los llamados “contenidos para adultos” también encuentran en la red el soporte que más se adapta a sus necesidades. Para estos consumidores de productos relacionados con la industria del sexo, este es su medio de compra más habitual.
Juan P. Vilaplana, director de tecnología de PwC, recuerda que en Internet se puede vender cualquier producto, pero con matices. “Si vender es sólo recibir un pedido a través de Internet basado en la presentación de un catálogo de productos, entonces sí se podría vender cualquier producto. Pero si vender implica la presentación de un catálogo de productos, la capacidad de selección y diseño personalizado y la opción de multicompras, incluyendo regalos y promociones, con la gestión de la entrega en el tiempo fijado, es obvio que no se puede vender cualquier producto”, explica el experto.
Legislación sobre el comercio electrónico
En numerosas ocasiones, cuando se toma la decisión de comprar por Internet las dudas y temores se multiplican. “¿Estaré haciendo una compra sin darme cuenta? ¿Si el producto no llega o no es lo esperado, estoy protegido por alguna ley?”
Por el momento, el comercio por Internet está sujeto a las mismas normas que se aplican para las restantes ventas a distancia. La Ley de Ordenación de Comercio Minorista 7/1996 establece el régimen jurídico general de este tipo de comercio y muestra el reglamento que regula las ventas especiales y las actividades de promoción comercial.
Esta regulación forma parte de la nueva Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico (LSSI), en vigor desde el pasado 12 de octubre. Los derechos de los compradores “on line”, del transporte de productos y del cumplimiento de ofertas y promociones quedan regulados en esta Ley.
A pesar de su reciente puesta en vigor, desde el primer momento ha sido objeto de numerosas críticas. Diferentes organismos como la Cámara de Comercio Internacional alertan sobre la regulación de esta ley al considerarla “un freno innecesario para del e-commerce”.
Por su parte, Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, estima que la LSSI es una buena ley. “Era necesaria, aunque necesita desarrollarse en muchos aspectos”, juzga. Ante estas críticas, el Gobierno se defiende y explica que esta Ley impulsa el comercio electrónico. “La ley no impone restricciones innecesarias a la prestación de servicios. Las obligaciones que se imponen a las empresas son mínimas”, declaran.
Consejos para comprar en Internet
Más allá de la importancia de que este comercio se regule de una manera correcta o no, conviene adquirir determinadas costumbres en la compra “on line”.
- Comprobar que la tienda se identifique con nombre y dirección.
- Elegir establecimientos en los que sus datos “viajen” bajo un protocolo de seguridad.
- Si es posible, se debe elegir el pago contra reembolso. En caso de pagar con tarjeta, es aconsejable disponer de otra tarjeta para comprar a través de la red. Siempre que se devuelva un producto, la empresa debe remitir el importe completo, incluido los gastos de envío.
- En cuanto se reciba en producto hay que verificar que se corresponde con el contenido.
- En el supuesto de que en los extractos de la tarjeta que se ha utilizado para pagar aparece un gasto que no se ha realizado, es necesario telefonear urgentemente al emisor de la tarjeta. Si ellos no pueden demostrar que es el propio titular el que ha realizado la compra, están obligados a devolverle el dinero.