El 15 de marzo se celebra el Día Mundial de los Derechos del Consumidor, una jornada que, este año, hace foco en los productos inteligentes que se conectan a Internet. Teléfonos móviles, pulseras de actividad, electrodomésticos, televisores… Se calcula que, en la actualidad, hay más de 23.000 millones de artículos de este tipo que forman parte de nuestra vida cotidiana y se prevé que la cantidad aumentará. Una presencia que, sin duda, es muy útil (ya que ofrece muchos servicios prácticos), pero que también entraña sus riesgos, puesto que los productos inteligentes están conectados a la Red y reciben, recopilan y envían datos. Y esto, mal gestionado, puede suponer un problema.
Imagen: FitNishMedia
Nuestra conexión a Internet mejora y se extiende con el paso de los años y el avance de las nuevas tecnologías. Cada vez hay más productos que se conectan a la Red de manera predeterminada. A los smartwatches, televisores inteligentes y teléfonos móviles se suman ya los robots de limpieza, la iluminación del hogar, las neveras o los coches, por citar solo algunos ejemplos. Los productos inteligentes son ya una realidad habitual para millones de consumidores en todo el mundo y su aumento marcará un cambio importante en la forma en que nos relacionemos con diversos servicios y tomemos decisiones cotidianas.
La aparición de la tecnología inteligente ofrece muchas oportunidades para los consumidores: acceso a nuevos servicios, productos más sensibles, mayor comodidad y opciones. Sin embargo, desde Consumers International (la asociación internacional de consumidores) enfatizan que existen «algunas causas importantes de preocupación«, como «la falta de seguridad y privacidad» o la «falta de claridad sobre quién es responsable cuando las cosas salen mal».
En pocas palabras, el desafío consiste en aprovechar los beneficios de la nueva tecnología sin tener que comprometer nuestros derechos como consumidores.
Juguetes que no son un juego de niños
El riesgo de los objetos inteligentes se aprecia de manera clara cuando están dirigidos a los niños y los jóvenes. Un ejemplo son los llamados juguetes conectados, productos capaces de reconocer la voz o los movimientos de las personas, reaccionar a sus órdenes, responder sus preguntas (las de un muñeco interactivo o un robot programable), ver la imagen captada por sus cámaras integradas en una aplicación en el móvil (como un dron), acceder a juegos o aplicaciones de comunicación en Internet (un smartwatch o una tableta infantil), etc.
«Las funciones de los juguetes conectados pueden conllevar riesgos asociados, pues si se hace un mal uso de la información que capturan o tratan los juguetes, o si alguien fuera capaz de acceder a ella sin permiso, además de la pérdida de privacidad que supondría, se podría dañar la reputación del menor e incluso ser usada en su contra», advierten desde Internet Segura For Kids (IS4K), el Centro de Seguridad en Internet para menores de edad en España. «Debido a que algunos permiten contactar con otras personas, por ejemplo en los juegos colaborativos, se pueden producir situaciones de ciberacoso, así como la posibilidad de contactar con desconocidos, incluyendo el contacto con adultos con intenciones sexuales (grooming)», agregan.
La protección de datos es clave
Nuestra huella digital llega más lejos de lo que imaginamos. Con cada búsqueda en la Red, cada compra online, cada paso con geolocalización o cada foto hecha con el móvil, enviamos infinidad de datos. Datos que van desde contraseñas hasta preferencias y que pueden ser mal utilizados. Por ello, es muy importante ser cautos y tomar algunas medidas básicas de precaución, como las que señalan los expertos de SophiaDigital:
- Vigilar (y reforzar) nuestra conexión wifi. Y ser muy cautelosos si nos conectamos a otras redes, sobre todo si son públicas.
- Tener cuidado con la información que se comparte por correo electrónico (la que se envía y la que se recibe).
- Reforzar las contraseñas mediante la utilización de mayúsculas, minúsculas y números y huyendo, también, de palabras o fechas obvias.
- Proteger el acceso a los teléfonos móviles con claves, patrones biométricos y aplicaciones antirrobo.
Derechos del consumidor en tiempos de inteligencia artificial
Para la organización Consumers International, este día es el mejor escenario para plantear las siguientes reivindicaciones:
- 1. Los consumidores deben tener acceso a una conexión a Internet de alta velocidad y alta calidad a precios razonables para que puedan aprovechar las oportunidades que brinda la tecnología del llamado «Internet de las Cosas».
- 2. Los productos conectados deben venderse con seguridad básica como norma estándar y las actualizaciones deben proporcionarse durante un periodo razonable después de la venta, para que los piratas informáticos no puedan acceder a los datos de los consumidores ni alterar la funcionalidad del producto.
- 3. La privacidad y los derechos de protección de datos de los consumidores deben protegerse y respetarse adecuadamente para hacer frente a posibles daños, como prácticas discriminatorias, mercadeo invasivo, pérdida de privacidad y violaciones de seguridad.
- 4. Los productos conectados deben cumplir con los estándares de dispositivos y software compatibles para evitar los efectos de bloqueo y permitir que los consumidores puedan comparar y cambiar de proveedor con facilidad.